Nuestra forma de habitar el territorio ha de ser sostenible y, por tanto, arquitectura, urbanismo y diseño han de darse la mano para construir espacios orientados a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Y también a que los impactos agregados de todas las personas del planeta caigan por debajo de los nueve límites planetarios, al mismo tiempo que se gana en calidad de vida. ¿Es viable?
¿Es posible diseñar ciudades que no sean grises y devolverlas el verdor que se tiende a relacionar con los pueblos? ¿De verdad es más sostenible vivir en una aldea que en la ciudad? ¿Hay algo más que se debe analizar fuera de esas categorías tan ambiguas? Sobre este tema se habla en el cuarto capítulo de Hola Planeta, ‘La vida en verde, ¿la vida mejor?’, disponible en YouTube, Spotify, iVoox, Apple Podcasts, Google Podcasts y Anchor.
Las ciudades tienen algo fantástico: densidad
Uno de los hechos más interesantes sobre el urbanismo es que, cuando muchas personas viven en un lugar, este gana densidad. Al menos, en Europa. Eso sí, no hay que confundir la densidad (personas por kilómetro cuadrado) con el hacinamiento (habitantes en un mismo domicilio). De hecho, son inversamente proporcionales: más densidad implica menos hacinamiento. También otros fenómenos, como eficiencia y optimización.
Esto no significa que en municipios pequeños no pueda darse la densidad, pero sí que es mucho más raro. Como una especie de ley de los gases ideales (los gases ocupan todo el volumen disponible) o una ley de Parkinson (una tarea ocupa tanto tiempo como le des), los asentamientos humanos tienden a vivir en tanto territorio como dispongan. Acotarlos es clave en sostenibilidad.
Las ciudades tienen algo horrible: contaminación
Al tiempo, como las urbes agrupan a muchas personas, y, sobre todo, debido al mal uso que se hace del transporte privado, las ciudades tienden a acumular altos niveles de contaminación acústica y ambiental. Incluso aunque sea allí donde menos se ‘emite’ per cápita, es donde más se ‘acumula’.
Las ciudades pacificadas, como Vitoria-Gasteiz (País Vasco), y en proceso de pacificación, como París (Francia), están solucionando el problema y creando ciudades a escala humana. Más verdes, de proximidad y con una movilidad peatonal. Algo importantísimo. La imagen muestra un paseo junto al río Sena que antes era una autopista urbana.
¿Por qué es tan importante habitar ciudades sostenibles?
Se estima que el 55 % de la población mundial ya es urbana, según datos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y el Banco Mundial, y el resto lo será pronto. ‘Urbano’ no quiere decir que vivan en grandes ciudades (eso es ‘urbano-metropolitano’), sino que lo hagan en entornos no rurales.
En España, el 84,1 % de las personas ya son urbanas, aunque residan en viviendas unifamiliares. Pese a que pocos lo hacen, comparado con países de nuestro entorno. El 64,6 % de las familias viven en pisos, frente al 46,1 % de la población de Europa, lo cual es un punto a favor para la sostenibilidad (ecológica y económica).
Con respecto a la vivienda plurifamiliar, la unifamiliar tiene los siguientes impactos ambientales (fuentes):
- Ocupa entre el doble y diez veces más de suelo, con efectos devastadores sobre la biodiversidad.
- Usa cuatro veces más energía en transporte por persona, tanto transporte público como privado.
- Necesita unas tres veces más energía para construir una vivienda de igual área. Lo que se conoce como energía incorporada.
- Utiliza el doble de energía en consumo per cápita.
- Requiere el doble de energía para climatización, debido a que tiene más paredes expuestas a la intemperie.
- Tiene 12 veces más consumo de agua. 2,5 si se mira el consumo de agua para beber o ducharse. El resto son piscinas o riego excesivo.
- Requiere siete veces más energía realizar cualquier mantenimiento básico una vez se vayan sustituyendo materiales.
- La energía para limpiar la calle se cuadruplica, el coste público también. También se duplica el coste público de alumbrado, y su energía consumida.
- Emite seis veces más emisiones en el transporte público. Y 3,5 veces más emisiones en transporte privado, que se reduce a ‘solo’ 2,5 y 2 si se compara por área construida.
- Se usa cinco veces más el coche para desplazarse.
No están listados todos, solo algunos que guardan relación con la energía, el agua o el uso de suelo. Si se valoran otros elementos a considerar por estar recogidos en los Objetivos de Desarrollo Sostenible, también habría que incluir que la densidad genera empleo, resiliencia ante cambios, integración social, innovación, igualdad, voces a colectivos discriminados, movimientos sociales y un largo etcétera.
De modo que, por un lado, se necesitan ciudades. Sin embargo, queda bastante claro y es unánime la opinión de la ciudadanía sobre que estas no pueden ser grises, estar contaminadas ni resultar asfixiantes. Se necesitan ciudades verdes, compactas, rodeadas de naturaleza, de utilización mixta y soportadas por redes de transporte colectivo cuando no sea posible pasear o pedalear. Y no, no es una utopía.
Edificios utópicos muy reales
Cuando se piensa en una ciudad, es casi inevitable pensar en hormigón, asfalto, ruido, contaminación. Aunque, de manera paradójica, la cantidad de estos por habitante es menor en las ciudades. Lo que ocurre es que hay mucho, muy concentrado y muy visible. ¿Es así en todas partes? Lo cierto es que no.
Edificio Espai Verd, un maravilloso ejemplo español
El edificio brutalista Espai Verd es uno de los mejores ejemplos españoles de que es posible vivir dentro de una ciudad, ser sostenible y tener una calidad de vida muy elevada. Este diminuto ‘ecobarrio’ vertical, concebido como vivienda colectiva para 108 viviendas plurifamiliares, destaca porque estas tienen jardín en terraza, una característica asociada al unifamiliar rural o periurbano.
Con una importante componente comunitaria y con una rica vida social, este edificio está integrado a la perfección en la trama valenciana, y es posible moverse por la ciudad paseando o en bicicleta. Por lo general, la presencia de jardines hace que la dispersión ‘oblicúe’ al uso de coche.
Y hay más. El Espai Verd fue concebido para potenciar los sistemas pasivos. Girado 45º con respecto a la trama urbana, aprovecha mejor el soleamiento y todas las viviendas poseen ventilación cruzada. Incluso tiene su propia fauna característica y un ambiente más parecido al de un bosque.
The Interlace, en Singapur
The Interlace es uno de los ‘barrios’ más fascinantes del planeta. Aunque tiene unas tasas de espacio por habitante enormes, 1040 viviendas se apilan, de forma literal, unas sobre otras. Como un gigantesco juego Jenga. Todas tienen sol en grandes cantidades, viven rodeadas de naturaleza y tienen acceso a servicios ecosistémicos que relacionamos con lujo.
Este ‘puzzle’ de viviendas apiladas suma un impacto ecológico muy bajo. Debido a su tipología mixta (comercio y residencial en la misma vertical), reduce la necesidad de moverse y, por tanto, el consumo energético. Destaca también la sociabilización que presentan sus espacios comunes.
Bosco Verticale, en Milán
El bosque vertical o Bosco Verticale son dos de los edificios más reconocibles de Milán (Italia), y no solo porque parezcan un bosque. También porque son muy altos para los estándares de la ciudad. Este refugio urbano de biodiversidad y bajo impacto cuenta con 18 plantas en su edificio más bajo y 26 pisos en el más alto.
Nombrado el rascacielos más bello del mundo en 2015, supone todo un ejemplo de desarrollo urbano sostenible y verde. Su mera presencia reduce los contaminantes de la zona, da refugio a aves, insectos y reptiles, y disminuye la temperatura urbana gracias a la evapotranspiración de su fachada vegetal.
The Qiyi City Forest Garden
Ubicado en la ciudad china de Chengdu, The Qiyi City Forest Garden es un innovador proyecto construido en 2018 bajo un principio básico: habitar una ciudad no debe estar relacionado con alejarse de los espacios naturales. Con 800 viviendas, supone un remanso de paz en mitad de una ciudad muy ruidosa, contaminada y agresiva para el ciudadano.
Vivir en la ciudad sin perder el contacto con la naturaleza
Entre las ventajas de la concentración poblacional que da lugar a lo que se llama ‘ciudad’ es la posibilidad de contar con barrios solares. Es el caso del barrio solar del Actur de Zaragoza, una propuesta de Ecodes. Vecinos a menos de 500 metros de varios polideportivos pueden sumarse a su cubierta solar.
Los espacios urbanos jugarán una importancia creciente en el futuro, y no solo porque allí viva ya mucha gente. También porque generan tendencias globales que pueden ayudar a reducir el impacto ambiental sobre el clima y otros entornos de sobreexplotación.
En Nobbot | ¿Por qué es importante construir ciudades sostenibles?
Imágenes | Nerea Martí Sesarino, Euklidiadas, Joanbanjo, CHUTTERSNAAP, Daniel Seßler, Mick De Paola, Zac Wolff