Cada vez es más difícil interactuar en redes sociales sin encontrar palabras cuyo significado desconocemos. El ERES, Diccionario del Español Especializado en Redes Sociales puede ser de gran ayuda en estos casos.
encuesta realizada por Babbel, el 60,5% de los españoles mayores de 40 años, es decir pertenecientes a la Generación X (de 40 a 54 años), tiene dificultades para entender la jerga de generaciones más jóvenes. Uno de los motivos puede ser que, el 88% de los centennials (de 18 a 24 años), utiliza habitualmente palabras, expresiones o acrónimos procedentes del inglés. Aunque, más allá de extravagantes anglicismos, el problema también pudiera ser que, directamente, a menudo usan palabras «invent».
Según unaTal como explica en The Conversation Antonio Rico, Profesor de Lingüística, Universidad de las Américas Puebla que forma parte del equipo que ha desarrollado ERES, «toda la comunicación mediada por la tecnología es un laboratorio de innovación lingüística. Además, el relajamiento y el descuido de las reglas ortográficas en las redes sociales están bien identificados y estudiados». Sin embargo, eso no mitiga la sensación de extrañeza de muchos usuarios de redes sociales al leer o escuchar palabras como «perrón», «crush», «olovorgo» o «weno».
diccionario de neologismos y mucho más
El ERES es el resultado del trabajo de lingüistas en formación en la Licenciatura en Idiomas de la Universidad de las Américas Puebla.
Incluye dos tipos de términos. Por un lado, recoge términos de diversas áreas del conocimiento y el quehacer humano que aparecen abundantemente en tutoriales, foros de discusión y conversaciones en línea, donde la gente comparte sus saberes y experiencias. Por otro lado, incluye palabras nuevas del habla informal y popular, a veces prosaica, de la comunicación digital.
La primera edición del diccionario tiene 357 palabras o entradas. Estas entradas cuentan con 492 significados distintos y 621 ejemplos de uso.
Una parte significativa de estos términos, 194, fueron tomados de otras lenguas aunque existen muchos otros ejemplos que usan elementos ya existentes en el español para crear nuevas palabras. Así, en el ERES encontramos neologismos que resultan del acortamiento de una o más palabras. Aparecen términos técnicos como parvo, derivado de parvovirus, o cardio, de cardiovascular. Hay términos coloquiales, como ps, que sustituye a pos o pues, y con temáticas sociales como cis, para hablar de una persona cisgénero.
Aparecen neologismos que eliminan letras en diferentes lugares, y no sólo al final de otras palabras. Un ejemplo es tmb, que significa también, o vdd, que sustituye a verdad.
Incluso se encuentran acrónimos, donde se elimina el final de varias palabras, como en Latam, por Latinoamérica o América Latina. También hay ejemplos de inicialismos, que sólo conservan la primera letra de algunas palabras, como en hp, por hijo de puta, y tkm o tqm, por te quiero mucho.
«Además, aparecen palabras nuevas que requieren una gran creatividad. Un ejemplo es la fusión de varias palabras en una sola, como en conspiranoico, de conspiración y paranoico, plandemia, de plan y pandemia, y perrhijo, de perro e hijo. Junto a términos donde se usan partículas comunes en el español, como en biofilia o microcemento, aparecen casos más permisivos, con palabras extranjeras, como en autolike», señala Antonio Rico.
El lingüista concluye que «las nuevas palabras producidas con estos recursos pueden no gustarnos. Sin embargo, eso no las hace perversas, al menos no con un sentido de daño o destrucción de la lengua. Además, debemos recordar que no todos los neologismos, sea cual sea su procedencia, pasarán a la lengua. Al final, sólo el tiempo y los hablantes en su conjunto decidirán cuáles lo harán».
Más información sobre ERES en The Conversation