Ha sido necesario analizar melodías y canciones de prácticamente todos los rincones del planeta para constatar lo que ya parecía una verdad irrefutable: la música es un lenguaje universal.
Un grupo de investigadores de la Universidad de Harvard (Estados Unidos) ha presentado pruebas de que los humanos usamos el mismo tipo de música en todos los contextos, independientemente de nuestras diferencias culturales. Ha sido posible gracias a una gran base de datos de canciones pertenecientes a 315 culturas muy diversas y registradas por los etnógrafos durante más de cien años.
Confirmar lo universal
«Como estudiante de posgrado, empecé a ver que todos los estudios de percepción musical infantil afirmaban que la música era universal», señala Samuel A. Mehr, investigador del Departamento de Psicología de la Universidad de Harvard y miembro de la Data Science Initiative. «¿Cómo es posible que cada artículo sobre música comienza con esta afirmación, pero nunca hay una cita que lo respalde?».
Conseguir demostrarlo es, sin duda, una tarea titánica. Implica analizar numerosos elementos puramente musicales como son el ritmo, el tono, la forma o la tonalidad (o atonalidad) de piezas musicales de todo el globo. Y estudiar, también, elementos externos como su finalidad o el contexto en el que se interpretan.
Animado por este reto, el equipo de Mehr analizó todos estos elementos (y muchos más) gracias a una gran base de datos que reúne información de más de 5.000 temas musicales de 30 regiones del mundo.
‘The natural history of song’
Durante más de cinco años, los investigadores de Harvard buscaron entre grabaciones y archivos de bibliotecas y colecciones privadas de varios países. «Estamos muy acostumbrados a poder encontrar cualquier pieza de música que nos guste en internet, pero hay miles y miles de grabaciones enterradas en archivos”, explica Mehr.
El resultado de su recopilación recibe el nombre de ‘The natural history of song’, y se divide en dos partes, la etnográfica y la discográfica. La primera alcanza unas 5.000 descripciones de canciones de 60 sociedades que los investigadores codificaron y clasificaron en función de más de 60 variables de todo tipo: la hora y la duración de la interpretación, la vestimenta de los cantantes, la presencia o ausencia de instrumentos y un largo etcétera.
La segunda contiene transcripciones y análisis de 118 grabaciones de campo. En este caso, los investigadores recibieron la ayuda de un equipo de músicos profesionales, que escucharon las canciones mientras leían las transcripciones y las codificaron en 40 variables diferentes. En este caso, puramente musicales, como el tempo, la melodía o la instrumentación.
El archivo sirvió como herramienta principal para revelar ciertas características universales de la música en todas las culturas. De las conclusiones principales del trabajo de Mehr y el resto del equipo destaca que la música es universal. Existe en todas las sociedades, está relacionada con ciertos comportamientos humanos y sus características dependen de los objetivos que tengan los intérpretes o los oyentes. El trabajo fue publicado en la revista ‘Science’ bajo el título ‘Universality and diversity in human song’.
El ritmo de una nana
El análisis etnomusicológico muestra que la música se asocia comúnmente a cuatro contextos fundamentales. Son el cuidado infantil, el cuidado de otras personas en caso de enfermedad, la danza y la expresión del amor.
Los resultados, que pueden analizarse en forma de infografías en ‘The Music Lab’, muestran que las canciones que comparten los mismos objetivos tienden a tener características musicales similares. La música de baile tiene melodías y ritmos más complejos que la destinada a consolar a una persona enferma. Las de amor también se basan en melodías complejas mientras que su ritmo, sin embargo, suele ser sencillo. Las nanas, por otro lado, tienen ritmos y melodías fáciles de seguir. Patrones que se repiten en piezas musicales de todo el planeta.
Los patrones son, además, reconocibles por los oyentes de diferentes culturas. En enero de 2018, el mismo equipo publicó las conclusiones de otro estudio en el que se aseguraba que los oyentes podían identificar la función de canciones tradicionales escuchando tan solo 14 segundos.
“A pesar de la falta de familiaridad de los participantes con las sociedades representadas, la aleatoriedad de los fragmentos, su corta duración y la enorme diversidad de la música, las calificaciones demuestran deducciones precisas sobre las funciones de cada canción”, concluyen.
¿Mentes diseñadas para hacer música?
El estudio publicado en ‘Science’ deja abierta la puerta a la idea de que la tonalidad sea una característica universal de la música. «En la teoría de la música, a menudo se supone que la tonalidad es un invento de la música occidental. Nuestros datos plantean la posibilidad controvertida de que esto podría ser una característica universal de la música», señalan.
«Eso plantea preguntas sobre la estructura que subyace a la música en todas partes, y si nuestras mentes están diseñadas para hacer música», añade Mehr. Aunque esta idea quede, todavía, sin resolver, sí puede atribuirse a los investigadores de Harvard el haber desarrollado uno de los trabajos científicos más completos de la música como producto cultural hasta el momento.
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