La carrera espacial siempre ha sido un terreno en el que americanos y rusos han dominado con sus constantes avances. El lanzamiento del primer satélite en órbita, la llegada del hombre a la Luna, los primeros muestreos de Marte…
Muchos son los enigmas que nos quedan por resolver del universo, y también hay espacio para historias desconocidas. Una de las más impactantes es que la Alemania nazi pudo conquistar el espacio mucho antes que el resto.
Los avances tecnológicos fueron abundantes durante la Segunda Guerra Mundial, el principal problema es que la mayoría de ellos se emplearon para sembrar el terror. En este caso hablamos del cohete V2, toda una obra maestra de la ingeniería que ha sido considerado como la primera máquina en llegar al espacio. Lo horrible de toda esta historia es que en lugar de ser utilizado para la conquista del espacio, el cohete fabricado por Wernher von Braun estaba destinado al ataque de poblaciones civiles por parte de los nazis.
un avance espacial reconvertido en arma
Wernher von Braun es conocido mundialmente como uno de los ingenieros bélicos más destacados de la historia. Esta fama viene precedida por la creación del misil V2 (Vergeltungswaffe 2), que se convirtió en una de las armas más utilizadas por Adolf Hitler. En un principio, el V2 no estaba destinado al propósito armamentístico, sino a la conquista de un espacio completamente inexplorado.
La historia del misil V2 comienza con una presentación casi cinematográfica ante el Führer y su círculo más íntimo, y acaba consumándose como uno de los proyectos bélicos más importantes de la historia contemporánea. Desde entonces, Hitler puso todo su interés en la creación del primer cohete espacial con un único objetivo en mente: atacar Londres. Por ello, la creación de esta terrible arma redujo sus plazos de construcción para completar sus primeras pruebas exitosas en 1942.
Sin embargo, no fue hasta septiembre de 1944 cuando los nazis lanzaron dos primeros cohetes V2 hacia la ciudad de París y otros dos con el objetivo de causar el caos en la capital londinense. No obstante, y a pesar de los titulares exitosos en la prensa alemana, ya era demasiado tarde para el Tercer Reich. Lo que sí se demostró con estos exitosos lanzamientos es que el cohete creado por Von Braun había acabado con uno de los principales problemas de la cohetería consiguiendo una precisión sin precedentes en la industria armamentística.
un cohete anhelado por todos
Desde las primeras pruebas llevadas a cabo en 1942, estadounidenses, rusos e ingleses anhelaban tener en sus arsenales un cohete tan preciso como el que estaban preparando los nazis. Se consideraba al misil V2 como la tecnología punta del sector, un artefacto que, sin duda, podía cambiar el rumbo de la contienda. Es por ello que, en las horas más bajas de la Alemania de Hitler, Von Braun contactó con los Aliados para ofrecerles su rendición.
Desde ese momento, el ingeniero teutón pasó a formar parte del bando estadounidense a través de la famosa ‘operación Paperclip’ basada en capturar científicos alemanes para llevarlos a Estados Unidos. Cabe destacar que la URSS estuvo a punto de hacerse con los servicios de Von Braun, pero los norteamericanos se adelantaron a unos soviéticos que veía como todos los conocimientos del primer misil espacial cruzaban el charco para quedarse en EEUU.
Del arsenal nazi a la luna
Aunque el objetivo de Von Braun no era construir un misil que pudiera acabar con la vida de cientos de civiles, nunca se llegó a arrepentir del primer uso del misil V2. Es más, en una de las cartas escritas a sus críticos antinazis desde el asilo estadounidense, refutó así esa idea: «Cuando tu país está en guerra, cuando tus amigos mueren, cuando tu familia está en constante peligro, cuando las bombas caen a tu alrededor y pierdes tu propia casa, el concepto de guerra justa se convierte en algo muy vago y remoto, y luchas por infligir al enemigo tanto o más [sufrimiento] como el que tú y tus familiares y amigos habéis sufrido».
Lo más curioso de todo esto es que finalmente Von Braun pudo utilizar sus conocimientos para el objetivo original: conquistar el espacio. El ingeniero alemán formó parte del programa de diseño de cohetes de la NASA que bajo el nombre ‘Apolo‘ consiguió poner el primer pie en la Luna. De esta forma, lo que comenzó siendo un arma de destrucción sin precedentes consiguió poner los cimientos para construir uno de los logros más importantes de la humanidad.
Finalmente, Von Braun logró su objetivo, aunque tuvo que pasar por unos inicios repletos de horror en los que la guerra era el único campo en el que los nazis le dejaron avanzar en sus investigaciones. Un entorno que el científico alemán aceptó a pesar de la capacidad demoledora que pudieran tener creaciones bélicas como el misil Vergeltungswaffe 2. Eso sí, tal y como confesó su compañero Stühlinger, lo que buscaban Von Braun y su equipo con sus proyectos era «que los cohetes volasen hasta la Luna y Marte, no que cayesen sobre nuestro propio planeta”.
En Nobbot | Auschwitz, memoria imprescindible de «los que no merecían vivir».
Imágenes | Stux/Pixabay / SpaceX-Imagery/Pixabay.