La NASA ha desvelado cómo ‘suena’ un agujero nuevo. El bramido de este coloso estelar no desmerece a las expectativas creadas durante décadas, tanto por investigadores como por la ciencia ficción. Ponte los cascos, sube el volumen y prepárate para un viaje espeluznante.
Puede que no suponga un avance significativo, pero sí es importante para divulgar conocimiento científico. Gracias a una técnica conocida como ‘sonificación’, la NASA ha hecho pública la banda sonora de un agujero negro supermasivo, que podría figurar sin problemas entre la obra de Hans Zimmer, compositor para películas como ‘Rain Man’ o ‘Dune’.
Su ‘alimentación’, clave para descubrir cómo suena un agujero negro
Se intuyen hasta 100 millones de agujeros negros a lo largo de nuestra galaxia, la Vía Láctea, pero su figura sigue estando envuelta en el misterio. Y es que, como su nombre indica, hablamos de un cuerpo oscuro capaz de pasar desapercibido ante los más habituales instrumentos de detección científica. Con una excepción: cuando estos objetos gravitacionales se ‘alimentan’.
Durante el proceso de atracción de materia estelar, un agujero negro puede emitir ráfagas de rayos X. Estas rebotan y provocan una especie de ‘eco’ en el gas que están consumiendo. Estos ecos se estudiaron con una máquina de reverberación que obtenía datos del Explorador de Composición Interior de Estrellas de Neutrones, conocido como Nicer por sus siglas en inglés.
Dentro de la misión encomendada por la NASA de encontrar agujeros negros binarios mientras viaja a bordo de la ISS, el Nicer localizó el eco de hasta ocho nuevos sistemas. Y aunque este tipo de radiación no sea audible per se, a un equipo formado por científicos del MIT y de otros departamentos como los de música y educación se le ocurrió que podría ser buena idea transformarlo en sonido.
Cómo suena el poderoso bramido de un agujero negro
Es muy interesante saber cómo se ha llegado a descifrar, sobre todo teniendo en cuenta que, teóricamente, en el espacio no se propaga el sonido. Habría que remontarse a 2003, cuando un patrón de ondas propagadas a través del gas que rodea a un agujero negro situado en el centro del cúmulo de galaxias de la constelación de Perseo fue detectado por Chandra.
Este observatorio de rayos X en órbita lo localizó a 250 millones de años luz de distancia de la Tierra. Eran ondas de sonido con un colosal diámetro de 30 000 años luz y un disparatado periodo de oscilación, 10 millones de años. Provocadas por las periódicas explosiones del agujero negro, su traslación a sonidos comprensibles a escala humana es digna de película de terror.
Las peculiaridades de este ‘sonido’ lo convierten en el más grave jamás detectado. Se podría entender como una especie de altavoz, de dimensiones inigualables pero cuya amplificación no podemos escuchar. Entonces, ¿cómo es posible oírlo en un vídeo de YouTube, como si fuera un tema de la banda sonora de ‘Interestellar’?
Haciendo comprensible la ciencia más avanzada
Los avances científicos que nos permiten conocer cómo funciona el universo son cruciales para la humanidad. Debido a la complejidad técnica que ocultan sus desarrollos, eso sí, también es muy importante que cada descubrimiento se pueda explicar al gran público de una manera sencilla.
Algo parecido ocurrió cuando se descubrió la primera fotografía tomada por el EHT (Event Horizon Telescope) a un agujero negro. Más que una imagen corriente se trataba de la unión de hasta cinco petabytes de información, recabada por una compleja red de radiotelescopios y compilada para que fuera comprensible a ojos vista. Volviendo al tema actual, el problema estaba en cómo ‘sonificar’ ese enorme conjunto de datos.
Según los científicos del Chandra, el agujero negro parece haber ‘cantado’ en si bemol, pero hasta 57 octavas por debajo del do central. Esto hace que su banda sonora, mantenida durante millones de años, sea inaudible para los humanos. La solución fue tan simple como aumentar su frecuencia… cuatrillones de veces.
Qué supone para la investigación de los agujeros negros
Es interesante averiguar si hablamos de una anécdota curiosa o de un descubrimiento científico de primer orden. En primer lugar, hay que aclarar que se trata de un proyecto paralelo, dentro de una investigación mucho más ambiciosa sobre agujeros negros, publicada en ‘The Astrophysical Journal’.
Pero eso no le resta relevancia. De entre las conclusiones extraídas por el equipo, destaca la hipótesis de que estas ondas podrían tener la función de mantener caliente el gas en los cúmulos que rodean al agujero negro. Contribuirían, entonces, a frenar la formación de estrellas en sus alrededores.
La investigadora del MIT Erin Kara también razona que podría explicar cómo los agujeros negros supermasivos, gigantes localizados en el centro de la galaxia, dan forma a la misma expulsando partículas en escalas cósmicas. Mientras su teoría se confirma, volveremos a escuchar, con estupor y fascinación, el intimidante sonido que hace un agujero negro al ‘alimentarse’.
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Imágenes | Portada: render de un agujero negro por Aman Pal en Unsplash. Interior: vídeo del canal de NASA’s Marshall Space Flight Center en YouTube, e imagen compartida por la NASA.