Un gran asteroide del tamaño de Texas (Estados Unidos) está en curso directo de colisión con la Tierra. Tiempo estimado de impacto: 18 días. ¿Llamamos ya a Bruce Willis?
El argumento de ‘Armageddon’, una película de finales del siglo XX en la que un grupo de intrépidos perforadores de plataformas petrolíferas convertidos en astronautas intenta salvar al planeta, tiene más de acción que de ciencia. Pero se ha repetido hasta la saciedad en el cine, la televisión y la literatura. La vez más reciente, con ‘No mires arriba’, uno de los últimos títulos de Netflix, en el que el asteroide es en realidad una especie de alegoría de la crisis climática.
Sabemos que muchas grandes rocas espaciales han impactado antes en la Tierra. Y entendemos que podría poder a suceder. Así que las agencias espaciales estadounidense y europea (NASA y ESA, respectivamente) han decidido que es hora de pasar de la ficción a la acción. En 2022, viajaremos al cinturón de asteroides para intentar desviar uno de los astros que lo forman. Y en 2026 volveremos al lugar de los hechos para medir el resultado de la operación.
Un sistema de defensa planetario
De entre todos los asteroides de gran tamaño conocidos, no hay ninguno cuya trayectoria pueda cruzarse con la de la Tierra en el próximo siglo. Sin embargo, la NASA estima que alrededor de un 60 % de estos astros todavía no ha sido descubierto. Aunque el riesgo de impacto con nuestro planeta parece bajo, no es inexistente, y nada impide que dentro de unos años alguien descubra una inmensa roca rumbo a la Tierra. Por eso, desde 2016, la NASA cuenta con una oficina de defensa planetaria.
Hasta ahora, esta oficina se había centrado en establecer una red de instrumentos terrestres para detectar posibles amenazas extraterrestres. En diciembre de 2021, sin embargo, dio un paso más allá y lanzó su primera misión espacial: DART (siglas en inglés de prueba de redireccionamiento de un asteroide binario). En estos momentos, DART avanza hacia el cinturón de asteroides con un único objetivo, chocar con Dimorphos.
Dimorphos es un pequeño asteroide descubierto en 2003. Forma parte de un sistema binario conocido como Didymos. Mientras el cuerpo principal de este sistema (Didymos A) orbita el sol a una distancia de entre 150 y 330 millones de kilómetros (de 1 a 2,2 unidades astronómicas), Dimorphos da vueltas alrededor del astro principal del sistema. Es decir, Dimorphos es como una pequeña luna de 160 metros de diámetro que orbita Didymos A una vez cada 11 horas.
Desviar un asteroide
Hasta ahora, Dimorphos había llevado una vida tranquila en el cinturón principal de asteroides. Pero todo apunta a que las cosas cambiarán el próximo mes de septiembre. Si todo sale según lo planeado, DART alcanzará el asteroide y chocará contra él a una velocidad de 6,6 kilómetros por segundo. El impacto de la nave, que tiene un sistema de navegación prácticamente autónomo guiado por una cámara telescópica, dejará un cráter de 10 metros de diámetro en la superficie. Y desviará la roca lo suficiente como para acortar su órbita en 73 segundos.
Puede no parecer mucho, pero es que la misión tampoco busca alterar el precario equilibrio del sistema solar. Solo quiere probar que es posible desviar un asteroide de gran tamaño con un impacto de una nave. Para ello, nada más debe modificar la órbita lo suficiente como para que sea visible con telescopios terrestres.
Además, unos diezdías antes del impacto, DART liberará a LICIACube. Este pequeño satélite desarrollado por la agencia espacial italiana y Argotec será el primero en captar imágenes tras el impacto. Una vez comprobado que todo ha salido bien, será el momento de empezar a trabajar para volver a Didymos a medir en detalle el resultado de la misión. Será el momento de la ESA.
2026: ¿qué ha pasado con Dimorphos?
En algún momento todavía sin definir de 2024, la agencia espacial europea lanzará la misión Hera a bordo de un cohete Ariane 6. En esta ocasión, el rumbo será distinto al de DART. La trayectoria y la velocidad no estarán fijadas para buscar una colisión, sino que Hera deberá llegar al sistema binario de asteroides para estudiarlo.
La misión, cuyo sistema de navegación está siendo desarrollado por GMV en España, contará con una sonda principal (Hera) y dos pequeños satélites o cubesats, Milani y Juventas. El primero llevará a cabo un análisis hiperespectral de la superficie de Dimorphos. Y el segundo llevará a bordo un radar de dimensiones reducidas (el más pequeño que ha estado en el espacio) capaz de ver qué pasa bajo la capa superficial del asteroide.
Con los datos que recaben, tanto la ESA como la NASA esperan que sea posible constituir un sistema de defensa planetario real por si alguna roca del estilo de Dimorphos se dirigiese en algún momento hacia la Tierra. Solo durante 2020, los sistemas de la NASA catalogaron cerca de 3000 nuevos asteroides con trayectorias ‘cercanas’ a la de la de nuestro planeta. Desde que este tipo de estudios empezaron en 1998 (año, por cierto, del estreno de ‘Armageddon’), se han registrado más de 25 000 de estos cuerpos rocosos.
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