Hace unos 450 años, el rey Felipe II encargó una encuesta para conocer más en profundidad sus posesiones. Hoy, ese trabajo aporta valiosa información sobre la flora y la fauna de la España del XVI.
la Estación Biológica de Doñana ha analizado los resultados reflejados en estos documentos históricos que se refieren a 628 localidades de toda España, entre 1574 y 1582.
Un equipo de investigadores deLa encuesta encargada por el monarca incluye registros de especies de plantas y animales, tanto silvestres como domésticos. Según explican los responsables de este estudio, se han recopilado datos de 628 pueblos, lo que ha permitido reunir más de 7.300 registros (menciones a la presencia de una especie en un lugar) de plantas y animales silvestres, cultivos y ganado, que hacen referencia al menos a 225 especies diferentes.
relaciones topográficas de felipe II
En 1574, Felipe II remitió a los obispos un cuestionario de veinticuatro preguntas para que los párrocos hiciesen la labor de campo, acompañado de esta carta:
El Rey
Por haber entendido que hasta ahora no se ha hecho ni hay descripción particular de los pueblos de estos reinos, cual conviene a la autoridad y grandeza de ellos, habemos acordado que se haga la dicha descripción y una historia de las particularidades y cosas notables de los dichos pueblos. Y porque si se hubiesen de enviar personas a traer las relaciones que a ello son menester, no podría haber la brevedad con que holgaríamos que esto se hiciese; ha parecido que por medio de los prelados, y corregidores, y justicias principales se podrá hacer muy cumplidamente, y sin dilación, y con más certidumbre que por otras vías, y así se os envía con ésta la Memoria que veréis.
El rey Felipe II hizo que los aldeanos del reino respondieran preguntas sobre plantas y animales, cómo se ganaban la vida las personas, los recursos naturales disponibles como la madera y la organización social, incluido el número de hogares en un pueblo determinado. Los científicos de la Estación Biológica de Doñana han centrado su trabajo en el inventario en la flora y fauna.
Las Relaciones topográficas se refieren a localidades en lo que entonces era Castilla la Nueva (provincias de Madrid, Guadalajara, Toledo, Cuenca, Ciudad Real), parte del Reino de Murcia (provincia de Albacete y algunos pueblos de la provincia de Murcia), además de algunos de las provincias de Alicante, Cáceres y Jaén.
Sin embargo, aunque contemplen solo una parte limitada de la geografía de España, el documento aporta información muy valiosa sobre la España del XVI y así se refleja en el trabajo de los investigadores del centro del CSIC, publicado recientemente en Ecology.
El análisis de esta información arroja algunos resultados muy relevantes para entender la evolución de la flora y la fauna españolas, si bien los científicos han tenido que enfrentarse a grandes dificultades derivadas, por ejemplo, de la naturaleza de las descripciones, la interpretación de los encuestadores y la traducción del castellano antiguo en siglos posteriores.
especies que se extinguieron o cambiaron su hábitat
Según los resultados obtenidos, que se han recogido también en la revista Science, en el siglo XVI, el oso pardo y el lobo ibérico solían vivir en el centro de España, la anguila europea (Anguilla anguilla) estaba muy extendida por los ríos españoles y algunas especies, que se cree que son nativas de España, como los cangrejos de río de agua dulce, no parecían estar presentes en el siglo XVI.
Algunos animales, como los encebros, una mezcla de caballo y burro salvaje que tenía rayas similares a las cebras de hoy, no han llegado a nuestros días. En la encuesta de Chinchilla de Montearagón se dice que eran como “yeguas çenjzosas de color de pelo de rata un poco mohinas”, que “abja muchas y tantas que destruyan los panes y sembrados” y que “corrian tanto que no avia cavallo que las alcançase”.
Según explica en The Conversation Duarde Diana, científico de la Estación Biológica de Doñana y principal autor del estudio, «en tiempos de Felipe II los paisajes eran muy diferentes de los actuales. Más de ochenta años después de la llegada de españoles a América no se cultivaba ninguna planta americana. Se desconocían aún las judías y se cultivaban lentejas, guisantes, habas y legumbres mediterráneas de los géneros Lathyrus (almorta) y Vicia (yeros), hoy de uso muy residual (prácticamente limitado a la almorta de las gachas manchegas)».
Sobre el valor de esta información en nuestros días, el experto señala que «estamos inmersos en un vertiginoso proceso de pérdida de biodiversidad a nivel global y con este trabajo podremos saber qué ha cambiado y qué se ha perdido, y tendremos una base objetiva de conocimiento para discutir qué queremos recuperar».