Dominantes, inteligentes y resolutivos. Obstinados, trabajadores y honestos. Extrovertidos y emocionalmente estables. Podríamos estar trazando las personalidades de los diferentes signos del zodiaco. Pero no. En realidad, es nuestra profesión la que más dice de nosotros.
Un estudio de la Universidad de Melbourne y otros centros australianos, llevado a cabo con una herramienta de análisis de comportamiento social basada en la inteligencia artificial de IBM Watson, ha establecido una relación detallada entre personalidad y trabajo. Al menos es lo que ha deducido tras analizar el comportamiento de 128.279 usuarios de Twitter de 3.513 profesiones diferentes. ¿Y cómo son los científicos? Abiertos, curiosos, apasionados, rígidos, faltos de tacto y cínicos.
La personalidad En el trabajo científico
El estudio, cuyos resultados han sido publicados en un paper en ‘Proceedings of the National Academy of Sciences’, está dirigido a conocer qué tipo de personalidades encajan en cada profesión. El objetivo es poder saber, según los rasgos de cada uno, en qué trabajo se funcionaría mejor. Sin embargo, los datos han dado para muchas lecturas. Tantas como profesiones. Y, además, han servido para probar el valor de las redes sociales y las herramientas de IA de análisis del lenguaje natural.
Utilizando la herramienta Watson Personality Insights, el estudio se centró en cinco rasgos de personalidad bien definidos -extrovertido, amable, concienzudo, emocionalmente estable y transparente- y cinco valores más amplios -tendencia a ayudar a los demás, respeto a la tradición, capacidad de disfrutar de la vida, alcanzar el éxito y tendencia a emocionars-). Y los científicos, en Twitter, son poco concienzudos y muestran poca amabilidad, pero una gran transparencia.
“Es una combinación característica de las personas que tienden a ser poco convencionales y extravagantes, y coincide con la imagen de los científicos como personas curiosas y excéntricas”, explica uno de los autores del estudio, Paul McCarthy, profesor adjunto de la Universidad de Nueva Gales del Sur, en una entrevista en ‘Nature’. “De alguna manera viene a confirmar los estereotipos”.
Los rasgos de los científicos tuiteros coinciden con los de programadores informáticos y referentes de la industria química. Mientras, los arquitectos y los CIO de grandes empresas tienden a ser más abiertos y emocionalmente estables, aunque menos amables. Sin embargo, los libreros y los médicos presentan perfiles mixtos. Merece la pena echarle un ojo al gráfico de resultados.
Descifrando las vocaciones
Su vocación es ser médico, ¿por qué no enfermero? Quiere ser programadora, ¿por qué no ingeniera industrial? Nuestra concepción de las vocaciones es sencilla. Si alguien es médico es porque le interesa la salud y ayudar a los demás, por lo que tanto podría haber sido enfermero como técnico de laboratorio de rayos. Sin embargo, quizá nos hayamos estado equivocando a la hora de entender las motivaciones personales de cada trabajador.
Tras analizar las personalidades y las vocaciones de todos los tuiteros, surgieron algunos clústeres bien definidos. Así, el estudio muestra que existen ciertas características de la personalidad que diferencian a los trabajadores del sector tecnológico, a los artistas y a los profesores. Pero otros grupos no parecían tener tanta relación con el campo, sino con la profesión en sí misma.
Por ejemplo, los managers de hospital comparten más rasgos con los directores de conciertos y los responsables de salas de cine que con el resto de profesionales de la salud. Y muchos expertos en tecnología compartían rasgos con geólogos, cartógrafos y agricultores, una extraña relación que los autores explican por el creciente peso de la tecnología en las profesiones más tradicionales.
“El mapa vocacional sugiere que los rasgos de personalidad digital se agrupan en sectores ocupacionales específicos, lo que respalda el uso de información lingüística de las redes sociales para identificar trabajos que se ajusten bien a la personalidad de cada uno, tanto para ocupaciones existentes como futuras”, sostiene el paper.
De hecho, utilizando la información de los trabajadores con mayor representación en el estudio, pusieron a prueba esta hipótesis, logrando un 73% de acierto en sus predicciones. Allí donde fallaba el algoritmo, aseguran, era siempre con profesiones específicas en las que encajaban personalidades muy similares. Aunque a priori pudiese parecer que no, como en el caso de director de colegio y director de investigación. O científico sénior y político.
¿Y las profesiones del futuro?
El estudio va más allá de las descripciones de la personalidad de cada profesional; y concluye que es posible crear un atlas de las aptitudes necesarias en cada carrera que pueda utilizarse para guiar a estudiantes, profesionales recién graduados, desempleados y personas en busca de un cambio laboral importante.
Los datos recabados solo son una muestra muy concreta (profesionales de habla inglesa con presencia en Twitter). Sin embargo, los investigadores aseguran que el estudio también sirve para señalar las tendencias laborales emergentes.
“Para las profesiones que están desapareciendo por causa de la automatización, un atlas de aptitudes basado en datos podría ayudarnos a identificar los trabajos emergentes que mejor se alinean con la personalidad de cada uno”, concluyen los investigadores.
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