Cuando Philae se posó sobre el objetivo, empezó lo bueno. Por delante quedaban meses de análisis de los datos que enviaría la primera nave humana en aterrizar en un cometa.
Al frente del equipo de 25 científicos e ingenieros el Centro de Operaciones Científicas de Rosetta (RSGS) que hizo aquello posible estaba Michael Küppers. Desde el Centro Europeo de Astronomía Espacial de la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés) en Villanueva de la Cañada, Madrid, el equipo pudo entender por primera vez qué pasa en el interior de un cometa y buscar señales de agua y vida en su superficie.
Küppers, científico de sistemas planetarios, especializado en cometas y asteroides, se ha encargado también de coordinar el estudio de las misiones Cosmic Vision de la ESA, cuyas líneas maestras expuso durante el reciente Congreso Estatal de Astronomía celebrado en A Coruña (Galicia). Ahora forma parte del equipo de dos de estos proyectos: HERA, que llevará una sonda al cinturón de asteroides, y Comet Interceptor, que buscará interceptar un cometa, quizá uno que llegue del espacio exterior.
– Ha sido uno de los coordinadores de la misión Rosetta, que aterrizó una sonda en un cometa. ¿Cuáles han sido las principales enseñanzas de la misión?
Rosetta se pasó dos años con el cometa [67P/Churyumov-Gerasimenko]. Por primera vez fue posible observar los procesos que tienen lugar en el núcleo del cometa. Hemos visto, por ejemplo, que no solo se genera el material que forma la cola del cometa, sino que hay mucho transporte de material de un lado del núcleo al otro. También hemos aprendido mucho sobre su composición y hemos detectado muchas moléculas orgánicas, incluyendo un aminoácido, que pueden haber contribuido a la vida en la Tierra.
«Es probable que algunos cometas hayan contribuido en el pasado al agua de la Tierra, pero no hayan sido la contribución principal».
– Uno de los objetivos de la misión era analizar el agua del cometa, pero resultó ser diferente a la que tenemos en la Tierra.
En el agua de este cometa, la proporción de deuterio en relación al hidrógeno, que en los océanos de la Tierra es constante, era bastante más elevada. Si revisamos los resultados obtenidos de los análisis del agua de otros cometas, en algunos de ellos esta proporción sí parece más similar a la de nuestro planeta. Esto quiere decir que es probable que algunos cometas hayan contribuido en el pasado al agua de la Tierra, pero no hayan sido la contribución principal.
– Entonces, ¿cómo llegó aquí?
Pudo ser a través de asteroides, ya que algunos contienen hielo. O puede que ser que hubiese agua en el polvo que dio origen a nuestro planeta, podía estar en el mismo material que dio forma a la Tierra.
– Hablaba también de la presencia de moléculas orgánicas. ¿Podría haber contribuido un cometa al origen de la vida en nuestro planeta?
Es una posibilidad. No tanto que la vida haya llegado del exterior, sino los ingredientes para la vida. Quizá las moléculas orgánicas presentes en algún cometa se mezclaron con los componentes que ya había en la Tierra y dieron lugar a las primeras formas de vida. Es decir, el material proveniente del espacio habría ayudado al origen de la vida.
– Fue coordinador de Cosmic Vision y ahora trabaja en dos de sus proyectos. ¿Cuáles son los objetivos de esta campaña de misiones de la ESA?
Cosmic Vision es el programa a largo plazo de la Agencia Espacial Europea. Ahora mismo tenemos algunas misiones operativas y otras en desarrollo. Está compuesto por tres misiones grandes, cinco de tamaño medio y una serie de misiones pequeñas. La primera en estar operativa fue CHEOPS, lanzada en 2019. Y la última será la misión LISA, que buscará y medirá ondas gravitacionales y cuyo lanzamiento está previsto para el 2037.
«Si existen condiciones para la vida en el exterior del sistema solar, tiene que ser bajo la superficie, donde el ambiente puede ser menos hostil».
– ¿Cuáles han sido las contribuciones de CHEOPS hasta ahora?
Esta misión observa el tránsito de planetas extrasolares conocidos. Como el satélite es mucho más preciso que los telescopios que están en la Tierra, puede obtener mucha más información de los exoplanetas. Por ejemplo, puede ver cómo es la atmósfera de esos planetas o si hay viento. Es fascinante la información que puede extraer.
– ¿Busca también señales de vida en estos planetas?
Con CHEOPS todavía será difícil encontrar señales de vida, pero la meta final de este tipo de exploración es acabar encontrando un planeta similar a la Tierra en el que haya algún tipo de vida. En el futuro, CHEOPS será reemplazada por otras misiones de estudio de exoplanetas. La primera será PLATO, cuyo lanzamiento está previsto para 2026. Será capaz de hacer una fotometría tan precisa que sí podrá encontrar una copia de la Tierra.
La fotometría permite detectar estos planetas cuando pasan por delante de su estrella, desde el punto de vista de la Tierra. Si medimos y analizamos con precisión los pequeños cambios que genera este tránsito en el brillo de la estrella podemos descubrir la presencia de más planetas extrasolares.
– Otras de las misiones de Cosmic Vision buscan conocer mejor el sistema solar, como JUICE, que viajará a las lunas de Júpiter. ¿Es posible encontrar condiciones para la vida entre nuestros vecinos?
JUICE se lanzará entre el 2022 y el 2023, investigará las lunas de Júpiter y, en especial, Ganímedes. Las llamadas lunas galileas [Júpiter, Ío, Calisto, Ganímedes y Europa] son uno de esos lugares del sistema solar donde es posible que haya condiciones para la vida. En ellas hay océanos líquidos bajo su superficie. Pero tengo que admitir que, con la tecnología actual, va a ser muy difícil encontrar vida allí, si es que la hay.
Estos océanos están bajo tantos kilómetros de hielo que es muy difícil llegar hasta ellos. JUICE va a estudiar el interior de las lunas con un radar y nos dará información sobre estos océanos y sus propiedades. Pero para detectar vida necesitaríamos taladrar el hielo y llegar a estos océanos, algo que todavía no es posible.
«El objetivo principal de HERA es demostrar que es tecnológicamente posible desviar un asteroide».
– Acabamos de ver nuevas imágenes de Mercurio con la sonda BepiColombo, tenemos varios rover fotografiando Marte, vamos a volver a la Luna y a Venus… Sin embargo, parece que siempre encontramos lo mismo: desolación y condiciones extremas. ¿Es la Tierra una excepción?
Parece que la Tierra tiene buenas condiciones por dónde está. A nuestro lado tenemos dos extremos. Por un lado, Marte es muy árido y algo frío. Por otro, Venus, muy caliente y con una atmósfera mucho más densa que la de la Tierra. En el interior del sistema solar, el único planeta con un clima templado es el nuestro. Parece tener el tamaño y la posición adecuados para ello.
Ya si vamos al exterior del sistema solar, las temperaturas son mucho más bajas porque los planetas están más lejos del sol. Allí, si existen condiciones para la vida, tiene que ser bajo la superficie, donde el ambiente puede ser menos hostil.
– Una de las misiones en las que participa directamente, HERA, nos va a acercar a un asteroide. ¿Qué vamos a buscar allí?
Va a visitar un asteroide binario que se llama Didymos. El año que viene, la nave de la NASA DART va a impactar contra la luna del asteroide. En 2026, HERA visitará el lugar e investigará el resultado del impacto y las propiedades de los dos asteroides. El objetivo principal es demostrar que es tecnológicamente posible desviar un asteroide, que podemos cambiar la trayectoria o la órbita de un cuerpo pequeño si fuese necesario porque representase un riesgo para la Tierra.
Además, con HERA analizaremos también el cráter dejado por DART para entender mejor el proceso del impacto. Hay muchos cráteres en el sistema solar. Los hemos estudiado, pero nunca hemos sabido de antemano qué tipo de objeto los ha causado.
– La otra misión de la que participa, Comet Interceptor, tiene mucho que ver con los objetos interestelares. ¿Qué sabemos de ellos?
Muy poco, muy poco. De hecho, conocerlos mejor es en parte la motivación de la misión. Los objetos interestelares pasan rápido a través del sistema solar y lo hacen una única vez. Hasta ahora solo hemos detectado dos y hemos podido observar algo de ellos, pero nunca hemos podido verlos desde cerca. La idea es detectar con los nuevos telescopios la cantidad suficiente de estos objetos como para poder acercarnos a uno con Comet Interceptor, pero todavía no es algo seguro. Ahora mismo, creemos que el primer cometa que interceptará el instrumento será un cometa del sistema solar.
– Con los dos objetos interestelares encontrados hasta ahora, cuando fueron detectados, era ya demasiado tarde. Ya estaban de salida del sistema solar.
Cuando encontramos el primero [Oumuamua], que parecía inactivo, estaba ya camino de la salida de nuestro sistema. El segundo [Borisov] fue detectado antes, pero pasó muy lejos, a dos veces la distancia entre la Tierra y el sol. La idea es que Comet Interceptor esté estacionado en el punto L2, en una órbita a 1,5 millones de kilómetros de nuestro planeta. Allí se quedará durante un máximo de cinco años hasta que pase un objeto que pueda visitar. Por ahora, no hemos visto ningún objeto interestelar que hubiese estado al alcance de Comet Interceptor si este hubiese estado en funcionamiento.
– ¿Cómo debería cambiar la investigación espacial para estar más atentos a este tipo de objetos?
Para detectar mejor los objetos interestelares necesitamos telescopios más sensibles, como alguno de los que ya está desarrollando la NASA. Investigarlos en detalle es más complicado. Hacen falta instrumentos como Comet Interceptor, capaz de analizar el núcleo y algunos de los materiales que componen el objeto, pero para ello es necesario que el objeto tenga la trayectoria correcta.
– Comet Interceptor estará en el punto L2, a donde también se dirigirá en pocas semanas el telescopio James Webb. ¿Cómo va a cambiar este instrumento la exploración espacial?
El James Webb multiplica por diez la sensibilidad del telescopio Hubble y por tres su resolución en la misma longitud de onda. Nos va a dar información más detallada de todo. Además, nos va a ayudar a detectar planetas extrasolares más pequeños y estudiar sus atmósferas. Y también aportará nueva información cosmológica, ya que va a observar galaxias antiguas en sus orígenes, durante la infancia del universo.
– Otro de los objetivos de Cosmic Vision es mirar más allá, planificar a 30 o 40 años vista. ¿Qué respuestas buscaremos en el futuro?
Cosmic Vision empezó a elegir conceptos y seleccionar las primeras misiones en el año 2007. El desarrollo de una misión grande puede llevar hasta 20 años. Esto quiere decir que casi todas las misiones de Cosmic Vision se lanzarán durante esta década y la que viene.
A largo plazo, en la ESA tenemos el programa Voyage 2050. Por ahora, hemos elegido tres conceptos para tres misiones largas que se lanzarán en la segunda mitad de siglo. Uno es visitar los satélites de Júpiter o Saturno. Otro es investigar los exoplanetas de tipo terrestre, si es tecnológicamente posible. Si no tenemos la tecnología disponible, la segunda misión estará centrada en estudiar las estrellas en el centro de nuestra galaxia. Y la tercera misión está todavía por definir, pero deberá tratar de estudiar los orígenes del universo. Todavía falta mucho tiempo.
Imágenes | Michael Küppers, ESA/Rosetta, Júpiter, NASA/Chris Gunn, Neowise