Dos acontecimientos de nuestra historia reciente han sentado posiciones sobre la energía nuclear. Los accidentes de Chernóbil en 1986 y de Fukushima I en 2011 han hecho que este tipo de generación de energía sea desprestigiada e incluso perseguida. Muchos países, incluido España, han anunciado el cierre paulatino de sus centrales. ¿Tiene sentido frente a fenómenos como el cambio climático?
¿Es viable cerrar las centrales sin emitir más CO2? ¿Por qué, si la generación hidroeléctrica produce un 1450% más de muertes que la nuclear (el carbón un 7136% más) seguimos mirando a esta con recelo? Para hablarnos de ello, y desde el anonimato, contamos con @OperadorNuclear, ingeniero con licencia de supervisor en una central nuclear.
– ¿Por qué tememos la energía nuclear de fisión? (La de fusión es la del Sol).
La energía nuclear tuvo un origen militar. El proyecto Manhattan, desarrollado por Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial, terminó con el lanzamiento de dos bombas atómicas en las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, causando miles de muertes y demostrando a todo el mundo el poder del átomo.
Pronto se empezaron a construir las primeras centrales nucleares y la energía nuclear civil comenzó a separarse de la militar, aunque la carrera armamentística y los ensayos nucleares durante varias décadas no hicieron sino aumentar el temor a esta energía. Es indudable que los accidentes nucleares, especialmente Chernobyl y Fukushima, han contribuido al miedo a todo lo nuclear, a pesar de tener unas repercusiones muy inferiores a lo percibido por la mayoría de las personas.
“El miedo a lo desconocido suele amplificar y distorsionar la percepción”
El interés de otros sectores, especialmente el petrolero, la presión de los grupos ecologistas, el desconocimiento de su fundamento y la utilización ideológica de la energía nuclear también son factores fundamentales para fomentar el miedo.
– Fallecen casi el doble de personas al producir un TWh con energía solar que con energía nuclear. ¿Por qué hay este desfase entre la realidad y la percepción social?
El miedo a lo desconocido suele amplificar y distorsionar la percepción. En el caso de la energía nuclear, el miedo está erróneamente relacionado con el armamento nuclear y con su poder letal de destrucción, contribuyendo a la generación de mitos y fobias.
Como la falsa creencia de que una central nuclear puede explotar como una bomba atómica. Un hecho que es físicamente imposible por varios motivos donde el más simple es el enriquecimiento: un reactor utiliza un 2-5% de uranio-235, mientras que una bomba atómica necesita un 90%.
“La energía nuclear es la fuente energética que ha causado menos muertes por unidad de energía generada”
Los datos objetivos no conocen el miedo y demuestran que la energía nuclear es la fuente energética que ha causado menos muertes por unidad de energía generada, incluyendo los accidentes.
Pocos sectores de nuestra sociedad, salvo la aeronáutica, tienen un mayor nivel de regulación, supervisión y preparación de sus profesionales. Eso redunda en una bajísima siniestralidad laboral, premiada con frecuencia, en las centrales nucleares.
La comparación con otras energías en número de muertes por unidad de energía generada arroja resultados evidentes respecto a los combustibles fósiles por la emisión de polución al atmósfera. Pero quizás sorprenda frente a las renovables. La hidroeléctrica ha sufrido grandes catástrofes durante la historia y la solar y eólica tienen más accidentes laborales que la nuclear.
“Sin seguridad, no hay negocio”
– Muchos tenemos miedo de que se repita un Chernobyl en España. ¿Es cierto? ¿Puede ocurrir? ¿O es un miedo infundado?
Es virtualmente imposible que se produzca un accidente similar a Chernobyl en España. Tanto por sus causas como por sus consecuencias. Comenzando por un diseño del reactor RBMK con un objetivo militar (para generar plutonio para armamento), que condicionó una serie de factores, como el coeficiente de vacío positivo (una de las causas del accidente) o la carencia de edificio de contención (una de las causas de las emisiones radiactivas).
Los reactores españoles se diseñaron exclusivamente para producir electricidad dando a la seguridad una prioridad absoluta. Por ello, el coeficiente de vacío es negativo y todos disponen de edificios de contención capaces de resistir accidentes internos y agresiones externas. Una frase habitual del sector nuclear en nuestros encuentros dice que “sin seguridad, no hay negocio”.
– Quizá se deba al desconocimiento generalizado. En el ideario colectivo los residuos nucleares son verdes e irradian luz.
Efectivamente, el desconocimiento es la clave. La medicina nuclear afortunadamente tiene mejor imagen que la energía nuclear de generación de electricidad, quizás porque la asociamos con la mejora de nuestra salud. Sin embargo, los riesgos de la medicina nuclear son muy similares (no colectivos, pero sí personales) a la energía nuclear.
La prueba es que comparten exactamente la misma regulación, contemplada en el ‘Reglamento sobre proteccio?n sanitaria contra radiaciones ionizantes’. La conclusión no es que debamos temer a la medicina nuclear, sino manejarla con seguridad. Como se hace. Y confiar en que los profesionales que trabajamos en las centrales nucleares tenemos una gran preparación, un enorme control administrativo y valoramos nuestras vidas tanto como el resto de los ciudadanos.
“Los profesionales que trabajamos en las centrales nucleares tenemos una gran preparación”
El cine y las televisión también han realizado un papel desinformador sobre la energía nuclear, contribuyendo a muchos de los mitos con los que convivimos. Como los residuos nucleares de color verde o los peces de tres ojos alrededor de las centrales nucleares, tan conocidos que hasta la organización Ecologistas en Acción en 2002 denunció la existencia de un pez de tres ojos en la proximidad de la central de Garoña. Días más tarde tuvo que reconocer que habían mentido para ganar notoriedad.
– Los residuos se guardan en cavidades subterráneas. ¿Qué pasa si se estas se agrietan? ¿No podrían contaminar el entorno, como los acuíferos?
Los residuos de alta actividad, fundamentalmente combustible nuclear usado, se almacenan inicialmente en las piscinas de las propias centrales nucleares. Allí se refrigeran durante al menos cinco años antes de almacenarse en seco en contenedores blindados y con refrigeración natural de aire, sin necesidad de alimentación eléctrica. Estos contenedores tienen capacidad para resistir al menos durante 100 años.
– ¿Y qué se hace con estos residuos?
La gestión del combustible usado tiene dos ciclos posibles: el ciclo abierto y el cerrado.
El primero terminaría en un almacén geológico profundo, de al menos 500 metros. Se eligen lugares con una enorme estabilidad geológica, es decir, que han permanecido estables durante millones de años. Cuando en realidad necesitamos unos 10.000 años, que es una cifra enorme en términos de una vida humana pero muy pequeña en términos geológicos.
“Los reactores de IV Generación podrán extraer más del 97% de la energía del combustible”
La segunda opción es el reciclaje de los residuos. Los reactores nucleares actuales extraen el 5% de la energía del combustible (por eso sigue siendo radiactivo durante miles de años), pero los reactores de IV Generación, actualmente en desarrollo y uno de los en funcionamiento (el BN-800 ruso) podrán extraer más del 97% de la energía del combustible nuevo y usado.
– Pero hay ONGs y asociaciones ambientalistas que denuncian la nuclear. Viendo esto, ¿en qué datos se basan y por qué hacen campañas en contra?
Las organizaciones ecologistas, lideradas por Greenpeace, iniciaron su lucha contra la energía nuclear durante las pruebas de bombas atómicas en los años 70 del siglo pasado. Pronto estas organizaciones extendieron su lucha hacia la energía nuclear de producción eléctrica.
Existen diversas opiniones sobre los motivos de estas organizaciones antinucleares: desde la financiación por parte de otros sectores energéticos, como las petroleras, hasta intereses políticos y electoralistas. Mi opinión es que han encontrado un enemigo muy fácil de demonizar que les permite convertir su oposición en su forma de vida.
“Su argumentario carece de base científica y se fundamenta en el miedo a los accidentes y a los residuos radiactivos”
Durante mi constante debate con estas organizaciones he podido comprobar que su argumentario carece de base científica y se fundamenta en el miedo a los accidentes y a los residuos radiactivos.
– Vale, no son tan peligrosas como pensábamos pero, ¿de verdad las necesitamos pudiendo generar energía por otros medios renovables?
Es habitual que las personas que desconocen los fundamentos de la ingeniería confundan energía primaria con energía eléctrica, ignorando que el proceso de conversión tiene muchas limitaciones. La energía primaria es aquella que encontramos en la naturaleza sin necesidad de conversión, como el sol, el viento, el agua, las mareas, el petróleo o el uranio.
Sin embargo, estas energías primarias necesitan un proceso tecnológico para convertirse en electricidad. Que tiene, como digo, limitaciones y procesos de desarrollo. Tener mucho sol no garantiza disponer de él por las noches o tener demasiado viento no siempre es adecuado para los aerogeneradores.
Las energías renovables, salvo la hidráulica en países con grandes reservas, son variables o intermitentes. Es decir, no siempre podemos disponer de ellas. Por la noche no tenemos sol y el viento no siempre es suficiente o adecuado. Se podría argumentar que una combinación de todas las renovables podría garantizar el suministro, pero un análisis de la generación eléctrica demuestra que es muy frecuente la ausencia de todas o gran parte de estas tecnologías. Como algunas noches de invierno con poco viento y un alto consumo eléctrico.
La conclusión es que las renovables son necesarias pero deben tener el respaldo de una energía baja en emisiones, que con la tecnología actual solo puede ser la nuclear.
– ¿Cómo ves el futuro de la fisión? ¿Ayudará a paliar el cambio climático o la abandonaremos como fuente de energía?
Es habitual confundir la transición energética con la transición hacia las energías renovables. La prioridad absoluta del planeta debe ser reducir las emisiones de gases de efecto invernadero para frenar o al menos limitar las consecuencias del cambio climático. Para ello es absolutamente esencial reducir nuestro consumo de combustibles fósiles, tanto en la generación eléctrica como en calefacción y en el transporte.
Las energías renovables son esenciales en esta transición, pero tienen todavía la gran limitación de su intermitencia. Muchos países son conscientes de que junto a las renovables necesitan energía nuclear, como China, India, Canadá, Suecia, Emiratos Árabes, Arabia Saudí, Rusia y un largo etcétera. Creo firmemente que necesitamos la fisión nuclear durante gran parte de este siglo para completar la transición energética.
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Imágenes | Toni Rodrigo, International Mining Investment Conference, iStock/Marlee90,