El ‘gran apagón’ (en inglés ‘blackout’) es tendencia desde hace unos meses en España y buena parte del mundo. Eventos como la COVID-19, la interrupción parcial del suministro de chips, la crisis de los contenedores, los movimientos de repliegue nacionalista (como el Brexit) y el miedo a una tormenta solar de alta intensidad han alimentado el pánico a este escenario.
Si has llegado a aquí buscando el fin del mundo, sentimos decirte que este es improbable. El cúmulo de circunstancias necesario para que una tormenta solar nos devuelva a la edad de piedra es tan poco probable que preocuparse o tomar acciones con base en dicha posibilidad remota resulta, como poco, cómico.
Índice
- ¿Qué es ‘el gran apagón’?
- Bulos sobre ‘el gran apagón’
- ¿Podría suceder un ‘gran apagón’?
- Así podría ser un gran apagón (prospectiva)
¿Qué es ‘el gran apagón’?
El gran apagón es un fenómeno hipotético que eliminaría en un breve lapso de tiempo toda la red energética mundial, y con ella internet y cualquier servicio básico, gobiernos incluidos. Se trata de un escenario solo posible de forma parcial, y la parte que sí es factible necesita de circunstancias muy concretas.
Como es normal a día de hoy, los bulos sobre este asunto se han encargado de magnificarlas en las últimas semanas. Porque eso es lo que hacen los bulos: engañar a quienes no tienen toda la información o a quienes han escuchado una verdad parcial que parece soportar un escenario catastrófico.
La serie de ficción ‘El gran apagón’, dirigida por Ana Alonso para Podium Podcast, ha familiarizado a buena parte de la población sobre este concepto. Sin embargo, es importante destacar que se trata de una ficción como tantas otras que le precedieron sobre esta amenaza.
Algunos bulos sobre el gran apagón
Entre los bulos más frecuentes sobre el gran apagón mundial debido a una erupción solar se encuentran:
- Va a ocurrir pronto. Lo cierto es que no se sabe cuándo habrá una tormenta solar de gran magnitud cuya radiación cruce la órbita terrestre justo cuando la Tierra esté delante.
- Inutilizará todos nuestros sistemas. No es verdad. Solo los países que recibieran el impacto sufrirían daños, y no está claro cómo de profundos. Lo que sí sería probable son cortes de suministro unos días.
- Será el fin de la vida tal y como la conocemos. Improbable. De darse ahora una tormenta solar fuerte, los escenarios más dramáticos incluyen cortes de energía durante unos meses mientras se restablece la red.
- Hay que hacer acopio de útiles. No es una estrategia inteligente porque solo hará que sean más escasos, como pasó con el papel higiénico al inicio del confinamiento de 2020. No habrá falta de materias básicas.
- Hay que irse al campo. No es necesario, ni aconsejable. Cuanto más deslocalizado, más difícil será recibir ayuda o más energía per cápita se necesita para vivir. Es el camino ideal para una profecía autocumplida.
- Es necesario una mochila de emergencia. Por un gran apagón a lo mejor no es muy útil, pero para salir de casa en caso de incendio, terremoto u otro evento más probable, es una opción interesante. Llevar puestas mudas limpias es importante.
Otros bulos, relacionados con las palabras de la ministra Klaudia Tanner (Austria), tienen esta forma:
- Nos vamos a quedar sin gas. A diferencia de Austria, España tiene una reserva estratégica nacional de 40 días. Para ponerlo en comparación, durante la tormenta Filomena se consumieron dos de esos cuarenta.
- No habrá energía para todos. Existen planes de contingencia para escenarios complejos, y estos pasan porque la industria electrointensiva detenga su actividad. Nadie se quedará sin microondas.
- El colapso está cerca. Es posible que en algún momento del futuro haya un colapso. De darse, se parecería más al que sufrió el Imperio Romano en un desgaste de unos cuantos siglos. Quizá ni nos enteremos.
EL BULO DEL GRAN APAGÓN: ESPAÑA NO ESTÁ EN RIESGO DE PARADA ELÉCTRICA GENERAL
–Ni por capacidad: Produce 107GW, consume 42GW en su pico máximo
–Ni por diversificación: 10 fuentes componen el mix energético
–Ni por ubicación: Rusia no bloquea nuestro flujopic.twitter.com/sJke8RKhZF— Javier Ruiz (@Ruiz_Noticias) November 9, 2021
¿Podría suceder un gran apagón de alguna magnitud?
Podría. De hecho, en el pasado reciente ya se dieron algunas condiciones suficientes como para crear pequeños apagones y fallos en las líneas telegráficas debido a la actividad solar intensa.
¿Qué dicen los gobiernos?
La idea del gran apagón se ha reforzado debido a algunas maniobras realizadas por los gobiernos, en general, de acopio de algunos recursos básicos tales como el combustible, e incluso por las comunicaciones de sus políticos. Hace ya cinco años que Obama dictó una orden “para que el país se prepare ante un hipotético evento climático espacial extremo, como una gran erupción solar”, pero dejando claro que no era algo que fuese a pasar pronto.
Sin embargo, a menudo se confunden varios fenómenos combinados. Así, mientras que el Ministerio de Defensa de Austria a través de la ministra Klaudia Tanner trasladó que la duda no estaba en “si habrá o no un apagón, la cuestión es cuándo” por la alta dependencia de este país respecto al gas ruso, Xi Jinping pidió a los chinos hacer acopio de alimentos de primera necesidad debido a la crisis de los contenedores. Temas diferentes a una tormenta solar.
El cuello de botella en el traslado de bienes alrededor del mundo, lo que se ha venido a llamar ‘la crisis de los contenedores’ o ‘la crisis de los chips’, se está empezando a mezclar en diferentes bulos con la idea de un apagón mundial, como si todos los escenarios fueran el mismo. Y no lo son. Respecto a un ‘gran apagón’ inducido por falta de flujo global, la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, confirmó en ‘Onda Cero’ que “podemos descartarlo de nuestro horizonte de preocupaciones” porque “disponemos de casi el doble de potencia instalada de la que usamos”.
Ahora todo depende de la energía eléctrica y la energía eléctrica depende de todo
En un hipotético escenario en el que una tormenta solar friera buena parte de la red eléctrica, se tendría el problema añadido de que no habría internet porque este necesita electricidad. Y, sin internet, tampoco habría otros elementos como compra de suministros hospitalarios, logística en general, bombeo de gas a través de gaseoductos o comunicaciones.
La alta dependencia de todos los sistemas sobre todos los demás hace que el fallo de uno solo parezca detener el sistema al completo. Sin embargo, existen protocolos de contingencia que evitarían un ‘colapso total’ (la parada completa de todas las actividades humanas, gobierno incluido). Por ejemplo, cuando la luz eléctrica cae en los edificios públicos, como hospitales, ‘salta’ el grupo electrógeno para evitar que la pérdida del fluido eléctrico afecte a la gente.
Habitar sistemas más complejos puede hacerlos más vulnerables. De hecho, “cuantas más cosas conectamos [a internet y el fluido eléctrico], más vulnerables somos”, en palabras de Esther Paniagua en ‘Error 404’ (2021), porque aumenta la dependencia en ambos sistemas.
Algunos movimientos de ‘regreso al campo’ o ‘survivalismo’ (preparacionismo, survivalism) pretenden desacoplarse de los flujos mundiales con el objetivo de poder hacer frente a un hipotético parón mundial. Spoiler: es imposible a no ser que se viva como los amish, y ni siquiera ellos están desconectados. Como es evidente, estos nodos ‘aislados’ son tan dependientes de los combustibles fósiles, la electricidad e internet para subsistir como el resto, ya que sin todos estos servicios sería inviable mantener cierto nivel de vida, tal y como se verá en apartados posteriores.
¿Qué se puede aprender de la tormenta de 1859?
La tormenta solar de 1859 provocó una serie de fallos en los sistemas de Europa y América del Norte. Algunos cortes, cortocircuitos e incluso incendios. Sin embargo, a veces se olvidan destacar puntos clave:
- El telégrafo estaba muy poco desarrollado entonces y su nivel de protección y aislamiento era casi nulo. Los primeros cables telegráficos atlánticos, colocados por Cyrus West Field, estaban recubiertos de gutapercha y cáñamo, como explica Arthur C. Clarke en ‘El mundo es uno’. No son los mejores materiales contra tormentas solares.
- No falló toda la red, solo unos pocos elementos en estos continentes. Aquellos que fueron reemplazados mantuvieron la línea en funcionamiento. En otros continentes el efecto fue nulo, incluso allí donde ya había telégrafo. Es decir, no afectaría a todos los países a la vez, ni a toda la red, ni a todos los sistemas.
¿Cómo sucedería un hipotético apagón eléctrico mundial?
Analizar escenarios futuros (prospectiva) supone una ayuda enorme para entender qué se puede y qué no se puede hacer en el caso de que ocurra algo parecido a un apagón mundial, con foco en cuestionarse si tiene sentido hacer algo o solo esperar a que vuelva la luz.
El reto de no ser beneficiarios de las políticas de preparación
Como ocurre con otros retos que comparten que ‘ocurrirán, pero no sabemos cuándo’ como los megaincendios por el cambio climático o el impacto de asteroides NEO, es importante destacar cómo abordar estos escenarios hipotéticos tiene como únicos beneficiarios a los humanos del futuro, lo que explica en parte los pocos fondos que reciben los proyectos.
¿Por qué no se deja de emitir CO2? ¿Y si desplegamos una red de satélites en busca de NEOs? ¿Por qué no instalamos grupos electrógenos por todas partes y vivimos con la despensa repleta de latas de comida o medicamentos? La respuesta, claro, es una valoración de la probabilidad de que se dé el escenario en cuestión, y el desembolso actual de dinero. ¿Compensa?
Dicho esto, nunca vienen de más un par de latas en la despensa, unas pilas o una pequeña bombona de butano. Después de todo, hay muchos escenarios convencionales y más probables en los que son útiles, desde una semana que se está muy ocupado para bajar a comprar a una nevada que impide salir de casa o un apagón de un par de días.
Cuanto más tarda un servicio en funcionar, más tarda en regenerarse
Uno de los miedos más frecuentes de un gran apagón mundial (a pesar de la improbabilidad de que algo así pueda llegar a ocurrir) es cómo la interdependencia de los sistemas hace complicado volver a levantar los sistemas.
En 2021 se vivió una situación casi cómica cuando el borrado de una serie de archivos durante un mantenimiento rutinario sacó a Facebook de internet. Este apagón mundial ‘localizado’ en la red de Facebook tuvo como guinda tener que reventar unas cuantas puertas con hachas para poder acceder a los servidores y restaurarlos de forma manual. El acceso a los edificios requería un acceso a internet que no estaba disponible y hubo que ponerse creativos.
No es el único apagón de internet. Ha habido miles estos años. El más largo, una represión política en Cachemira (India), que los dejó sin red durante siete meses. Uno de los más absurdos, el día en que unos adolescentes crearon sin querer la red botnet Mirai para atacar algunos servidores de Minecraft y tumbaron internet en todo el este de Estados Unidos. Es el mayor ‘ataque’ registrado contra Estados Unidos.
Estos problemas suelen arreglarse en horas o días, pero cuanto más tiempo están desconectados los sistemas, más tiempo hace falta para restaurarlos. Además, la cuenta crece a medida que se añaden sistemas caídos. De ahí que un apagón mundial de tanto miedo. Porque podría dejar a la humanidad sin gobiernos durante meses, en el caso de que fuese posible.
Es importante cerrar este artículo señalando algunos puntos claves como que aunque posible parcialmente a nivel local, un apagón a escala mundial está descartado o que hay mecanismos de actuación si pasa algo similar. El miedo no está justificado. La angustia de si es posible prepararse a título individual, tampoco.
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Imágenes | Nicolas Thomas, Igor Lepilin, Claudio Schwarz, Iain Buchanan, Patrick Perkins