¿Cuáles son los métodos de pago que utilizaremos en 2025? ¿Y en 2010? Es evidente que cada vez habrá menos dinero físico, pero más pagos electrónicos. Aunque todavía queda mucho efectivo engrasando cualquier economía, a medio y largo plazo los billetes tienen sus días contados. De hecho, es bueno que así sea. Hace un par de años, el profesor de Harvard y execonomista jefe del FMI Kenneth Rogoff publicó el libro ‘Reduzcamos el papel moneda’.
Rogoff no dejaba de reconocer en ese trabajo las ventajas del papel moneda. Pero también decía que el ciudadano medio está al margen del océano de dinero que se mueve en el mundo en forma de billetes grandes y que van muchas veces destinados a financiar actividades delictivas.
Si en Europa nos repartiéramos los euros que hay en circulación, tocaríamos a algo más de 3.000 por cabeza, y, de esa cantidad, el 90% serían billetes grandes, de 50 euros para arriba. En Estados Unidos pasa tres cuartos de lo mismo. Es decir, el ciudadano de a pie que lleva 20 o 30 euros y calderilla en el bolsillo no necesita tanto efectivo.
El tremendo dineral en forma de billetes de 100, 200 o 500 euros que no vemos ni en pintura sirve sobre todo para perpetuar la economía sumergida y el fraude en sus más perversas variantes, como el tráfico de drogas y personas, la extorsión o la corrupción política. El final del dinero en efectivo está, pues, a la vista y será beneficioso para la mayoría.
De la tarjeta de crédito al pago con móvil
El mundo de los pagos evoluciona rápido y la transición a los canales electrónicos, que permiten un mayor control de los movimientos económicos y por tanto del fraude, es imparable. A finales de los años 50 aparecieron las primeras tarjetas de crédito, un invento del que muchos desconfiaron y que tardó lo suyo en calar en la población. Sin embargo, hoy todos (o casi todos) pagamos con el llamado dinero plástico. Las ventajas son innegables.
También en la última década se ha popularizado el pago con móvil y a través de apps. Todos los grandes players del mundo de mundo de la movilidad tienen sus propuestas en este terreno: Google, Amazon, Apple, Samsung o los gigantes chinos Alibaba o Tencent. Por no hablar de Paypal. En total, hay más de 2.000 millones de usuarios de las principales plataformas de pago móvil.
Según datos recogidos por Merchant Machine, este año los pagos a través del smartphone llegarán a los 6 billones de dólares, y en 2022 rozarán los 14 billones de dólares, es decir, 11 veces el PIB anual de España. En China está muy extendido, y casi la mitad de los usuarios hacen uso de billeteras móviles. Allí las principales plataformas de pago son la red social WeChat (el WhatsApp chino) y Alipay, la plataforma de pagos de Alibaba. En Noruega, otro país que está entre los más avanzados, el pago con móvil también es una opción para la mitad de los propietarios de un smartphone.
Pero la revolución en los pagos no se va a quedar en el móvil. Ingenico es una multinacional con 8.000 empleados dedicados a fabricar y comercializar tecnologías de pago. Pues bien, según esta compañía, el año que viene empezaremos a abonar nuestras compras mediante asistentes de voz o soluciones biométricas. Y a medio plazo acabaremos haciendo la compra incluso desde un electrodoméstico.
Frigoríficos y lavadoras
Internet de las cosas ha hecho que objetos cotidianos como los frigoríficos, los televisores y hasta los automóviles se conecten entre sí. Este avance supondrá que en un futuro próximo se podrán realizar pagos utilizando este tipo de aparatos, sin que tenga que intervenir el ordenador o el móvil. Las posibilidades del IoT son casi infinitas. El único requisito es que integren un sistema de pago seguro.
El IoT promete a los canales de venta lograr una total sintonía con los compradores. Con solo unas palabras dirigidas a nuestra nevera o lavadora, la tienda podrá reponer yogures, leche, carne, huevos, jabón o suavizante. De todas formas, los expertos consideran que esta tendencia no avanza a la velocidad necesaria. Aunque nadie duda de que llegará.
Según Ingenico, en 2020 también cristalizará el llamado “comercio social”, es decir, las compras en las mismas redes sociales o fuertemente influidas por ellas. Redes como Facebook o Instagram están dando pasos para convertirse en grandes supermercados virtuales desde los que adquirir cualquier producto con un solo clic, aunque son muchos los que piensan que estas plataformas no están para eso, y que sobre todo servirán para dar soporte al cliente y apuntalar la imagen de marca.
El comercio por voz
En los años que vienen también se hablará mucho del “comercio por voz”. Adquirir un producto cantándolo a Alexa o a Siri se acabará convirtiendo en un acto cotidiano para muchos. De hecho, hoy a través de un altavoz Echo ya podemos hacer compras en la tienda online de Amazon. Además, los altavoces inteligentes luego nos irán informando de cómo va el pedido, igual que hoy vemos el proceso en la página web de cualquier tienda online.
Muchos esperan que el pago por voz también nos libere de las colas en los centros comerciales. Google, por ejemplo, experimentó hace unos años con Hands Free (manos libres), una aplicación destinada a las tiendas que se ponía en marcha tras escuchar “lo pagaré con Google” de la boca del comprador. Esta tecnología más tarde comprobaba la identidad del usuario a través de reconocimiento facial. Aunque Google cerró la aplicación después de probarla en varios establecimientos de la Bahía de San Francisco, prometió que volvería a usarla en el futuro para modernizar el sector retail.
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