Imprimir una vivienda con técnicas de impresión 3D es un tema que aparece de forma periódica como tendencia. Cada vez que se logra un avance en nuevos materiales, mejores técnicas, robotización o diseño de habitabilidad y ‘complementos’ como ventanas modulares, las casas impresas vuelven a la carga.
Pero, ¿estamos cerca de que las viviendas impresas en 3D sean una realidad?
¿Se puede imprimir una casa entera?
No, entera no. Pero se puede evitar la colocación de ladrillos. En la década de 1980 se realizaron las primeras patentes de impresoras 3D. La idea consistía en ir añadiendo capas de material depositado mediante extrusión. Este material era calentado en un depósito, impulsado a través de un tubo y vertido de forma precisa en su ubicación final, tras lo cual se endurecía al enfriarse.
Como giro inesperado en el uso de esta aplicación tecnológica, hace unas décadas alguien consideró la posibilidad de que el material usado fuese una variante del hormigón, y que la impresora tuviese el tamaño suficiente como para imprimir una casa. Se diseñaron guías gigantescas y se empezó a trabajar en un tipo de hormigón capaz de ser impulsado con una pequeña instalación.
Hace poco menos de una década este tipo de viviendas en 3D se pusieron de moda. El hype fue tal que se habló de la ‘revolución en la construcción’ debido a la automatización de parte de la construcción. Sin embargo, se ignoró de forma deliberada que había parte de la misma que no resultaba automatizable, como son las labores de fontanería, carpintería, cristalería y un largo etcétera.
Una impresora 3D de casas es rápida y minimiza algunos errores humanos, pero ‘solo’ sustituye la construcción de muros y únicamente en el caso de una vivienda baja y pequeña. En otras palabras, aún no se dispone de tecnología como para levantar un edificio de viviendas convencional, o su equivalente en muros de hormigón en lugar de fábrica con ladrillo.
¿Qué tipo de viviendas se puede imprimir?
En una primera generación, las viviendas impresas en 3D tenían que caber dentro de la impresora de casas. Esto obligaba a los hogares a ser muy pequeños, con un límite cercano a los 25 m2. En el vídeo se puede observar la primera vivienda 3D impresa en España, de 24 m2. Este diseño cuenta con un salón-cocina pequeño, un cuarto de baño y un dormitorio.
Para imprimir un hogar así hace falta una estructura metálica octogonal de siete metros de ancho y cinco de alto, así como de mucho espacio libre alrededor de la construcción. Como punto a favor tiene que el uso de materiales en la construcción es bajo comparado con la construcción tradicional. Casi no tiene residuos. El tamaño, por contra, supone un problema.
Para solucionarlo, una segunda generación de impresoras de casas hacen uso de una impresión radial. La máquina se coloca dentro de la vivienda e imprime capa tras capa a medida que rota. No es difícil imaginar una grúa de gran tamaño siguiendo este procedimiento para diseñar viviendas más altas, aunque la impulsión de material a grandes distancias es un problema sin solución.
Como se adelantaba en el punto anterior, este tipo de construcciones, a diferencia de la construcción modular —que permite el uso de fabricación industrial de componentes para luego montarlos— no puede aún automatizar la colocación de tuberías, carpintería y acabados como el tendido eléctrico o el aislamiento de las ventanas. Tampoco el tejado, que hay que construirlo aparte.
Viviendas impresas de varias alturas
A mediados de 2020 Bélgica se convertía en el primer país de Europa en construir una casa de varias alturas con una impresora 3D. Esto soluciona alguno de los problemas más importantes de las casas impresas. Sin embargo, el inicio del vídeo de la impresión nos confirma los elevados requisitos previos para montar la infraestructura que permita construir la máquina de impresión.
Aunque la vista final del edificio muestra una vivienda unifamiliar embellecida en mitad del campo, lo cierto es que hicieron falta varias alturas de contenedores rodeando la instalación durante 15 días. Comparado con el diseño de ICON en 2018 (abajo), que era capaz de imprimir una casa de 4.000 $ en 48 horas, parece que el segundo piso es aún una barrera insalvable.
¿Tiene sentido una casa impresa en 3D?
Ya se ha visto que las viviendas impresas en hormigón 3D no son particularmente eficientes. Además, ya cuentan con la pega medioambiental de ser casas unifamiliares, con todo lo que ello implica en falta de eficiencia, y con una durabilidad muy por debajo de lo que exige, no ya el mercado, sino las normativas técnicas de la mayoría de los países avanzados. Bajo esta perspectiva notablemente desalentadora, ¿qué sentido tiene imprimir una casa?
Lo cierto es que existen muchos ámbitos de aplicación, casi todos ellos derivados de emergencias locales. Algunos ejemplos son incendios forestales que exijan el desalojo de vecinos, un terremoto que eche abajo su vivienda o un tornado que las borre del mapa. En otras palabras, las casas impresas pueden ser una excelente solución temporal como respuesta social a diversas catástrofes naturales.
Esto es así debido a la facilidad con la que puede transportarse e incluso construirse una impresora de casas en cualquier punto del planeta. Del mismo modo que en la actualidad se tienen equipos de respuesta rápida ante posibles incendios, es posible que en el futuro sean considerados otro tipo de soluciones rápidas de choque, como son las habitacionales.
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