¿Hay algo menos limpio que las alcantarillas? Puede que no. Sin embargo, precisamente de las aguas residuales de las cloacas podría llegar una fuente de energía limpia y sostenible. En el lejano 2010, la compañía francesa Lyonnais des Eaux ideó un sistema de recuperación de calor capaz de explotar el potencial de toda esa agua desaprovechada presente en las alcantarillas. La tecnología se llama Degrés Bleus y, según el fabricante, permite reducir en gran medida las emisiones de dióxido de carbono.
Todo se basa en un intercambiador ubicado en las tuberías de aguas residuales, conectado a una bomba de calentamiento instalada en el edificio interesado. El principio es simple: tomar el calor de las aguas de canalización, que se encuentran a una temperatura que oscila entre los 12°C y los 20°C, y utilizarlo para hacer girar las bombas de calentamiento. Donde el agua puede alcanzar los 70°C. Así, esta se calienta primero con las aguas residuales y llega con una temperatura más alta a la bomba, que la dirige hacia el circuito de calefacción y los grifos domésticos.
Este sistema representa un caso clásico de economía circular. El agua entra y sale del sistema produciendo un intercambio de calor. El intercambiador consiste en una placa de acero ubicada en profundidad, que intercepta el agua que fluye en la red de alcantarillado. Las aguas residuales mantienen una temperatura constante durante todo el año y, por lo tanto, constituyen un pozo térmico del que se puede recuperar calor, evitando cavar y dañar la capa freática.
El ejemplo del palacio presidencial francés
Esta tecnología se adapta bien a una amplia gama de edificios, antiguos y nuevos. Estructuras residenciales, pero también piscinas, hospitales, oficinas y escuelas. En Francia, el interés en este sistema se ha extendido bastante rápido, también gracias a la decisión de usarlo en el propio Elíseo, la sede de la Presidencia de la República. La revolución sostenible del edificio más importante del país se hizo indispensable después de que, en 2010, las estimaciones oficiales hablaran de 33.837 toneladas de dióxido de carbono emitidas solo por el Elíseo.
El año siguiente, con el presidente Sarkozy, se decidió invertir en bombillas de bajo consumo, nuevo aislamiento térmico y nueva tecnología de recuperación de calor. Las estimaciones dijeron entonces que con el Degrés Blue, el antiguo palacio había reducido sus necesidades de energía de origen fósil en un 63%. Disminuyeron así sus emisiones de dióxido de carbono hasta 206 toneladas al año.
Otro punto de interés es la capacidad del sistema para funcionar al revés. Es decir, no solo puede calentar, sino también enfriar. De hecho, la bomba de calentamiento puede crear un ciclo inverso que produce un enfriamiento con el que alimentar el aire acondicionado doméstico. La tecnología Degrés Bleus ha sido instalada con éxito en otros pequeños municipios de Francia, para calentar escuelas o piscinas.
Un éxito mundial
En estos últimos años, la idea ha vuelto a ganar seguidores, también en consecuencia del incremento del precio de gas y petróleo. Hoy, el sistema para recuperar el calor de las aguas residuales se puede encontrar, más o menos desarrollado, en muchos países del mundo. En Milán, la empresa que gestiona las aguas públicas de la ciudad italiana ha inaugurado recientemente un proyecto piloto para utilizar las aguas residuales en la producción de energía en varios edificios.
En 2016, los expertos que participaron en el primer Congreso sobre Aprovechamiento Energético del Subsuelo Urbano, en Madrid, estimaron que las aguas subterráneas urbanas podrían calentar 1.800.000 hogares españoles. Un primer proyecto piloto se activó en el Polideportivo Municipal de Moratalaz, en la capital, para generar agua caliente sanitaria y calentar la piscina climatizada durante todo el año.
En China muchos grandes edificios utilizan esta tecnología para alimentar el sistema de calefacción y refrigeración. Así como en los Estados Unidos. En otros países del norte de Europa, este sistema lleva tiempo difundiéndose con éxito. Austria y Alemania presentan muchos ejemplos, pero es en Suiza donde se están dando los pasos más importantes. En Zúrich, una planta construida en 2005 alimenta 14 edificios, para un total de 280 viviendas. Y se estima que en el país alpino este sistema cubre ya hasta el 7% de la demanda de energía térmica.
Pros y contras de calentar casa con las aguas residuales
No obstante, existen algunos puntos débiles de la tecnología que permite recuperar el calor de las cloacas. En primer lugar, para instalarlo es necesario que el canal sea transitable, que conduzca aguas residuales suficientes y que no esté a más de 200 metros de un edificio. Además, el calor producido es suficiente para el calentamiento ordinario, pero cuando llega el frío del invierno, es necesario usar también gas natural. Más o menos, se estima que se pueda cubrir el 50% de la demanda energética.
Otro punto un tanto complicado es el de los costes de instalación. Un edificio de tamaño mediano puede activar una planta de este tipo con unos 30.000 euros. Una cifra relativamente asequible, comparable a una intervención de mantenimiento pequeño o mediano, pero, incluso así, es un desembolso al que no todas las comunidades estarían dispuestas a enfrentarse.
Sin embargo, es una inversión que garantiza energía limpia y gratuita, capaz de reemplazar la totalidad o parte de las tradicionales. Es incluso más eficiente que la geotermia y, además, su coste es estable, ya que no depende de las fluctuaciones del mercado petrolero. Se puede calcular un 50% de ahorro en factura y reducir a la mitad las emisiones de CO2 a la atmósfera. Como dijo el poeta: de los diamantes no nace nada, del estiércol nacen las flores.
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