Hasta 344 cosas podían fallar. Aunque, de momento, todo va sobre ruedas. El James Webb avanza sin pausa hacia su estacionamiento a 1,5 millones de kilómetros de la Tierra.
El telescopio espacial, el dispositivo tecnológico más avanzado y la misión más compleja lanzados en la historia de la humanidad, partió de la Tierra el día de Navidad para no volver jamás. Sí llegarán, si todo va bien, centenares de gigas de datos con los que el James Webb aspira a revolucionar nuestro conocimiento del universo.
La misión, una colaboración internacional entre la NASA, la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés) y la Agencia Espacial Canadiense, marcará la exploración espacial durante la próxima década y ocupará buena parte de los titulares espaciales de 2022. Sin embargo, Webb no estará solo. Esto es todo lo que podemos esperar para el nuevo año en materia astronómica.
Artemis I y todas las vueltas a la Luna
Antes de que el James Webb empiece a hacer ciencia, con probabilidad a finales de febrero o principios de marzo, la NASA y la ESA volverán a lanzar una misión conjunta. Esta vez, el objetivo está bastante más cerca: la Luna. Artemis I inaugurará una serie de misiones que volverán a poner seres humanos sobre la superficie de nuestro satélite (algo que no se producirá, como pronto, hasta 2024).
Artemis I servirá para poner a prueba un viaje de ida y vuelta de la nave Orión. Esta utilizará la gravedad de la Tierra y la Luna para impulsarse y completar la ruta con éxito. Será un paso importante para volver a la Luna, y no será el único: durante 2022, hasta nueve misiones podrían acercarse a nuestra compañera de viaje espacial.
Capstone, un pequeño satélite de la NASA que pondrá a prueba la tecnología futura de navegación y posicionamiento espacial, podría despegar también en marzo. Además, la agencia estadounidense desplegará otras tres misiones de la mano de colaboradores comerciales que explorarán el envío de cargamentos y tecnología a la superficie lunar.
India, Rusia, Corea del Sur, Japón y los Emiratos Árabes también podrían volver a nuestro satélite este año con una serie de misiones no tripuladas. Todas tienen objetivos similares: avanzar hacia el establecimiento de una presencia más o menos estable del ser humano en la superficie lunar. Si 2021 fue el año de Marte, 2022 será sin duda el año de la Luna.
El verano será del James Webb
29 días después de su lanzamiento, si nada falla, el James Webb alcanzará el punto L2 del sistema Sol-Tierra. Aquí, el telescopio podrá ser aparcado aprovechando un equilibrio muy estable entre las fuerzas gravitatorias del Sol y la Tierra. No será el primer dispositivo en alcanzar este punto a 1,5 millones de kilómetros de nuestro planeta, pero sí el más avanzado y complejo.
Una vez allí, seguirá desplegándose y se pondrán a prueba sus instrumentos y sus sistemas de comunicación. Y, en algún momento de junio y julio, el James Webb empezará a hacer ciencia. Se espera que a principios del verano boreal recibamos la primera fotografía del nuevo telescopio. Tras años de retrasos, el Webb promete dejarnos ver la infancia del universo y la formación de las primeras galaxias, ayudarnos a buscar agua en planetas lejanos y estudiar de cerca el centro de nuestra galaxia.
El choque con un asteroide y la vida marciana
La ESA y la agencia espacial rusa, Roscosmos, lanzarán la segunda parte de su primera misión conjunta a Marte en algún momento del mes de septiembre. Esta vez, ExoMars tratará de poner un rover sobre la superficie marciana con un objetivo muy concreto: responder a la pregunta de si ha habido vida en el planeta rojo en algún momento de su historia. Además, analizará la distribución de agua en Marte y dibujará un mapa de riesgos para una posible misión tripulada en el futuro.
También en septiembre, la misión DART debería alcanzar su objetivo: chocar contra Dimorphos, un pequeño asteroide del cinturón principal entre Marte y Júpiter que orbita otro algo más grande, Didymos. La misión de la NASA estudiará la viabilidad de un sistema para desviar asteroides que pudiesen impactar con nuestro planeta. Después, la misión Hera de la ESA (que todavía no se ha lanzado) viajará al lugar del impacto para estudiar las consecuencias.
Nuevas naves y la estación espacial de China
La sexta generación de los cohetes europeos Ariane completará su primer vuelo en la segunda mitad del año. Los dos modelos de Ariane 6 en desarrollo permitirán poner en órbita cargas de hasta 20 toneladas y lo harán de forma flexible, con lo que un mismo cohete podrá impulsar diferentes misiones comerciales y científicas.
La NASA también probará este año su esperado Space Launch System, el sistema de viaje interplanetario más potente hasta la fecha. Lo hará, si todo va bien, con el lanzamiento de la nave Orión de la misión Artemis I que explicábamos al principio de este artículo. Además, SpaceX pondrá a prueba su Starship con el primer vuelo orbital de este gran cohete reutilizable clave para las futuras misiones a la Luna y Marte.
Por último, todo apunta a que 2022 podría ser el año en el que China complete su estación espacial Tiangong. El módulo central ya está en el espacio, orbitando a baja altura, a unos 350 kilómetros de la superficie terrestre. Una vez completada, Tiangong será un laboratorio espacial similar a la antigua Mir, con capacidad para tres habitantes humanos.
No ha hecho más que empezar, pero 2022 llega cargado de promesas espaciales. Nueva tecnología que nos hará estar un poco más cerca de entender un universo que, por ahora, se escapa a nuestra comprensión. Y mucha ciencia para empujar un poco más lejos las fronteras del conocimiento humano.
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Imágenes | NASA/Artemis, Artemis 2, ESA/ExoMars, SpaceX/Starship