En China, en los últimos meses, los coches eléctricos de Tesla han sido prohibidos en las ciudades donde se celebraban reuniones entre altos cargos del gobierno. Como informa Reuters, algunos sitios militares también han vetado los vehículos de la compañía de Elon Musk. Aunque no se han comunicado los motivos oficiales, las prohibiciones parecen estar ligadas al temor de que la impresionante cantidad de sensores y cámaras de estos coches permitan ‘observar y escuchar’ estos encuentros.
Si bien Tesla es una de las compañías de automóviles eléctricos más populares de China, con más de medio millón de vehículos en circulación, no es una industria nacional. La empresa accedió a las solicitudes del gobierno chino al crear un centro de datos dedicado en el país asiático. Sin embargo, no se quita la etiqueta de amenaza potencial para la seguridad nacional.
La otra cara de la moneda está representada por la cada vez más próspera industria china de automóviles eléctricos ‘inteligentes’. Esos coches ‘made in China’, mucho más baratos que los de Tesla, pronto podrían invadir los mercados occidentales. Y no son pocos los que piensan que, además de representar el futuro del transporte, también podrían convertirse en el futuro del espionaje.
Tal como están las cosas, se puede decir que los Tesla son los coches más conectados y populares de una nueva generación de vehículos. Son capaces de recopilar una gran cantidad de datos del conductor. Desde registros de llamadas hasta la cronología del navegador integrado, pasando por la velocidad media y el historial de rutas. Además, sus sensores y cámaras exteriores pueden transmitir una cantidad significativa de información sobre el mundo circundante.
La vulnerabilidad de los coches inteligentes
David Colombo, un programador alemán de 19 años, demostró a principios de este año que acceder a los datos de los usuarios de Tesla es bastante fácil. A través de una aplicación de terceros con acceso a las API de Tesla, Colombo se introdujo en los sistemas de más de veinte coches de la compañía en todo el mundo. Pudo controlar de modo remoto las cerraduras, las ventanas y los sistemas de audio. Además de descargar una enorme cantidad de información.
No obstante, los datos que Tesla recopila y utiliza son solo la punta del iceberg. En un futuro cercano, de hecho, los automóviles no solo acumularán información sobre el conductor y los pasajeros, sino también sobre los vehículos, los peatones y las ciudades. Algunos de estos datos serán necesarios para el buen funcionamiento del coche. Por ejemplo, para reducir las colisiones, planificar mejor las rutas y mejorar los propios vehículos. Otros podrían emplearse para objetivos diferentes.
Aunque Estados Unidos, Canadá y Europa siguen siendo los líderes mundiales en la producción de coches tradicionales, su liderazgo no durará mucho. En los últimos años, China ha invertido mucho en su industria y en algunos campos se ha adelantado a sus competidores occidentales. Es el caso, por ejemplo, de la aplicación de las tecnologías más avanzadas en gestión de datos.
Además, las masivas inversiones chinas en el extranjero están exportando su concepto de ciudad inteligente a Kirguistán, Venezuela y África. Algunos proyectos piloto de coches autónomos chinos como Pony.ai ya están circulando en California (Estados Unidos). Los datos genéricos y anónimos transmitidos por una flota de automóviles fabricados en China en América del Norte o Europa podrían revelar patrones y hábitos individuales. Y también devolver la imagen de un barrio, una infraestructura crítica, un sitio gubernativo o una base militar.
China frente a Occidente
Quizás fue la conciencia del futuro que le espera a la industria automotriz lo que impulsó a China a tomar medidas más duras. De hecho, las normas publicadas en 2021 por el país asiático prohíben a las empresas constructoras transmitir datos fuera de sus fronteras. En particular, datos de vídeo y geolocalización. Además, la ley requiere que las empresas notifiquen al gobierno chino sobre el tipo de datos que recopilan.
Occidente, por otro lado, ha tardado más en adoptar medidas para proteger los datos y la privacidad en este ámbito. No se trata solo de regular los vehículos chinos una vez que se difundan en nuestros mercados. Como ha demostrado la acción de Colombo, los fabricantes de coches occidentales también necesitan mejorar su seguridad. Muchas compañías, por ejemplo, envían vía wireless actualizaciones de software y firmware para varios aspectos de sus vehículos. Esto los expone a intercepciones e interrupciones.
En el pasado, Estados Unidos simplemente optó por prohibir los productos chinos en sectores sensibles. Desde el intento fallido de bloquear TikTok hasta el esfuerzo mucho más efectivo de excluir la tecnología de Huawei de la infraestructura 5G. Los países aliados siguieron las instrucciones impartidas por Washington (Estados Unidos). Sin embargo, las medidas proteccionistas contra la industria automotriz china causarían serios problemas también al sector occidental, que espera encontrar en China uno de sus principales mercados futuros.
La urgencia de los temas de seguridad dependerá de cómo se manejen los datos recopilados por los coches inteligentes. Y del estado de salud de las relaciones internacionales, que en la actualidad son muy tensas. Las preocupaciones relacionadas con el espionaje y la competencia basada en la violación de los vehículos de otros países, podrían disminuir, sin desaparecer, en presencia de reglas coherentes y claras entre las principales economías.
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