El fallecimiento el pasado mes de agosto de Frances Allen nos ha recordado que fue la primera mujer galardonada con un Premio Turing, considerado como el ‘Nobel’ de la informática. Este prestigioso reconocimiento puso el broche de oro a una trayectoria profesional dedicada a la computación paralela, los compiladores y la optimización de código.
Rosalind Franklin en el campo del ADN, Marie Curie en el terreno de la radioactividad o Mary Sherman Morgan en materia de cohetes. La dedicación y el trabajo que realizaron estas tres científicas es un claro ejemplo de todo lo que las mujeres pueden aportar a la ciencia. Un trío que podría ser cuarteto con la incorporación de Allen.
biografía de frances allen
Primeros años
Allen nació el 4 de agosto 1932 en un pueblo llamado Peru, que está situado en el estado Clinton de Nueva York. Fue la mayor de seis hermanos. De padre granjero y madre maestra, a los 22 años se graduó en la Universidad Estatal de Nueva York. Allí alcanzó el título de profesora en las ramas de Ciencia y Matemáticas para dedicarse a la docencia en la localidad que la vio crecer.
Pero su formación académica no se detuvo aquí y en 1957 se licenció también en Matemáticas por la Universidad de Michigan. En el verano de ese mismo año, y a consecuencia de los pagos universitarios que debía afrontar, empezó a trabajar para IBM; sin saberlo entonces, su trayectoria profesional quedaría ligada para siempre a la conocida multinacional. Su primer trabajo aquí fue el de formadora en Fortran. Este lenguaje de programación de alto nivel desarrollado por la propia IBM permitía trabajar de forma más sencilla. Su eficacia se demostró, sobre todo, en aplicaciones de ingeniería y carácter científico.
Fortran marcó un punto de inflexión en la trayectoria profesional de esta científica estadounidense, lo que propició su interés por la compilación. En informática, este término se emplea para describir el proceso por el cual un programa se traduce de un código fuente a otro ‘máquina’ para que los ordenadores lo entiendan y así ejecutarlo.
Proyectos destacados
Entre finales de la década de los 50 y a lo largo de los 60, Allen participó en diferentes iniciativas de importante calado relacionadas con los compiladores. Este es el caso del proyecto ‘Stretch’, considerado el primer superordenador transistorizado de IBM y conocido también como IBM 7030. Por otra parte, el proyecto ‘Harvest’ o IBM 7950 se concibió como un complemento de la computadora Stretch y permaneció en activo hasta 1976 en la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos. Se diseñó para tareas de criptoanálisis.
Dentro de sus aportaciones al campo de la compilación, y en colaboración con su equipo de trabajo, la norteamericana trabajó asimismo en un programa de compilación que podía manipular más de un lenguaje a la vez. En concreto tres: Fortran, Alpha y Autocoder.
También destacan sus contribuciones al proyecto IBM ACS, donde trabajó junto a otros destacados informáticos de la época como John Cocke, Lynn Conway o Gene Amdahl, entre otros. Aunque nunca vio la luz, sus responsables consiguieron destacados avances en el campo de la informática para los sistemas y las arquitecturas que vendrían después: sistemas operativos de memoria virtual, una integración mucho más estrecha entre el procesador y la memoria de las máquinas, técnicas de optimización del compilador, multihilo implementado en el hardware, discos duros con una estructura de cabeza fija…
SU FACETA COMO DIVULGADORA
Lo que pretendía Allen con cada uno de sus trabajos y aportaciones es que los programadores tuvieran a su disposición herramientas ágiles y sencillas de utilizar. De ahí que la eficacia de los procesos llevados a la práctica fueran tan importantes para ella. Un ejemplo de esta dedicación es el grupo Parallel Translation (PTRAN) de comienzos de los 80.
Fue considerado uno de los grupos de investigación más importantes dentro de su campo. Lo que allí se consiguió facilitó la introducción de tecnologías y algoritmos que conforman la base de la optimización automática de programas.
En otro orden de cosas, Allen visitó diferentes universidades de su país para dar a conocer sus ideas y mostrar los avances obtenidos en la optimización de compiladores. En 1977, ejerció como docente en la Universidad de Stanford.
Reconocimiento a su labor
La dedicación y el esfuerzo realizados en su trayectoria profesional fue reconocida en numerosas ocasiones. Una de las más importantes se produjo en 2006, cuando se convirtió en la primera mujer en ganar el Premio Turing. El jurado, cuando emitió la noticia, explicó que las investigaciones de Allen habían sido importantes no solo en el uso de sistemas informáticos de alto rendimiento. También habían servido para introducir mejoras notables en el rendimiento de los programas. En una entrevista concedida tras recibir este galardón, alentó a las mujeres a estudiar carreras científicas. “Creo que la industria ofrece a las mujeres en el campo de la ciencia, la informática y la ingeniería muchas oportunidades profesionales exitosas y que estas oportunidades aumentarán rápidamente”, declaró entonces.
En este sentido, y ya desde los años 70, Allen había manifestado su deseo de que la presencia de las mujeres en ámbitos como la programación y la informática fuesen cada vez más importantes. De hecho, el equipo de compiladores que formó por entonces en IBM llegó a contar con una importante representación femenina. Por cierto, que la multinacional norteamericana la nombró miembro de su junta de consejeros (el llamado ‘IBM Fellow’). Era el año 2002 y fue la primera mujer en conseguirlo.
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