El universo literario de Dolores Redondo llega por segunda vez a la gran pantalla con el estreno de Legado en los huesos. Tras el éxito de la primera entrega de la trilogía del Baztán, El Guardián Invisible, Amaia Salazar vuelve a aquel atormetado lugar y se reencuentra con una serie de amenazas que creía olvidadas.
En esta ocasión, el espectador permanecerá ojiplático ante la pantalla para seguir la investigación de las muertes de unos presos en Navarra. Antes de morir, habían dejado una palabra escrita en sus celdas: “Tarttalo”. Un mensaje dirigido hacia la propia inspectora. Amaia Salazar se ve así envuelta en una historia en la que se cruzan muertes aparentemente inconexas, diferentes investigaciones criminales y un pasado que no logra dejar atrás.
El centro de la historia
La adaptación de las novelas de Dolores Redondo no ha sido una tarea fácil. Todo aquel que las haya leído se habrá dado cuenta de la enorme complejidad que entraña una historia rodeada de fantasía, tradiciones y relaciones interpersonales, digamos, un tanto extrañas. El encargado de que este enrevesado mundo haya visto la luz en forma de largometrajes es Fernando González Molina, director también de películas como Palmeras en la nieve. «Era importante rodar tres películas para contar las tres historias y que fueran creciendo de forma exponencial» asegura González Molina.
El Guardián Invisible, primera parte de la trilogía, ya dejó a los espectadores petrificados en sus butacas pero para el director, el quid de la cuestión se encuentra en esta nueva entrega. «Legado en los huesos es el centro de todo. La historia crece en ambición narrativa, en emoción y en tensión. Esta complejidad era atractiva a la par que complicada. Siempre trabajamos obsesionados con la idea de mantener la singularidad de la trilogía» cuenta el director.
Para Fernando González Molina, que leyó las tres novelas de golpe, la experiencia fue casi religiosa. En todo momento nos transmitió su intención de sumergir al espectador en este viaje, manteniendo siempre la emoción a pesar de la limitación de tiempo que implica el cine. Por su parte, Dolores Redondo asegura que su participación en las películas ha sido absolutamente emocional. «Fernando y yo hemos hablado mucho, hemos estado muy unidos. Nuestra relación tenía más que ver con cómo me sentía yo ante lo que había hecho. Recuerdo que me dijo que lo que deseaba es que yo fuera feliz» relata. Su incansable trabajo literario le ha impedido formar parte activa de los rodajes, y es que desde la publicación de El Guardián Invisible en el año 2012, Dolores Redondo ha publicado otras 5 novelas. «Yo he sido una invitada. Me he sentido como Cenicienta en palacio» asegura.
Por su parte, Leonardo Sbaraglia, cuyo personaje se presenta en Legado en los huesos pero encontrará su clímax en el desenlace de la historia, alaba la experiencia de Fernando González Molina para desarrollar una historia cuya complejidad no entiende de límites y cuya simbología alcanza el grado de personaje. «Se transmite muchísimo la claridad y la pasión que tiene. Esto aporta a la película una fuerza y un empuje increíbles».
La línea entre lo real y lo sobrenatural es un juego
Para Carlos Librado e Imanol Arias, dos de los actores de la cinta, Legado en los huesos continúa esa estela sobrenatural que rodea al universo de Dolores Redondo. La realidad y la fantasía se entremezclan desdibujando la línea que existe entre ellas. El Baztán logra atrapar al espectador y lo ubica en situaciones que encuentran su fantasía en su propio surrealismo. «Lo fantástico pertenece a una parte del hipotálamo que es la memoria y los miedos. Lo real tiene que ver con cosas que parecen ingenuas» asegura Imanol Arias.
Ubicar esta historia en el Valle del Baztán (Navarra) no ha sido, ni mucho menos, una casualidad. El entorno juega un papel tremendamente importante en el desarrollo de los acontecimientos. Tanto es así que, en palabras de la propia Dolores Redondo, llega a convertirse en un personaje más. «El Baztán tiene una carga cultural tremenda además de una climatología muy particular capaz de influir en todos».
La historia también se entremezcla en la trilogía de esta escritora. De hecho, tal y como ella misma nos cuenta, la inspectora Amaia Salazar recibe su nombre de Salazar y Frías, un inquisidor que acudió a Baztán en busca del mismísimo demonio. No tenemos muy claro qué fue lo que encontró pero sí es cierto que logró que la población de la zona se autoinculpase de prácticas de brujería o denunciase a sus vecinos. «Cuando Fernando me habló de que rodarían en Baztán sentí una satisfacción absoluta» reconoce Dolores. Para ella, creadora de este mundo espiritual a la par que real, la esencia se habría quedado en el camino si la localización no hubiera abrazado la historia tal y como ella misma lo hace.
La simbología nos marcará el camino
Si por algo se caracteriza la Trilogía del Baztán es por la enorme carga simbólica de su historia. Para Marta Etura, actriz y protagonista indiscutible de las películas (tan solo no aparece en 13 de las 253 secuencias de la cinta), las fábulas y leyendas que se impregnaron en los pueblos de la zona quedan reflejadas a través de la madre de Amaia. «Lo que le sucede a ella tiene que ver con esas creencias y de alguna manera esto marca por completo la vida de Amaia» relata.
Aunque no quiere adelantar nada de esta segunda entrega, la actriz encuentra en su vínculo maternofilial ficticio la razón última de la relación que la propia Amaia mantiene con su hija. «Las creencias de su madre le llevan a tener una relación con su hija nada habitual y bastante enferma e hiriente».
¿La edad dorada del thriller en nuestro país?
Legado en los huesos, al igual que el resto de la Trilogía del Baztán, afianzan la posición del thriller en nuestro país. Lo cierto es que, durante años, el rancio tópico de que el cine internacional es mejor que el nuestro ha sobrevolado la atmósfera. Sin embargo, para Carlos Librado esta afirmación no ha tenido credibilidad nunca. «No me gusta escuchar aquello de me gusta el cine español. Se debería decir simplemente me gusta el cine. En nuestra industria hay película buenas y películas malas, como en cualquier otra» asegura.
Con la única verdad que sí comulga es con la apertura de mente de los productores. El cine más comercial parecía haber ganado la partida, haciéndose casi militarmente con todo el espacio cinematográfico. Sin embargo, las cosas están cambiando y para Carlos Librado, la industria española ha dado un paso adelante al abrirse a un cine que se aleja de los convencionalismos o de los géneros que, por antonomasia, siempre han funcionado.
Para Imanol Arias la magia de Legado en los huesos se esconde en el miedo y la identificación del espectador con la historia del Baztán. «El thriller no solo es una investigación policial sino que atenta a cosas que están en nosotros, en nuestra cultura y en nuestros miedos. Es entonces cuando se produce ese halo mágico de una película que te transmite el miedo a lo que pueda pasar en ti» nos cuenta. Para el actor, estamos equiparados a cinematografías como la europea desde hace muchos años. Mercados a parte, aboga por la reconciliación del público con su propio cine. «En Francia el 60% del público que va a ver cine disfruta del cine francés. Les gusta su cine y eso hace que tengan una enorme capacidad de producción y de innovación».
La cosa no acaba aquí
La segunda parte de la adaptación al cine de la trilogía literaria de Dolores Redondo se estrena casi dos años después de la primera, El guardián invisible, que fue vista por más de 600.000 personas en cines. Legado en los huesos, que llega ahora a los cines, es una coproducción entre España y Alemania en la que ha participado Orange. Para Fernando González Molina, el apoyo de las empresas a la industria cinematográfica es una pieza fundamental para seguir avanzando y protegiendo nuestro séptimo arte. «Salvaguardar la experiencia cinematográfica, la sala oscura llena de gente que comparte el viaje de un personaje es muy importante y gracias a empresas como Orange lo podemos hacer» nos cuenta.
La buena noticia para todos aquellos que están enganchados a la Trilogía del Baztán es que habrá tercera parte y más pronto que tarde. Ofrenda a la tormenta llegará el 3 de abril de 2020. Esta vez, la inspectora de homicidios investigará las muertes de varios bebés. Otra película imprescindible para todos aquellos que se han enganchado a las historias de Amaia Salazar y su equipo.
Legado en los huesos y Ofrenda a la tormenta se filmaron en un único rodaje. Una forma de asegurar la continuidad en las imágenes y de reflejar, de la forma más fiel posible, la imaginación y el mundo creado por Dolores Redondo.