El autismo es un trastorno neurobiológico que se manifiesta en los primeros años de vida y que acompaña a la persona durante toda su existencia. Los síntomas más claros del llamado Trastorno del Espectro Autista (TEA) son las dificultades para comunicarse con los demás e interactuar. También son características de las personas con autismo la repetición de patrones de conducta, la falta de interés por los demás o incluso la imposibilidad de establecer contacto visual con el interlocutor.
No hay datos incontestables sobre la población autista en España, aunque los expertos dicen que se trata de un trastorno que cada vez se detecta y trata más. Según datos de Ministerio de Sanidad correspondientes a 2015, 1 de cada 150 niños que nacen en España están afectados por TEA, y en total había ese año unas 350.000 personas diagnosticadas en este país.
La interacción con animales ha demostrado ser una excelente herramienta para los niños y personas mayores con autismo, ya que gracias a ellos pueden mejorar su comunicación con el exterior y paliar estos problemas. Al ser más básica y carecer de dobles sentidos su relación con los perros, por ejemplo, los afectados por TEA se sienten más cómodos y se abren más.
Sin embargo, la fobia o el miedo que tienen algunos pequeños a estos animales dificulta su avance social. Los niños autistas tienen problemas para controlar el estrés que les provoca esta aversión y ello da lugar a un descontrol emocional y físico. Sin embargo, la tecnología, y en concreto la realidad virtual, puede ayudarles a vencer la llamada cinofobia o aversión a los caninos.
U-tad, institución orientada a formar en realidad virtual, ingeniería de software, animación, videojuegos o diseño digital, ha colaborado con la Asociación Pauta, que ayuda a las personas con autismo y a sus familias a mejorar su calidad de vida, en el proyecto Lancelot. Esta iniciativa ha sido respaldada por la Fundación Orange, que realiza proyectos enmarcados en el ámbito de la educación digital, haciendo hincapié en colectivos en riesgo de exclusión, especialmente en jóvenes y mujeres en situación de vulnerabilidad.
¿Qué es Lancelot?
En realidad, Lancelot es una herramienta que se compone de una aplicación de realidad virtual móvil que se ejecuta en gafas VR de Samsung y que recrea un entorno con perros virtuales. Asimismo, una interfaz de ordenador permite a un psicólogo ver el estado del paciente en todo momento y controlar lo que sucede en el mundo virtual.
Para ello, el paciente lleva encima un smartwatch desde el que da feedback al especialista sobre su pulso cardiaco, la conductividad de la piel y su temperatura corporal. “Esta información no sólo permite al psicólogo conocer en tiempo real el estado del usuario, sino que además permite que el mundo inmersivo se adapte automáticamente [gracias a un desarrollo de inteligencia artificial] en función de dichos parámetros”, explica la directora del proyecto, Laura Raya, profesora de la U-tad.
A través de varias razas de perros, diferentes tamaños, distintos escenarios y un rango variado de estímulos de estrés, el niño o el adulto con autismo va superando poco a poco sus miedos. “Con Lancelot queremos cumplir dos objetivos: por un lado, permitir superar poco a poco y con un especialista la fobia a los perros a través de una terapia incremental de exposición a fobias, graduando paulatinamente el tipo de perro y el entorno de relación donde se encuentra el usuario. Por otro lado, a través de la superación de la fobia, permitir poco a poco al paciente un control del estrés de manera autónoma”, subraya la profesora de U-tad.
Primeras pruebas
Hasta el momento, Lancelot ha sido probado por una psicóloga experta en el tratamiento del TEA y con un niño con autismo, y el resultado ha sido muy positivo. Sin embargo, como avanza Laura Raya, en la agenda de los promotores del proyecto está el realizar más pruebas en la Asociación Pauta, cuyas instalaciones acogen habitualmente terapias de interacción con perros.
No es la primera vez que Laura Raya y la U-tad se embarcan en un proyecto de este tipo. Anteriormente llevaron a cabo el proyecto CicerOn, destinado en este caso a personas con Asperger y donde también contaron con la ayuda de especialistas, concretamente de la Asociación Asperger Madrid, que fueron evaluando y guiando las acciones de los alumnos de postgrado del centro universitario.
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