Estaba Pedro Sánchez desgranando las medidas tecnológicas del programa electoral del PSOE para las elecciones del 10 de noviembre, y ahí llegó la pifia y el revuelo. El discurso de Sánchez hasta ese momento era de libro, tocando todos los puntos que hoy se exigen a un político que quiera llevar a su país a la élite digital, incluida una decidida apuesta por la alfabetización tecnológica de los ciudadanos o por las redes 5G. Pero algo se torció.
Sánchez se encuentra en el papel que leía con una referencia al proyecto Escuelas Conectadas, que promete conexiones de 100 Mbps para los más de 16.000 centros de Primaria y Secundaria que reciben fondos públicos en este país. El candidato del PSOE a la Presidencia del Gobierno se lía al interpretar las siglas que vienen en su discurso escrito. Quizá por no haberlo leído antes, quizá por no haberlo repasado lo suficiente. “Redes ultrarrápidas, de 100 ‘megabips’… Será… MBPS, en escuelas”, dice Sánchez algo estupefacto, pero sin perder la sonrisa.
El desatino de Sánchez es comprensible. El mundo de la tecnología está lleno de siglas y es fácil la confusión cuando hablamos de velocidades de internet. En este post vamos aclarar unos cuantos términos a los que la industria acude para calcular las velocidades de transferencia de datos en las redes. Para saber qué contratamos en cada momento y qué podemos esperar de cada tecnología.
Megabits por segundo
Efectivamente, el Mbps al que hacía referencia Pedro Sánchez es la abreviatura de megabits por segundo, que es hoy la tasa de transferencia de datos más usada en comunicaciones y que sirve para medir la velocidad de una conexión a internet en el hogar, en el móvil o a través de una red wifi, por ejemplo. Mover un Mbps es equivalente a transmitir 1.000 kilobits o 1.000.000 de bits por segundo.
Hoy en día es habitual que nos ofrezcan velocidades de conexión a internet para el hogar de hasta 100 Mbps. Y para un móvil conectado a una red 4G, las velocidades medias de descarga de datos se sitúan entre 20 y 40 Mbps. Siempre hablamos de velocidades de descarga de la información, puesto que si somos nosotros los que intentamos subir un vídeo o unas fotos, esas cifras se reducen bastante.
No confundir Mbps con MB/s
Los Mbps también los podemos encontrar formulados como Mbit/s. Pero, ojo, lo que no es lo mismo que un MB/s o megabyte por segundo. Esta última unidad de transmisión de datos corresponde a un caudal ocho veces mayor que el del Mbps. Por eso, si nos informan de que nuestra conexión de fibra tiene 12,5 MB/s, en realidad nos están diciendo que va a 100 Mbps, como la de los colegios ultrarrápidos de los que hablaba Sánchez en su mitin o la de cualquier hogar conectado por fibra.
Otra de las medidas muy usadas para calcular la velocidad de transferencia de información es la del Kbps, aunque cada vez está más en desuso por la mejora de las redes de telecomunicaciones. El Kbps o kilobit por segundo estuvo muy de moda cuando aparecieron los primeros módems de internet, aquellos que pitaban a toda hora y no permitían navegar y hablar por teléfono al mismo tiempo.
Por aquellos tiempos, en la lejana década de los noventa, eran pocos los que tenían una conexión de 56 Kbps, algo que hoy nos resulta ridículo y claramente insuficiente. Un super módem de aquella época hoy tardaría horas en bajar un película o un capítulo de ‘Juego de Tronos’.
El futuro habla en términos de Gbps y Tbps
Si en vez de mirar al pasado, pensamos en el futuro próximo, probablemente tengamos que hablar de Gbps. Un Gbps o gigabit por segundo equivale a 1.000 Mbps, es decir, 10 veces la velocidad de una buena conexión hoy de fibra óptica para el hogar. Hay que decir que las operadoras ya ofrecen conexiones que llegan a 1 Gbps, aunque todavía están lejos de ser populares. Además, las primeras pruebas que se están haciendo con tecnología 5G permiten tener esta velocidad también en los móviles. Aunque para un 5G más maduro se habla de hasta 10 Gbps de velocidad de descarga de datos.
Si miramos más a largo plazo, tendremos que pensar en el terabit por segundo o Tbps (un millón de Mbps). En ese futuro más lejano, serán posibles velocidades de bajada de datos que multiplicarán por 10.000 las actuales. Para abrir boca, un equipo de la Universidad Técnica de Dinamarca (DTU) logró hace unos años velocidades de transferencia a través de un cable de fibra óptica de 43 Tbps.
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