El agua y su gestión han dado forma a la civilización humana. Por ejemplo, en Grecia, la propiedad comunal de los pozos sentó las bases de la democracia. ¿Qué consecuencia tendrán los cada vez más frecuentes episodios de sequía que viviremos por culpa del cambio climático?
La forma en que nos hemos relacionado con el agua ha determinado nuestra evolución social. Las primeras civilizaciones de agricultores sedentarios en las fértiles riberas de los ríos Nilo, Tigris y Éufrates marcaron el punto de partida de este viaje a lo largo de los milenios y continentes. Hoy nos enfrentamos a un futuro con menor disponibilidad de recursos hídricos, algo que también puede tener importantes consecuencias en nuestra sociedad.
Giulio Boccaletti, experto internacional en gestión de recursos naturales y sostenibilidad, nos ofrece en su último libro un relato vívido que combina la historia social y medioambiental a lo largo de los siglos y que nos demuestra de qué manera el agua y su gestión han dado forma a la civilización humana.
«Agua: una biografía», que publicará A?tico Historia, amplía nuestro conocimiento sobre nuestra relación y dependencia con el oro líquido del planeta en un momento en el que la seguridad hídrica es una de las principales asignaturas pendientes.
la sequía pondrá a prueba a nuestra sociedad
Según Boccaletti, a medida que el sistema climático evoluciona en respuesta a los cambios en la química de la atmósfera, desafiará las soluciones artificiales e institucionales de una forma sin precedentes. Las fracturas que pueden surgir pondrán a prueba la solidez de la adaptación de la sociedad. «Las catástrofes son una potente fuente de energía política que se pueden prestar tan fácilmente al paso siguiente de la construcción de la nacional como a la opresión. El Estado republicano ideal servía a la sociedad gestionando los recursos colectivos en aras, en general, del bien común. Pero siempre fue inestable. El Estado autoritario que puede ocupar su lugar -o el Estado imperialista extranjero- utilizaba la lucha de la sociedad contra la naturaleza como una herramienta de control», explica.
Cuando las luchas contra el agua afloraban a la superficie -añade-, allí donde los muros de las instituciones y de las infraestructuras eran más delgados –la destrucción de comunidades, la migración forzosa de gente huyendo de la sequía, el desplazamiento de otros para dejar espacio a las infraestructuras-, todo puede destruir la ilusión cuidadosamente construida que mantiene en pie la autoridad del Estado sobre el paisaje».
«Los impactos del cambio climático en el agua viajarán no por los ríos o las llanuras aluviales del mundo, sino a través de las instituciones de la sociedad humana. Hoy más que nunca, la sociedad está unida por sus expectativas sobre la seguridad hídrica. Lo que ocurra cuando una sociedad en algún rincón del mundo no pueda cumplir o no cumpla esas expectativas configurará el futuro de todos los habitantes del planeta», concluye el autor de «Agua: una biografía».