Los drones están cambiando la operativa en muchas áreas de actividad, y van a seguir haciéndolo en el futuro. Policías, militares, agricultores, ingenieros, equipos de rescate, bomberos, guardabosques, topógrafos… Son muchos los que ya se ayudan de estos aparatos que surcan por cientos nuestros cielos. Sin embargo, conviene saber dónde y cómo puedes usar un dron.
En España se han multiplicado en los últimos años el número de pilotos de dron registrados en la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA). Según los últimos datos, son alrededor de 5.000 operadores profesionales. Y el mismo número de aparatos están vinculados a unas 3.500 empresas.
Una industria al alza
Además, las perspectivas de este sector son muy buenas. Según las previsiones del Gobierno, en una década habrá más de 50.000 aparatos profesionales y el sector moverá más de 1.200 millones de euros al año. En Europa, estas cifras se elevarán a 10.000 millones de euros anuales y 100.000 puestos de trabajo.
Además de los drones profesionales, también existen miles de aparatos pequeños de uso particular que no tienen tantas restricciones, pero que también están limitados por cuestiones de seguridad aérea. En este post te vamos a contar los principales puntos a tener en cuenta si quieres volar un dron de cualquier tipo en España.
Lo primero es conocer la ley. El texto que regula el uso de drones, tanto recreativos como profesionales, es el Real Decreto 1036/2017, de 15 de diciembre. Leerse detenidamente el mismo es inexcusable.
Las obligaciones de los profesionales
La primera duda que se suele tener es la de si se necesita licencia para volar un dron. Hay que decir que la licencia es obligatoria siempre y cuando se haga un uso profesional. También hace falta un certificado médico que acredite que el piloto no sufre ningún problema de salud que le impida manejar la aeronave.
Para poder vivir de volar drones, es necesario también estar dado de alta en la AESA como operador, contar con un título de piloto y haber realizado un estudio de seguridad genérico o específico que se pueda presentar ante la agencia.
El vuelo en zonas urbanas y sobre personas está permitido a aparatos que no pasen de los diez kilos. Además, en el caso de operar en ciudad, el despegue debe realizarse a la vista del piloto y a más de 50 metros de edificios y personas. Asimismo, las zonas de despegue deben estar acotada por la autoridad competente.
La ley también establece que el dron profesional debe disponer de un dispositivo de reducción del impacto, lo que normalmente consiste en un paracaídas, aunque existen otros sistemas para amortiguar la caída.
En el caso de los drones profesionales que pueden ser perdidos de vista por el piloto, las aeronaves no podrán exceder los dos kilos de peso y deberán tener medios para detectar a otros aparatos en vuelo. Para hacer estos vuelos sin contacto visual, el piloto o la empresa que lo contrata también pueden ayudarse de observadores acreditados y con formación especializada que se mantengan en contacto permanente por radio.
¿Dónde puedo usar mi dron de recreo?
En caso de que el aparato se destine a un uso lúdico o recreativo, como hacer tomas a vista de pájaro del paisaje, la licencia no es necesaria. Sin embargo, y como decíamos antes, conviene que incluso el piloto aficionado conozca la ley.
Al fin y al cabo, existen zonas prohibidas donde los peligros son grandes, como los alrededores de los aeropuertos. Hay que recordar que el aparato más minúsculo puede causar una catástrofe si, por ejemplo, se introduce en la turbina de un avión.
Precisamente, para los vuelos recreativos, la ley prohíbe el uso de dron si hay un aeródromo a menos de ocho kilómetros de distancia. Tampoco se puede volar un aparato doméstico dentro de un espacio aéreo controlado. Además, el dron deberá permanecer siempre dentro del alcance visual del piloto y no elevarse más de 120 metros desde el suelo.
Los vuelos nocturnos están permitidos para drones con un peso inferior a dos kilos y con una altura máxima de 50 metros, aunque se recomienda que sean de día y con buenas condiciones meteorológicas. En una ciudad o sobre aglomeraciones de personas solo se permite el vuelo a una altura máxima de 20 metros y con drones que no pesen más de 250 gramos.
De esta forma se pretenden evitar los problemas que podría tener la caída de aparatos más pesados. Por último, un seguro de responsabilidad civil no es obligatorio para todos los drones, pero sí recomendable.
El sector del dron está a la espera de una normativa de la Unión Europea que armonice su uso en todo el continente. A falta de los detalles, sí se sabe que esta directiva impondrá la matriculación de cada aparato, así como una identificación para cada piloto. En cualquier caso, ahora todos los drones, incluidos los recreativos, están obligados a llevar una placa identificativa con información del fabricante, el modelo, el número de serie, el nombre del operador y los datos de contacto con el mismo.
Multas de hasta 225.000 euros
Las denuncias más habituales en el mundo de los drones tienen que ver con la intimidad y el honor de las personas. No se puede sobrevolar una casa y tomar fotos de sus dueños y publicarlas. Además, en caso de que el dron se caiga y ocasione un accidente, habrá daños a reparar.
Las sanciones por el incumplimiento de la ley que regula este sector (recordemos: el Real Decreto 1036/2017) van desde 60 euros, en los casos más leves, hasta 225.000 euros en los más graves. A estas cantidades habría que añadir la reparación de daños causados o las indemnizaciones, por no hablar de costas judiciales.
Los drones se han convertido en herramientas muy útiles en muchos sectores de actividad. También pueden ser de gran ayuda para los amantes de la fotografía, el vídeo o el senderismo. Pero en ningún caso debemos tomarlo como un juego de niños.
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