Los protagonistas de El escarabajo de Oro, relato escrito por Edgard Allan Poe, hallan un pergamino con una inscripción codificada que deben resolver y lo hacen siguiendo un razonamiento detallado por el autor, gran apasionado de la criptografía. Un proceso que inspiró a un joven Claude Elwood Shannon, un genio matemático que avanzó el mundo digital que hoy conocemos.
En 1839, en una muestra de su afición por la criptografía, Edgar Allan Poe hizo un llamamiento al público para que sus lectores le enviaran mensajes cifrados afirmando que podría resolverlos sin problema. Dicho y hecho: el escritor descifró todos los que recibió excepto uno que, en realidad, no albergaba código alguno.
Este interés por descifrar mensajes la trasladó a una historia de aventuras, el Escarabajo de Oro, en forma de mensaje que indicaba la localización de un tesoro escondido por un pirata. Este libro, alejado de los ambientes siniestros habituales en Poe, es la primera obra de ficción en la que aparecen este tipo de mensajes codificados.
una historia de criptografía y piratas
El relato influyó en generaciones posteriores de matemáticos y entre ellos destaca Claude Elwood Shannon quien, siendo aún un niño, quedó impactado por la lectura de la obra de Poe, tal como explicó él mismo. Curiosamente, un relato de piratas impulso una ciencia que hoy resulta clave para protegerse de los piratas de nuestros días: los hackers.
Shannon, al que debemos el concepto de “bit”, que reduce toda la información a una combinación de dos símbolos (1 y 0) abrió la puerta a su procesamiento más eficiente por las máquinas. De esta manera, inspirado por Poe y por la lógica Booleana, avanzó en los años 40 el mundo digitalizado de hoy.
El “cerebro” de la tecnología que utilizamos, desde nuestro smartphone u ordenador, hasta Spotify, Facebook o Google funciona, en esencia, gracias a la trasmisión de largas combinaciones de unos y ceros.
Shannon, padre de la teoría de la información, contribuyó asimismo al campo del criptoanálisis para la defensa de Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial, con trabajos sobre el descifrado de códigos y la seguridad en las telecomunicaciones.
usted y yo somos máquinas
Este matemático, ingeniero y criptógrafo ya vislumbraba el futuro poder de las máquinas y, por ello, ante la pregunta de un periodista de si estas podían pensar, replicó: «¡Naturalmente! ¡Usted y yo somos máquinas y vaya si pensamos!». En 1950 publicó un artículo en el que afirmaba que una computadora podría jugar bien al ajedrez gracias a su inteligencia artificial, cuando este concepto era más propio de la ciencia ficción que de la realidad científica de su época.
La capacidad visionaria de Shannon y su interés por la criptografía se explica por esa curiosidad infantil, que le hizo asombrarse por la lectura del relato de Poe, y que solo perdió cuando enfermó de Alzheimer.
Para despertar vuestra curiosidad, reproducimos a continuación el mensaje cifrado que aparece en el Escarabajo de Oro, a ver si sois capaces de resolverlo (pista: es en inglés). Si no os veis con capacidad suficiente, podéis leer en el relato el proceso seguido por sus protagonistas para resolverlo. Aquí también se explica detalladamente.
“Los caracteres siguientes aparecían de manera toscamente trazada, en color rojo, entre la calavera y la cabra”: