España cuenta con grandes fortalezas para hacer frente a la expansión del coronavirus COVID-19, como son un extraordinario sistema público de salud, reconocido como uno de los mejores del mundo, una ciudadanía que siempre ha arrimado el hombro cuando ha hecho falta y, también, unas redes de telecomunicaciones que hoy facilitan el aislamiento preventivo y el teletrabajo.
Quizás sean estas redes de telecomunicaciones las que están pasando más desapercibidas cuando se habla de contener al coronavirus COVID-19 pero, sin ellas, sería imposible adoptar medidas de confinamiento de la población, de forma masiva, sin erosionar dramáticamente nuestra economía y forma de vida.
fibra contra el coronavirus COVID-19
España tiene la mejor red de banda ancha europea, tanto fija como móvil. En cuanto a fibra óptica, la red española es mayor que la que suman, juntos, países de nuestro entorno como Alemania, Francia, Inglaterra, Italia y Portugal. Esto hace que la penetración de la fibra sea del 74% de los hogares españoles, frente al 26% en Europa o el 15% en EE.UU.
A cierre de 2019, Telefónica registró 23,1 millones de hogares pasados con fibra, seguida de Orange con 14,9 millones y Vodafone con 10,4 millones.
Aunque pueda parecer una cifra anecdótica, solo Orange tiene desplegados en España 65.000 kilómetros de cable. Si uniésemos todas las fibras que forman los cables instalados (cada cable está formado por varias fibras) daríamos 86 vueltas a la Tierra, lo que supone cerca de 3,5 millones de kilómetros o unas 9 veces la distancia de la Tierra a la Luna.
En el móvil, el nivel de cobertura 4G es de más del 97% y las principales operadoras del país se preparan para empezar a desplegar la nueva tecnología 5G, que supondrá un cambio de paradigma en nuestras comunicaciones, pasando de la conexión entre personas a la hiperconectividad con el entorno.
Esto es posible porque, desde su liberación, el sector el sector de las telecomunicaciones registra una astronómica inversión acumulada de 126.600 millones de euros, solo entre los años 1998 y 2016 (para los que aún se manejen en pesetas, algo así como 21 billones de la antigua moneda). Son datos del último informe sobre el Impacto de la liberalización de las telecomunicaciones en España, de Deloitte y Orange.
A pesar de las crisis económica vivida a partir de 2008, que esperamos no se repita por culpa del coronavirus COVID-19, el sector ha mantenido siempre el ritmo inversor, ahora principalmente centrado en los despliegues de red de fibra óptica y adquisición de espectro 5G.
redes de telecomunicaciones al servicio de personas y empresas
El caso es que la labor de los operadores españoles de telecomunicaciones, que en esta crisis sanitaria han reaccionado ofreciendo a sus clientes más datos y diversas soluciones para el ocio y la formación a distancia, permite ahora disponer de mejores armas para entablar esta lucha.
El confinamiento en el hogar, que es una de las recomendaciones básicas de las autoridades sanitarias para contener la expansión de la pandemia, puede generar inicialmente trastornos personales y profesionales. Sin embargo, una vez pasado el periodo de adaptación, las redes de telecomunicaciones permitirán pasar este trance, minimizando en lo posible el impacto en la productividad de las empresas que puedan implantar el teletrabajo y en la vida de las familias que deban permanecer aisladas.
En definitiva, la crisis sanitaria a la que nos enfrentamos también supone una oportunidad para poner en valor y aprovechar nuestro patrimonio de conectividad. Hagámoslo.