Nacieron como plataformas para jugar y comentar jugadas, pero hoy Twitch y Discord son mucho más. Políticos y líderes sociales lo saben.
En 2015, el creador de videojuegos Jason Citron se dio cuenta de que no había sistemas eficientes de comunicación para los gamers mientras echaban sus partidas. Las opciones de voz IP que había en aquel momento eran demasiado pesadas y poco seguras. Por eso se aventuró a desarrollar una aplicación de chat que fue bautizada como Discord.
Y, a partir de ahí, esta app de mensajería empezó a subir como la espuma. En 2017 ya superaba la cifra de 60 millones de usuarios. Al mismo tiempo, sus promotores recaudaban decenas de millones de dólares de financiación. Luego llegaron alianzas con ‘Fortnite’ y Twitch, la plataforma de vídeo de Amazon. Y, a día de hoy, Discord es un fenómeno global. Sus números apabullan: más de 100 millones de usuarios activos al mes y 4.000 millones de minutos de conversaciones cada día.
El caso de Twitch es algo diferente. Su progresión no se debe tanto a la ocurrencia de un emprendedor, sino al movimiento de un gigante como Amazon para plantarle cara a YouTube (Google) como plataforma universal de vídeo. Twitch fue adquirida por Amazon en 2014 por 970 millones de dólares, después de irse consolidando poco a poco durante siete años como la plataforma favorita de muchos gamers y de algunos torneos oficiales de esports.
Los streamers españoles impulsan Twitch
En España, el ascenso de Twitch ha sido más acusado que en otros países porque en los últimos tiempos los streamers más populares de este país, como Ibai Llanos, TheGrefg y ElRubius, se han pasado a esta plataforma y ya están en lo más alto de las clasificaciones globales. Un punto de inflexión lo marcó el gamer murciano (aunque residente en Andorra) TheGrefg: en enero de este año logró congregar en un directo a 2,3 millones de espectadores.
Las historias de Discord y Twitch ahora convergen porque ambas plataformas empiezan a ser conocidas más allá del mundo del gaming, y de las partidas de ‘Fortnite‘, ‘Among Us‘ y ‘Minecraft‘. Y, además, tienen mucho futuro. Sin ir más lejos, las pasadas Navidades, Ibai Llanos compitió de tú a tú con las grandes cadenas de televisión al retransmitir las campanadas de fin de año desde su casa. Con toda la naturalidad del mundo, el caster se ponía a la altura de fenómenos televisivos como Cristina Pedroche y Ana Obregón.
Esta nochevieja no la podemos celebrar como otros años. Yo he dado la bienvenida al 2021 con mi familia viendo las campanadas de @IbaiLlanos. Ha sido divertido y nos lo hemos pasado muy bien.
Gracias Ibai por trabajar para que más gente se quede en casa.
Os deseo un Feliz 2021 pic.twitter.com/rYxA7jYCQE— Salvador Illa Roca/?? (@salvadorilla) December 31, 2020
Por Twitch y en una retransmisión online bastante improvisada y casera, Ibai Llanos congregó a medio millón de personas en el momento álgido de la noche navideña. Incluso el entonces ministro de Sanidad, Salvador Illa, agradeció a Ibai y a su equipo el buen momento que le había hecho pasar. Aquel día, Llanos y Twitch lograron entrar en muchas salas de estar de todo el país. Y pudieron ser conocidos por los padres, los tíos y los abuelos de los gamers que hasta ese momento habían sido su público natural.
Twitch y Discord relegan a la televisión
Hoy, campañas electorales, reuniones de trabajo y clases online son contenidos que pueden encontrarse en Twitch y Discord. Personas con intereses compartidos de todo tipo encuentran en estas soluciones tecnológicas aplicaciones variadas e incrementan día a día su uso y popularidad. Según Joan Arnedo, director del máster de diseño y programación de videojuegos de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), se está dando un “cambio generacional” en el que la televisión pierde relevancia “a favor de contenidos en línea”. Todo parece indicar que los jóvenes que han entrado en estas plataformas seguirán en ellas “para satisfacer sus nuevas inquietudes, a medida que progresen personal y profesionalmente”.
Otra vez el ejemplo de Ibai Llanos, un streamer con intereses muy variados, es revelador. Sus charlas tranquilas y desenfadadas con los jugadores de fútbol Sergio Ramos y Gerard Piqué han vuelto a romper esquemas y ya acumulan varios millones de visualizaciones. Además, están marcando la agenda de muchos medios y periodistas deportivos, y también la conversación de millones de seguidores del FC Barcelona y del Real Madrid.
Asimismo, el periodista Emilio Doménech, Nanisimo en las redes sociales, realizó un seguimiento de las elecciones estadounidenses y del asalto al Capitolio a través de la plataforma de Amazon, en la que cuenta con más de 21.000 seguidores. El joven periodista también se convirtió en referencia informativa para muchos jóvenes a través de LaSexta.
Una de las claves del éxito de Twitch y Discord es que la interacción en tiempo real consigue retener la atención de la audiencia, que es el bien más preciado de la economía digital. Al mismo tiempo, son plataformas destinadas a fidelizar mejor a los nuevos usuarios registrados y activos porque crean ‘comunidad’. “Ahí es donde radica la fórmula del éxito. Hay una contribución sustancial de los espectadores a los contenidos de esos influencers, lo que vuelve la emisión más relevante”, asegura Elena Neira, profesora de la UOC.
El interés de los políticos
El fenómeno de Twitch está en el punto de mira de políticos de todo el mundo. La congresista estadounidense Alexandria Ocasio-Cortez se conectó en plena campaña para pedir el voto mientras jugaba a un videojuego. El partido Más Madrid tiene perfil, aunque aún no muy activo (en torno a 500 seguidores). Mientras tanto, el presidente francés, Emmanuel Macron, impulsó en este foro un debate online en pleno apogeo de las protestas de los ‘chalecos amarillos’.
Los dirigentes buscan en Twitch a ese público joven que no va a los mítines. Como antes lo buscaron en Facebook, Twitter e incluso TikTok. Eso sí, los expertos advierten de que no basta con abrir un canal, sino que hay que lanzar a los jóvenes, muchos de ellos gamers, mensajes de interés, y con la puesta en escena adecuada. Todo un reto para el marketing político.
En su quinto aniversario, que tuvo lugar el verano pasado, el creador de Discord, Jason Citron, aseguraba en el blog de la plataforma que esta no era solo un sitio para gamers, como en origen fue pensado, sino “para cualquiera al que le gustara hablar”. Discord hoy cuenta con 13,5 millones de servidores (es como en la compañía llaman a los lugares de encuentro o chats). Los hay privados (de amigos, colegas de trabajo y personas con las mismas aficiones), pero también están organizados por temáticas. Además, su promotores presumen de que ningún algoritmo decide lo que tiene que ver el usuario.
Aunque los videojuegos siguen marcando los mejores registros en Twitch, los últimos datos también apuntan a que en 2020 la categoría de Just Chatting (“charlando”, en español) está por encima de los títulos de los juegos más famosos en número de horas vistas. Hasta cierto punto, los gamers no quieren ver solo a un buen ‘jugón’, sino a uno que tenga gracia cuando comenta la partida. Como en la vida real, el carisma, la agilidad mental y la manera de comunicar también marcan el camino al éxito en Twitch y Discord.
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