Sandra Ortonobes Lara está detrás de La Hiperactina, el canal de YouTube que nos explica por qué son las redes sociales tan adictivas, por qué nos despierta el café o por qué envejecemos.
En otras palabras, da respuestas a preguntas sobre el mundo de la ciencia y el cuerpo humano desde un punto de vista muy concreto, el de la biomedicina.
Sandra Ortonobes es graduada en Ciencias biomédicas por la Universidad de Barcelona y Máster en Comunicación científica por la Universidad Pompeu Fabra. Además de en YouTube, hace divulgación por otros medios, como la radio, monólogos científicos o podcasts como ‘Tres pies al gato’ o ‘El Aleph’. Hablamos con Sandra para conocer mejor su trabajo como divulgadora científica y los retos que hay detrás de la creación de un canal como La Hiperactina, que suma casi 90.000 suscriptores.
– Pensaste dedicarte a la interpretación, orientaste tus estudios hacia la biomedicina y terminaste siendo divulgadora científica.
Hace años hacía interpretación muy enfocada al cine, trabajábamos mucho con cámaras. Cuando llegó el momento de elegir una carrera dudé entre Comunicación audiovisual, que implicaba trabajar con cámaras, grabar y producir; y Biomedicina, que era algo totalmente diferente.
Decidí estudiar Biomedicina, porque me parecía algo más complejo para hacer como hobby. Seguí curioseando con temas de audiovisual en mi tiempo libre y finalmente, gracias a YouTube, ahora compagino las dos cosas. Hago biomedicina y comunico.
– ¿De dónde salió la idea de crear el canal de YouTube La Hiperactina?
No salió de un día para otro, fue algo que se fue cociendo a lo largo de muchos años. Cuando estaba en Bachillerato, utilizaba YouTube para estudiar, porque encontraba que el formato vídeo conseguía explicarme conceptos de Biología que son muy complejos o que pasan a una escala muy pequeña y son difíciles de imaginar.
Luego, estudiando Biomedicina me fui dando cuenta de que me gustaba más explicar lo que aprendía que aplicarlo en un laboratorio, por ejemplo. Fui desarrollando más esta idea hasta que llegó un momento en mi vida en que tuve más tiempo y me lancé a hacerlo.
– ¿Y el nombre del canal?
Estuve pensándolo mucho tiempo, porque quería que reflejase dos cosas: algo personal y algo relacionado con la biomedicina. Tengo amigos que dicen que soy muy hiperactiva, porque no paro de hacer cosas. Dándole vueltas a esta palabra me salió “hiperactina”. La actina es una proteína que permite la contracción de los músculos, como por ejemplo el corazón. De esta manera combiné este rasgo de mi personalidad y una palabra de la biomedicina.
«Sería genial si consiguiésemos entender mejor cómo funciona el cerebro y cuál es la base molecular de estas enfermedades para poder tratarlas».
– ¿Qué punto diferente da a otros canales el hecho de que enfoques los temas desde el punto de vista de la biomedicina?
Yo creo que el hecho de que gire alrededor de la biomedicina le da un punto exótico, peculiar, poco común. No hay muchos canales de biomedicina, al contrario que de física, de informática o de belleza, por mencionar algún otro que no esté relacionado con la ciencia.
Además, llama mucho la atención porque se tratan temas relacionados con el cuerpo humano. A la gente le interesa saber qué le pasa o cómo funciona su organismo. El hecho de que la biomedicina explique las enfermedades, por ejemplo, hace que despierte más curiosidad. Un vídeo sobre el cáncer, por ejemplo, atrae a mucha gente que a lo mejor tiene un familiar con esta enfermedad y quiere saber qué está sucediendo. El hecho de que el canal trate temas relacionados con la biomedicina le da este toque especial.
– También se nota mucho en los vídeos que tienes ese toque interpretativo, que le da mucho valor porque los hace más divertidos.
Me lo decían mucho de pequeña: deberías hacer teatro. Creo que sí es verdad que soy muy expresiva. Además, intento no poner muchos filtros en cómo digo las cosas. Si me sale alguna tontería, la hago, si se me ocurre un ejemplo, lo digo. Me dicen mucho que aprecian ese toque natural, en el que se nota que no solo me aprendo un guion y lo recito tal cual delante de la cámara, si no que es más desenfadado.
– Tienes 89.000 suscriptores. ¿Esperabas tan buena acogida cuando empezaste?
No, la verdad es que me daban mucho miedo las críticas, meter la pata y que la gente fuera cruel. Pero todo lo contrario. Sí es cierto que hay gente que dice cosas fuera de lugar, pero son personas contadas. Desde el principio tuve muchísimo apoyo y el canal gustó desde el primer día.
Cuando publiqué mi primer vídeo, un compañero, el divulgador Crespo, del canal Quantum fracture, lo tuiteó y de esta forma lo vio mucha gente. Conseguí 1.000 visitas en el primer día.
– ¿Cómo ves la divulgación científica en España? ¿Hay buen nivel?
Está creciendo de forma increíble y creo que lo va a hacer aún más. Muchas personas de campos que a priori no están tan relacionados con la ciencia (no diría ajenos, porque nada es ajeno a la ciencia) se interesan cada vez más por la divulgación científica. Buscan que los contenidos de YouTube, además de entretener, enseñen algo. Los vídeos educativos en general están subiendo mucho y YouTube está apostando por esto: el algoritmo recomienda cada vez más vídeos de divulgación científica y hay más tránsito de gente hacia estos canales.
A nivel de España está muy bien en cuanto al consumo. Otro aspecto es si se valora o no: muchas no se considera la divulgación como un trabajo, sino como un hobby. Cada vez más preguntan cuánto cobras por una charla, pero todavía cuesta entender que hay gente que se dedica por completo a la divulgación. En este tema igual estamos un poco más crudos, pero se va mejorando.
Hay muchos divulgadores muy buenos. Sigo mucho a Patri Tezanos, de Antroporama, quizá porque trata un campo muy cercano al mío. Su canal gira alrededor de la neurociencia y tiene un formato superchulo. Anima muy bien y consigue atrapar la atención contando historias.
– ¿Y cómo ves la situación de la ciencia, en general?
Depende mucho de los ámbitos: no es lo mismo hablar de la investigación de enfermedades, algo a lo que se le da importancia a nivel social y está más visibilizado, que de otro tipo de investigación como, por ejemplo, la relacionada con la ciencia básica de física.
Falta muchísimo por hacer a nivel de inversión, pero también creo que gracias a las campañas de sensibilización y a la divulgación se está visibilizando la importancia que tiene la ciencia, ya sea aplicada o básica. Todo tipo de ciencia genera conocimiento y por lo tanto avance, por lo que debemos darle la importancia que se merece.
«Por el tipo de vida que llevamos, mucha gente tiene cada vez más trastornos mentales que son un tanto tabú».
– ¿Cuál crees que será el próximo gran avance de la biomedicina? O, planteado de otra forma, ¿cuál te gustaría que fuera?
Dar una respuesta a esto es difícil, sería como responder a “de todos tus amigos, ¿cuál te gustaría que se salvase? ¡Pues todos!”. Pero yo creo que, aunque cada vez se le da más importancia, falta mucha investigación en relación a las enfermedades mentales.
Son mucho más prevalentes de lo que parece. Por el tipo de vida que llevamos, mucha gente tiene cada vez más trastornos mentales que son un tanto tabú. Como ansiedad o depresión, por ejemplo. Son enfermedades con un origen fisiológico, que se pueden estudiar y se pueden tratar. A veces pensamos que una persona que tiene depresión es porque está triste y que solucionarlo es cuestión de actitud, y no. Realmente hay un cambio en el cerebro, es algo que necesita atención y tratamiento.
Creo que sería genial si consiguiésemos entender mejor cómo funciona el cerebro y cuál es la base molecular de estas enfermedades para poder tratarlas. Es muy importante que empecemos a darnos cuenta de la importancia que tienen.
– ¿Qué papel crees que juega la divulgación científica para acabar con las pseudociencias?
La divulgación es muy importante porque tiene la capacidad para transmitir a mucha gente el mensaje de que las pseudociencias no tienen base científica. En ocasiones sucede algo muy grave, y es que incluso el personal sanitario receta este tipo de cosas. Como médicos que recomiendan homeopatía o farmacéuticos que ofrecen flores de Bach para la ansiedad, cuando en realidad es un problema que requiere tratamiento médico.
«Existe el mito de que las vacunas generan autismo. Se desmintió y se retractó el artículo que lo señalaba, pero todavía hay gente que se apoya en ese argumento».
– En uno de tus vídeos rebates uno de los consejos de Miley Cyrus, el de llevar una dieta libre de gluten sin que haya una razón médica detrás.
Escribió en un tuit “gluten is crap” (el gluten es mierda). ¡No puedes decir que el gluten es mierda! También señaló que tiene una intolerancia, pero debería dejar claro que esta es la razón por la que no lo puede tomar en su primer tuit. Gente como ella tiene muchísimo impacto, evidentemente más que alguien que haga divulgación científica.
Es difícil hacer llegar a la gente el mensaje de que este tipo de ideas son falsas. Aunque también es verdad que en ocasiones se crean sinergias: hay personas muy influyentes que consumen divulgación científica y están muy concienciadas con estos temas. Cantantes o actores, por ejemplo, que te sorprenden al ayudar a difundir estas cosas.
– Un tema que preocupa mucho últimamente es el de los antivacunas. ¿Qué opinas de este problema?
Al hablar de antivacunas entra en juego un tema muy delicado, y es que estamos hablando de niños que no tienen poder de decisión sobre su propia salud. La decisión final cae en manos de unos padres que evidentemente no lo hacen por maldad, porque ¿qué padre no vacuna a sus hijos para que ellos o sus amigos cojan una enfermedad? Evidentemente ningún padre piensa así.
Existe el mito de que las vacunas generan autismo. Se desmintió y se retractó el artículo que lo señalaba, pero todavía hay gente que se apoya en ese argumento para defender el movimiento antivacunas. Me parece que es muy importante hacer divulgación en este sentido.
Es muy difícil que haya una ley que obligue a los padres a decidir sobre su hijo, pero creo que, entrando en estos temas de salud, en los que además hay evidencia científica y que tienen un impacto tan grande, sí que debería empezar a haber un poco de regulación. Creo que debería ser obligatorio vacunar a los niños que vayan al colegio, por ejemplo.
«Siempre que estás delante de una cámara y llegas a mucha gente tienes influencia de algún tipo».
– Un tema que también recibe cada vez más visibilidad es el de la mujer en la ciencia. ¿Qué importancia tiene tu rol, tanto como científica como en el mundo de la divulgación?
Creo que cuando tú estás delante de la cámara o estás en YouTube y eres un hombre y un divulgador científico, representas a un colectivo que es el de la divulgación científica. Pero como señala Deborah García, cuando eres una chica y haces divulgación científica representas a dos, que son las mujeres y la divulgación científica. Me gustaría que la igualdad pasase porque algún día no se necesitasen preguntar estas cosas: evidentemente tiene que haber tantas mujeres como deseen en ciencia y tener toda la libertad del mundo para decidir qué les apetece estudiar.
Siempre que estás delante de una cámara y llegas a mucha gente tienes influencia de algún tipo. Yo creo que tengo influencia tanto en chicas, que igual querían lanzarse a YouTube y al ver más mujeres se animan más, como en chicos. Del mismo modo que puedo tener influencia en una persona que ha estudiado Biomedicina y le gustaría dedicarse a la comunicación. Es positivo, sin duda.
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Imágenes | Sandra Ortonobes
Me gusta mucho su forma de explicar interesante, entendible y con humor. tendrás algo de porque la menopausia y en que edad es normal.