¿Cómo es el interior de la Tierra? ¿Dónde y por qué tenemos volcanes? ¿Cómo es un volcán por dentro? Estas son algunas de las cuestiones que se resuelven en el nuevo libro de divulgación ilustrado Descubre los volcanes. Acompaña a los Volkis en su aventura volcánica.
La iniciativa cuenta también con una web en la que se incluye una amplia variedad de recursos y materiales divulgativos: experimentos, dibujos para colorear y rellenar, vídeos, enlaces de interés y un completo glosario con la terminología de los volcanes.
volcanes que son volkis
Los protagonistas del proyecto son los Volkis, siete personajes fantásticos que representan distintos productos volcánicos y que acompañan al público a través de este viaje geológico. Rocky, Lava, Bombi, Xenoli, Scori y Tefri forman parte de este club secreto de amantes de los volcanes.
Los Volkis muestran el interés cultural y económico de los volcanes, explican los peligros asociados a las erupciones, hacen una introducción a la vigilancia volcánica y repasan aquellas erupciones más relevantes ocurridas a lo largo de nuestra historia. Estos personajes se desplazan también por el Sistema Solar con el fin de explorar los principales volcanes de otros planetas y lunas.
La divulgadora y geóloga Nia Schamuells ha ilustrado este libro, que ha sido coordinado por el Grupo de Volcanología de Geociencias Barcelona del CSIC y la Facultad de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Barcelona. En el proyecto, financiado por Cuenta la Ciencia de la Fundación General CSIC, también ha participado el Grupo de Investigación en Enseñanzas de las Ciencias y Competencias.
las arterias del volcán
Bajo el volcán, el magma se acumula en forma de reservorios, y se transporta a través de conductos, o diques, como si fueran las arterias del volcán. El viaje al exterior no es nada fácil ni pronosticable, pero contamos con la ayuda de la sismicidad y la deformación como señales precursoras de erupciones.
El magma o roca fundida “se hace paso” rompiendo la roca que tiene alrededor, tal como vimos en la erupción de La Palma. Esa fracturación produce ondas que son medidas en superficie mediante sismómetros, y pueden sentirse por la población como terremotos.