Solo en el cine podíamos escuchar a las momias hablar, lanzando maldiciones sobre los protagonistas de películas de terror –INHOTEEEEBBBB-. Sin embargo, gracias a la ciencia, ahora podemos escuchar cómo sonaría la voz real de un sacerdote egipcio enterrado hace más de 3.000 años.
Este sacerdote egipcio se llamaba Nesyamun y, utilizando la tomografía computarizada, un equipo de científicos ha recreado su tracto del habla. Posteriormente lo reprodujeron en una impresora 3D incorporando un altavoz que podía reproducir el sonido emitido por esa garganta del pasado. El resultado es una voz de ultratumba un tanto aflautada que no infunde mucho miedo, la verdad, aunque el trabajo científico, publicado en Scientific Reports, es impresionante.
El equipo de investigadores de las universidades de Londres y York crearon un modelo con unas dimensiones de 8,1 centímetros desde el labio superior hasta el borde del paladar blando y duro, y de 6,8 centímetros desde este borde hasta el cartílago tiroides. Por fortuna, los tejidos blandos esenciales para emitir la voz se encontraban en relativo buen estado y esto ha permitido reconstruir la voz de forma más precisa.
El egipcio Nesyamun vivió durante el reinado del faraón Ramsés XI (c. 1010–1069 a. C.) hace más de 3000 años, trabajando como escriba y sacerdote en el templo estatal de Karnak en Tebas (Luxor moderno). Su voz era una parte esencial de sus deberes rituales, que incluían elementos hablados y cantados.
un sacerdote egipcio muerto y con ganas de parranda
En el Antiguo Egipto se creía que pronunciar el nombre de los muertos era hacer que vivieran de nuevo, tanto cuando el nombre era pronunciado por parientes vivos como por los propios fallecidos cuando comparecían ante sus dioses. Solo a aquellos que podían confirmar verbalmente que habían llevado una vida virtuosa se les concedía la entrada a la eternidad, tal como se aplica al propio Nesyamun en las inscripciones de ataúd.
En estos textos, Nesyamun pide que su alma reciba sustento eterno, que pueda moverse libremente y ver y dirigirse a los dioses como lo había hecho en su vida sacerdotal.
Por lo tanto, su deseo documentado de poder hablar después de su muerte, combinado con el excelente estado de su cuerpo momificado, convirtió al sacerdote egipcio Nesyamun en el sujeto ideal para este proyecto científico, según explican los propios autores del trabajo.