Primero fue la web 1, luego la web 2 y, ahora, le toca el turno a la nueva generación de internet, la enésima revolución que nos anuncia un cambio en la forma en que concebimos la red. ¿Pero qué es la web 3?
Antes de responder a la pregunta de qué es la web 3, conviene dar un repaso, aunque sea a vuelapluma, a las generaciones anteriores de internet. Resumiendo mucho, podemos decir que la web 1 era la red más común en la década de los 90 y principios del siglo XXI caracterizada por el uso de páginas web estáticas, que no cambiaban en función de las preferencias de navegación del usuario y en la que la producción de contenidos se limitaba a usuarios expertos que actualizaban contenidos con una periodicidad más o menos regular pero que, en ningún caso, los hacía de forma constante e instantánea. Básicamente, buscábamos contenidos y los leíamos sin prisas.
El desarrollo de servidores más avanzados y el aumento de velocidad de las redes, gracias a tecnologías como ADSL y fibra en fijo y 3G, 4G y 5G en móvil; dio paso a la llamada web 2, que comenzó más o menos en la mitad de la primera década de este siglo. En esta versión de internet, que es la que tenemos ahora, los blogs y webs corporativas dieron paso a las redes sociales, al conocimiento -o desconocimiento- compartido y a la ubicuidad de internet, gracias al desplazamiento de la navegación desde el ordenador al teléfono móvil. Meta, TikTok, Twitter son causa y consecuencia de esta nueva internet social que no hubiera sido posible -no hay que olvidarlo- sin la inversión de los operadores de red.
y llegó la web 3
Aún estamos digiriendo la segunda versión de internet, que tanta inquietud genera en pensadores como Byung-Chul Han, cuando nos topamos con una web 3 que ya enseña su patita. ¿Pero qué es la web 3? En una frase podemos decir que se trata de una web muy descentralizada basada en blockchain.
La idea es superar la fase actual en la que todos los internautas son consumidores pero, también, creadores de contenido para mayor gloria y riqueza de los Zuckerberg y compañía. Los dueños de las granjas cercadas con altas vallas en las que pasamos cada vez más tiempo. La web 3 remplazaría esas plataformas corporativas centralizadas por otras descentralizadas y administradas por la comunidad, empoderando a los usuarios y creadores de contenidos (léase esta frase en alto sobre un fondo de violín).
Aquí es cuando los teóricos de la web 3 se ponen técnicos y empiezan a hablar de conceptos como cadenas de bloques, metaversos, NFTs, criptomonedas…En fin, un lío que ni siquiera en The New York Times han podido desenmarañar, a pesar de extenso artículo que dedicaron a intentarlo. El hecho de que los principales impulsores de esta nueva versión de internet sean entusiastas de las criptomonedas ha hecho levantar la ceja a muchas personas. La campaña ‘Keep the web free, say no to web3? ofrece una extensa lista de argumentos por los cuales, según los autores, este llamado «futuro de internet» solo creará una sociedad aún más estratificada en el aspecto social y económico.
salimos de málaga y nos metemos en malagón
Para entender la web 3 hace falta unos conocimientos muy avanzados que, según sus críticos, provoca una «asimetría de la información» en la cual los menos informados estarán a merced de los espabilados (perdón, expertos) que, en los peores casos, utilizarán la fascinación que provoca cada nueva innovación tecnológica para meter mano en bolsillos ajenos. Jack Dorsey, el fundador de Twitter, escribió: “La web 3 no te pertenece. Pertenece a los venture capital y sus sociedades limitadas. Al final será otro ente centralizado con diferente denominación”.
Como vemos, tal como dice la sabiduría popular, podemos correr el riesgo de «salir de Málaga para meternos en Malagón», cambiando a unos dueños del cortijo por otros. No es mucho más lo que se puede decir de la web 3 pero estemos atentos no nos la vayan a pegar. Hacemos nuestro el consejo con el que Kevin Roose concluye su artículo en The New York Times: «por ahora, concéntrate en el hecho de que la web 3 es un término que escucharás mucho en los próximos años a medida que las personas intenten comprender el mundo de nuevas experiencias, plataformas y oportunidades para ganar dinero que los entusiastas del cripto están tratando de crear».