En 1905, el escritor y político conservador Antonio Ledesma Hernández resucitó a Don Quijote en La Nueva Salida del Valeroso Caballero D. Quijote de la Mancha, que subtituló como Tercera parte de la obra de Cervantes. En el libro, el personaje arremete contra postes de telégrafo, como hoy lo hacen algunos conspiranoicos contra las torres 5G.
tal como señala en The Conversation Jose R. Valles Calatrava, Catedrático de Teoría de la Literatura en Universidad de Almería, trata de proponer un nuevo camino político y un nuevo sentido histórico nacional volviendo la vista al pasado “frente al discurso contemporáneo de la Restauración española, europeísta y de apertura”.
En esta obra, Don Quijote despierta después de pasar 300 años en estado cataléptico tras beber el bálsamo de Fierabrás. Ledesma plantea una propuesta conservadora para salir de la enorme crisis espiritual y política acaecida tras la derrota y pérdida de las últimas colonias en la guerra contra Estados Unidos. En el libro,5G, DON QUIJOTE y el desasosiego de lo nuevo
Frente al desasosiego que causa la incertidumbre de lo nuevo y la aceleración del tiempo que impulsan los relojes digitales de nuestros smartphones, siempre surgen personajes que buscan refugio en la quietud del pasado, en los cementerios que abren sus puertas en los rincones oscuros del progreso. Ayer fue Ledesma y su Don Quijote y, hoy, salvando distancias siderales, Miguel Bosé y sus conspiranoicos seguidores o los neoluditas que en el mundo son.
En los 22 capítulos de su libro, trufados de encuentros más o menos accidentados con las maravillas de una época que no es la suya, Don Quijote transforma a ciclistas en jinetes y convierte en molinos los postes telegráficos. En sus humorísticas aventuras se enfrenta al «Hada Electricidad» y al «Mago Vapor», es objeto de burla de los socios del “Veloz Club”.
Leamos el fragmento dedicado a su lucha contra los postes telegráficos que, por momentos, recuerda a quienes, confundidos por intereses mercantiles de algunos desaprensivos, bulos y prejuicios sin base científica, han quemado torres 5G en Europa, tratando de detener el avance de la nueva tecnología móvil, que tantas ventajas promete.
Como Sancho a Don Quijote, frente a la demencial atracción por el abismo de lo que fue, nosotros decimos a quienes luchan contra el progreso que cabalga a lomos de la innovación representado por el 5G, “¿Qué ha hecho Usía, mi Señor? Apartémonos de esos gigantes difuntos, que ya oirá hablar Usía de ellos y los verá otra vez en pie, apenas se note que no corre la electricidad por sus hilos rotos”.
Y que viva el 5G, apostillamos nosotros, en voz queda para no provocar nuevos delirios en el caballero de la triste figura.