La naturaleza con frecuencia aporta soluciones más eficaces a los problemas que la tecnología más avanzada, pero, si unimos una y otra, el binomio puede resultar imbatible. Veamos el caso de las almejas utilizadas para valorar la calidad del agua en Polonia.
calidad de agua y bivalvos
Según informa el Departamento Municipal de Agua de Varsovia ocho almejas de la especie de vieira puntiaguda vigilan la calidad del agua en un tanque que abastece al millón y medio de habitantes de la ciudad polaca de Silesia. Estos moluscos informarán de inmediato sobre la contaminación más pequeña que se pueda producir, actuando como un sistema biológico de alerta temprana.
Cada uno está equipado con un electroimán conectado con sensores que registrarán el grado de apertura de la concha cada segundo y su biorritmo natural, comparable a un electrocardiograma humano. El cierre repentino de las conchas de estos organismos indicará un cambio adverso en los parámetros del agua. Entonces los sensores electrónicos reaccionarán y el sistema generará una señal de alarma para los servicios de laboratorio.
ocho millones de polacos
La elección de moluscos para analizar la calidad del agua no es accidental ya que se alimentan de filtración de agua y, en una hora, un especimen puede filtrar y analizar 1,5 litros de agua. Se trata de organismos muy sensibles a la contaminación pues viven solo en aguas completamente limpias y apenas se mueven, lo que facilita la observación.
Las almejas utilizadas para esta función solo la realizarán durante un máximo de tres meses para evitar que se acostumbren al agua que deben analizar. Después de este tiempo, las integrantes de este sorprendente equipo de vigilancia serán reemplazadas por otras y volverán al lago en el que vivían. Allí nos imaginamos que descansarán con la satisfacción del deber cumplido, que los moluscos son muy cumplidores.
Este método de monitorización es una de las tecnologías más efectivas y probadas que complementan las pruebas de calidad del agua en Polonia. Por primera vez se utilizó, entre otros lugares, en las obras hidráulicas de Varsovia. En la actualidad, los moluscos controlan la calidad del agua de más de 8 millones de polacos.