El avance de los robots en el entorno laboral parece imparable y, una nueva prueba de ello, es el brazo robótico, dotado de inteligencia artificial, desarrollado por la startup Covariant para el proveedor de tecnologías de logística de almacén, Knapp.
El objetivo de Covariant es que cada almacén disponga de 10 robots por cada uno de los trabajadores humanos, que hasta ahora resultaban más precisos y fiable a la hora de agarrar objetos de diversas formas y texturas.
Si bien los robots llevan mucho tiempo utilizándose en fábricas y almacenes para desplazar objetos entre dos puntos fijos, no resultaban tan eficaces a la hora de recoger objetos de diversas formas y colocarlos en el lugar adecuado con distintas orientaciones. Las primeras tareas requieren piernas mientras las segundas precisan del uso de manos, que hasta hoy son humanas.
robots tan diestros como las manos humanas
La destreza requerida no estaba al alcance de los robots tradicionales, que son muy eficaces en los movimientos automatizados pero no lo son tanto cuando hay que tomar decisiones ante cualquier variación en las condiciones en las que desempeñan su tarea.
El cofundador y CEO de Covariant, Peter Chen, afirma que, gracias a la inteligencia artificial desarrollada para sus brazos robóticos, estos tienen una precisión de más del 99% en estas situaciones. De esta forma se pueden utilizar sin temor a interrumpir la línea de producción y, lo que es más preocupante, sin intervención humana.
En cada robot se han incorporado cámaras que sirven como ojos. Los datos que recogen, junto con los del sensor del cuerpo del robot, alimentan el algoritmo que controla sus movimientos. Además, la inteligencia robótica se nutre de millones de ensayos de prueba y error para practicar todos los movimientos posibles y asegurar su óptimo rendimiento.
En declaraciones a MIT Technology Review, Knapp asegura que, «desde que la compañía adoptó la plataforma Covariant, sus robots han pasado de agarrar entre un 10 % y 15 % de su gama de productos de Obeta a alrededor del 95 %. Incluidos objetos frágiles y de formas irregulares como las gafas».
un futuro automatizado..¿y precarizado?
Ante esta situación, hay recordar la iniciativa #miempleomifuturo, de Fundación COTEC, que reflexiona sobre el nuevo futuro automatizado al que nos enfrentamos y sobre la respuesta política que necesita esta nueva sociedad tecnológica. En una carta abierta a los políticos, esta organización pide, entre otras medidas, “que la tecnología sustituya las tareas tediosas y peligrosas humanizando cada empleo. Que las personas no sigan haciendo trabajos que pueden hacer las máquinas”.
Ya veremos si, una vez más, resulta que lo que peor que nos puede pasar es que se cumplan nuestros deseos, pues no está clara aún la voluntad de utilizar las máquinas para facilitar el trabajo y mejorar la vida de las personas, en lugar de para precarizar y amenazar a la clase media, como apuntan diferentes indicadores.
Según Bain & Company es probable que los trabajadores que actualmente ganan entre 30.000 y 60.000 dólares anuales experimenten la mayor disrupción de la automatización, mientras que los de ingresos más abultados no se verán tan impactados.
Llama la atención que, al mismo tiempo que se produce el avance de los robots en tareas más o menos automatizadas, en Europa hay unos 500.000 puestos de trabajo no cubiertos en el área tecnológica, el mayor “gap” del mundo. Y eso que el incremento de los niveles de productividad gracias a la digitalización y la transformación estarán entre un 26 y un 28%. Estos datos, de un informe sobre buenas prácticas en grandes empresas nacionales e internacionales elaborado por Orange, evidencian las contradicciones que se dan en la transformación tecnológica.
datos que invitan al optimismo
En todo caso, es el uso de la tecnología y no la propia tecnología lo que puede ser un problema. En su libro ‘El empleo del futuro’ (2018), del profesor de economía Manuel Alejandro Hidalgo, encontramos un capítulo con “Cuatro razones para el optimismo” en el que muestra como el desarrollo tecnológico no necesariamente va asociado a una pérdida de empleo neto. Este capítulo arranca con la tasa de desempleo en el Reino Unido entre 1760 y 2017. A pesar de los ciclos de subida y bajada del trabajo, de los desplazamientos causados por la revolución tecnológica, el desempleo siempre ha oscilado entre el 4% y el 8%, de media. Es una buena noticia.
Otro dato que invita a cierto optimismo: según el Foro Económico Mundial, si bien, para 2025, más de la mitad de todas las tareas actuales en el lugar de trabajo serán realizadas por máquinas, en comparación con el 29% actual, se espera que se creen 133 millones de nuevos puestos de trabajo para 2022, en contraste con los 75 millones que serán desplazados. De ser así, el reto no será tanto evitar la destrucción de empleo, como su precarización.