Javier Armentia es director del Planetario de Pamplona y uno de los grandes azotes de las pseudociencias. Este astrofísico se ha impuesto la misión de hacer accesibles los avances científicos al común de los mortales y, para ello, utiliza todos los medios a su alcance. Sus frecuentes colaboraciones en prensa, radio y televisión contribuyen a destapar supercherías y a acercar la ciencia a la ciudadanía, en un país muy necesitado de ello.
En 2017 puso en marcha el blog «Ciencia LGTBIQ: Buscando referentes para una nueva sociedad» desde el que quiere visibilizar las relaciones entre las ciencias y el mundo LGTBIQA+. Ahora está impulsando PRISMA, una asociación para la diversidad afectivo-sexual y de género en ciencia, tecnología e innovación. ¿Gay y científico? Vamos a ver con él cómo se llevan ambas condiciones en España.
– Tu blog Ciencia LGTBIQ, nació hace poco más de 2 años con el objetivo de visibilizar a científicos que pertenecen al colectivo. ¿Por qué crees que aún es necesario poner el acento en la sexualidad a la hora de hablar sobre las contribuciones científicas de estas personas?
En primer lugar, se trata de ayudar a la gente a entender que la diversidad afectivo-sexual es parte de la vida de las personas, y que la gente de ciencias es “normal” en ese sentido también. Además se ha comprobado que la existencia de referentes es fundamental en personas que pertenecen a colectivos minoritarios, porque les reafirman.
Por ejemplo, diversos estudios muestran que los adolescentes LGTBIQA+ suelen elegir menos los estudios de ciencia, matemáticas o ingenierías, en parte por miedo al rechazo o por no sentirse incluídos. Estudios sobre la situación de las personas LGTBIQA+ en ciencia muestran que un porcentaje importante (en torno al 40%) no expresan libremente su condición en los centros de trabajo, y más de un 20% ha considerado dejar la carrera precisamente por esta situación.
Quizá seguimos asociando a la ciencia (o a cierta ciencia) con un estereotipo masculino y desde luego cishetero, en cierto modo no demasiado diferente al del fútbol masculino a este respecto de la diversidad.
Personas LGTBIQA+ y mujeres en ciencia
– ¿Sigue siendo en ámbito científico un heteroterritorio?
Sin duda, aunque no de la misma manera. En el estudio “Queer in STEM” realizado en EEUU se veía que en áreas de investigación más paritarias hay una mayor inclusión y diversidad, mientras que en los ámbitos todavía más masculinizados, es donde se producen mayores situaciones incómodas (por decirlo de manera suave) para las personas LGTBIQA+.
He apuntado en algunos foros que quizá seguimos asociando a la ciencia (o a cierta ciencia) con un estereotipo masculino y desde luego cishetero, en cierto modo no demasiado diferente al del fútbol masculino a este respecto de la diversidad. Creo que algo de eso hay.
– Los estereotipos y faltas de referentes son algunas de las razones que parecen reducir las vocaciones STEM en mujeres. ¿Sucede igual con el colectivo LGTBIQA+?
En un fenómeno análogo y que se ha comprobado también en colectivos minorizados (o en aspectos étnicos, socioeconómicos) en diversos ámbitos laborales y desde luego en la ciencia, la tecnología y la innovación. Es hora de reclamar una interseccionalidad en las estrategias inclusivas, que aborden la igualdad y la inclusión de forma amplia, y atendiendo a la realidad existente. Allí donde se desarrollan programas con esta mirada hay más probabilidades de crear ambientes de trabajo y convivencia amables para todas las personas.
Y no cuesta tanto implementarlo. Por ejemplo, casi todas las sociedades científicas en EEUU o en Reino Unido dedican un tiempo y parte de su organización a promover prácticas inclusivas también en los temas de diversidad afectivo-sexual. Ese es el camino.
La mirada de la ciencia se enriquece cuando incluimos a todas las personas.
– ¿Cuál crees que es el momento actual en el que se encuentra el colectivo LGTBIQA+ en cuanto a percepción social?
Creo que debemos mantener una mirada optimista, pero sin dejar de ser críticas y seguir denunciando una realidad que es injusta. En nuestro país se presenta ahora una asociación, PRISMA, la asociación para la diversidad afectivo-sexual y de género en ciencia, tecnología e innovación (www.prismaciencia.org) que hemos formado personas de diversos ámbitos que sentíamos que era el momento para incorporar en la ciencia este debate y las reivindicaciones.
Nos sumamos a una lucha que en los últimos años ha permitido entender que la mirada de la ciencia se enriquece cuando incluímos a todas las personas. La fuerza del movimiento del 8M, de las actividades de igualdad de la mujer en el mundo de la ciencia, son agentes de un cambio que debemos ampliar.
Siempre han existido posicionamientos y políticas lgtbfóbicas. Pero ahora tienen una mayor amplificación en la sociedad y además son amparados por partidos y organizaciones sociales que antes nunca lo habrían hecho.
En el otro lado de la balanza, el mundo de las redes y la realidad de las políticas populistas de ultraderecha muestra que este camino no se da sin contestación e insulto desde los sectores más fundamentalistas, y que necesitamos afianzar los progresos sociales de la inclusión de la diversidad.
vuelta a la caverna
– ¿Te esperabas a que a estas alturas de siglo se volviera a poner en cuestión la pertinencia de una movilización reivindicativa como el Orgullo en Madrid?
No se ha dejado de poner en cuestión nunca: siempre han existido posicionamientos y políticas lgtbfóbicas. Pero ahora tienen una mayor amplificación en la sociedad y además son amparados por partidos y organizaciones sociales que antes nunca lo habrían hecho, aunque sólo fuera porque sentían que era de mala educación. Ahora no, el problema es que están muy crecidos, los corifeos en las redes les jalean y esto no puede ser bueno. Hay que recordarles que vuelvan a la caverna, que la calle dejó de ser suya, pero sobre todo no podemos permitir que propicien un retroceso en derechos sociales que tanto bien ha propiciado.
– ¿Qué opinas, como científico, de las “terapias” de reconversión o reasignación?
Son pura pseudociencia. Y una práctica peligrosa asociada con suicidios y problemas serios de salud para las personas que caen en esas redes fundamentalistas. El problema es que no solamente se tolera ese mercado que vive del miedo y la ignorancia de algunas familias, sino que además se ampara por organizaciones con tantos privilegios y poder como la Iglesia.
Pero es cierto que aún hay mucho que recorrer. Pensemos que la OMS no eliminó la incongruencia de género de las enfermedades mentales hasta ¡el año pasado!. Aunque hay un posicionamiento claro de las sociedades científicas acerca de estas terapias, todavía tendremos que seguir denunciando a estos criminales.
El populismo desinformado, el mensaje extremista y desde luego un marketing pensado para aprovecharse de la ingenuidad, se difunden muy bien en este mundo conectado en que vivimos.
– Por último, y hablando de pseudociencias, ¿por qué crees que calan entre la población? ¿Qué estamos haciendo mal como sociedad para que aún encuentren eco supercherías que ponen en riesgo la salud de la población o incluso el futuro del planeta?
El populismo desinformado, el mensaje extremista y desde luego un marketing pensado para aprovecharse de la ingenuidad, se difunden muy bien en este mundo conectado en que vivimos. Las redes sociales, de hecho, permiten que las mentiras (a menudo las que tienen afirmaciones extraordinarias o sorprendentes) viajen más y más rápidamente, de manera que el mensaje de las pseudociencias tiene un campo de cultivo muy fértil.
Solamente con información de calidad y favoreciendo un pensamiento crítico que necesariamente es más sosegado y menos de relumbrón podemos armarnos y evitar que se propaguen. Pero hace falta voluntad y gente crítica, gente informada y gente concienciada de que la lucha merece la pena. Es decir: activismo racional. En muchos ámbitos pasa lo mismo, y por eso defender un activismo LGTBIQA+ en ciencia tiene también esa virtud de defendernos contra la sinrazón.
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