El científico Peter Higgs, al que todos recordaremos como “el padre del Bosón de Higgs”, ha fallecido a los 94 años «el lunes (8 de abril de 2024), en su domicilio y tras una corta enfermedad», según un comunicado de la Universidad de Edimburgo.
El Premio Nobel deja un grandísimo legado tras su marcha, pues su trabajo derivó en el descubrimiento de uno de los elementos científicos más importantes de la historia: la partícula subatómica bautizada como “la partícula de Dios”.
La ciencia siempre ha intentado encontrar el significado de la vida y de la materia del Universo, de todas sus estrellas y planetas. Una tarea ardua que avanzó a pasos agigantados tras el descubrimiento de Higgs en 2012.
Además, fue reconocido con el Premio Nobel de Física en el año 2013, “por el descubrimiento teórico de un mecanismo que contribuye a nuestra comprensión del origen de la masa de las partículas subatómicas”. Teoría que se confirmó con el gran colisionador de hadrones del CERN.
Coincidiendo con su fallecimiento, queremos recordar un momento peculiar y que rodea al Bosón de Higgs. Nos referimos al día en el que, el también científico, Stephen Hawking, perdió una apuesta por culpa del descubrimiento de Peter Higgs.
La puesta que perdió Stephen Hawking por el Bosón de Higgs
«La física sería mucho más interesante si no se hubiera descubierto esta partícula», dijo el eminente físico Stephen Hawking cuando se enteró del descubrimiento del Bosón de Higgs, hace 12 años.
Fue el 4 de julio de 2012 cuando físicos de todo el mundo celebraban el hito conseguido por el Gran Colisionador de Hadrones (LHC) del CERN, en Ginebra: habían hallado el escurridizo Bosón de Higgs, descrito de forma teórica en 1964 y pieza clave del modelo estándar de la física.
Tal como explica a SMC Antonio Pich, Director del CPAN (Centro Nacional de Física de Partículas, Astropartículas y Nuclear), «este hallazgo tiene para la física una relevancia equiparable a la que tuvo el descubrimiento del ADN en biología o la evidencia de la estructura atómica y molecular en química. Desde el punto de vista tecnológico, supone un hito comparable a la llegada del ser humano a la Luna, pero sus repercusiones científicas son mucho más importantes».
A grandes rasgos, el Bosón de Higgs es un tipo de partícula elemental que explicaría cómo se origina la masa de todas las partículas del Universo. Las partículas no tienen masa propia, la obtienen al interactuar con ese campo. Cuanto más fuerte sea la interacción, más pesada acabará siendo la partícula.
el premio nobel que costó 100 dólares
Con su descubrimiento en el LHC se confirmaron las teorías de Peter Higgs, el físico de la Universidad de Edimburgo que da nombre a esta partícula elemental, y Stephen Hawking perdió los cien dólares de la apuesta que hizo a que el descubrimiento del Bosón nunca se produciría.
«El premio Nobel me costó cien dólares», recordó Hawking en referencia a la concesión de este gran reconocimiento para Higgs.
Ya en 2008, Peter Higgs, expresaba su convencimiento de que su colega Stephen Hawking se equivocaba al considerar que el Bosón no existía. Lo achacaba, en declaraciones a ‘The Times’, a un error en los cálculos del autor de ‘Breve historia del tiempo’.
Dos años después de su descubrimiento, Stephen Hawking mantenía su ojeriza respecto a esta partícula y, en el prefacio al libro ‘Starmus. 50 años del hombre en el espacio’,advertía que el Bosón de Higgs podría ser tan inestable como para llevar al espacio y el tiempo al colapso y, por tanto, causar la destrucción del Universo.
Hawking aseguraba que podía «llegar a ser metaestable a energías superiores a 100.000 millones de gigaelectronvoltios». Según el genial físico, «si se dirige hacia la partícula la energía suficiente podría provocar que el espacio y el tiempo colapsasen por completo. Y no lo veríamos venir».
el error de Stephen Hawking
Sin embargo, y para tranquilidad de todos, Hawking añadía entonces que la probabilidad de un suceso así es muy baja: «Un acelerador de partículas que alcanzase esa energía sería mayor que la Tierra, y es improbable que se construya en la actual coyuntura económica».
Esta inquina de Hawking con el Bosón de Higgs recuerda al recelo que manifestó Einstein frente a los descubrimiento de la física cuántica que, experimento a experimento, ha ido confirmando sus postulados. Lo cual viene a demostrar que hasta las mentes más brillantes pueden equivocarse.