Todas las personas que llevan gafas en los últimos meses han tenido que lidiar con una situación bastante incómoda. De hecho, los cristales se empañan continuamente cuando tienes que usar la mascarilla. Sin embargo, este inconveniente podría compensarse con una mayor protección contra el coronavirus responsable de la pandemia de COVID-19.
Esta es la hipótesis de un nuevo estudio realizado por investigadores del Hospital Suizhou Zengdu en China. Aparentemente, las personas que usan gafas corren menos riesgo de contraer la COVID-19. Los resultados, todavía preliminares, se han publicado en el ‘Journal of the American Medical Association (JAMA) Ophthalmology’.
Los investigadores chinos estudiaron el vínculo entre la barrera que proporcionan las gafas y el riesgo de contraer el coronavirus. Para ello, revisaron los datos de 276 pacientes ingresados ??en su hospital, en la provincia de Hubei, entre el 27 de enero y el 13 de marzo pasados. En ese momento, la epidemia estaba en su punto más violento en China. A todos los pacientes se les preguntó si utilizaban gafas, cuánto tiempo las usaban durante el día y por qué las necesitaban.
Se descubrió que 30 participantes (el 11%) portaban gafas, pero solo el 6% de ellos eran miopes o astigmáticos y las usaban durante más de ocho horas al día. Nadie llevaba lentillas. Este porcentaje, señalan los investigadores, es mucho más bajo que la tasa de miopía estimada por un estudio anterior realizado en la provincia de Hubei. Los autores citan una investigación de 1985, según la cual un tercio de los habitantes de la región presentaba este trastorno visual. De hecho, la miopía es una condición común. En 2010, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), afectaba al 27% de la población mundial.
Las gafas pueden ser una protección frente al virus
Los expertos consideran creíble que las gafas funcionen como barrera protectora, aunque precisan que es demasiado pronto para sacar conclusiones. Por ahora, los investigadores especulan que la razón por la que las gafas podrían reducir el riesgo de contraer la COVID-19 es que las personas que las usan se tocan menos los ojos. Muy simple. De esta forma, de hecho, reducen la posibilidad de transmitir el virus de las manos a los ojos.
Además, la cara está mejor protegida de las gotas de saliva expulsadas al toser o estornudar. Otra explicación es que estas lentes podrían sujetar mejor las solapas de la mascarilla y así reducir las vías de acceso. «El estudio plantea la posibilidad de que el uso de un protector ocular pueda ofrecer algún grado de protección frente a la COVID-19», explica Lisa Maragakis, investigadora de la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins, en un editorial que acompaña la publicación del estudio.
Dicho esto, especifica la experta, todavía es muy pronto para recomendar que todo el mundo use gafas para protegerse del coronavirus. La investigación, de hecho, presenta algunas limitaciones importantes. Primero, ha participado una muestra relativamente pequeña de personas, y todas ingresadas en un solo hospital. Además, los investigadores hasta ahora han observado una simple asociación y no una relación de causa y efecto entre llevar gafas y un menor riesgo de contraer el virus.
El motivo de esta asociación también podría estar relacionado con razones sociales. Por ejemplo, el hecho de que las personas con problemas de miopía son, en promedio, más mayores, que se quedaron más en casa durante la epidemia o frecuentaron lugares menos concurridos. Por lo tanto, habría que involucrar muestras más amplias de población para comprender si la tendencia se confirma.
Habrá que estudiar más la cuestión
Serán necesarios otros estudios para confirmar los resultados y determinar si existe una ventaja real en el uso de las gafas u otro tipo de protección ocular en lugares públicos. Actualmente, se recomienda a los profesionales sanitarios que usen pantallas o gafas protectoras, junto con las mascarillas. Sin embargo, las pautas en materia de salud pública no promueven el uso generalizado de una protección específica para los ojos.
Los resultados del estudio chino, sin embargo, plantean preguntas interesantes sobre la frecuencia con la que los ojos podrían ser la puerta de entrada al coronavirus. Por el momento, de hecho, la nariz parece ser el principal punto de entrada. Dada la presencia de una gran cantidad de receptores, se crea allí un ambiente favorable en el que el virus puede viajar a lo largo del tracto respiratorio.
Más allá de la utilidad de las gafas, por lo tanto, el problema sigue siendo comprender completamente la conexión entre los ojos y la probabilidad de contagio. Aunque los síntomas oculares, como la conjuntivitis, son actualmente menos comunes que otros, como la tos y la fiebre, se están realizando muchos estudios para evaluar la cantidad de trastornos oculares que pueden ser un signo de infección por COVID-19.
En particular, trata de ello una investigación realizada por médicos chinos y dada a conocer el pasado mes de agosto. En ella se afirma que de 216 niños hospitalizados en Wuhan por el coronavirus, 49 (el 23% de los casos) tenían síntomas oculares. Secreción, conjuntivitis y picor, lagrimeo excesivo y visión borrosa. Por esta razón, aunque se tenga que seguir examinando, ya podemos decir que es mejor no tocarse los ojos. Con o sin gafas.
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Imágenes | Syed Ali/Unsplash (portada), Saketh Garuda/Unsplash, Bud Helisson/Unsplash