El futuro es eléctrico. La Comisión Europea, el 14 de julio de 2021, anunció un paquete de propuestas sobre el clima (conocido como Fit for 55) para llegar a 2030 con una reducción neta de emisiones de gases de efecto invernadero. Entre estas medidas, se encuentra la que señala 2035 como fecha límite para la producción de vehículos con motor de combustión interna, tanto gasolina como diésel. En definitiva, se tendrán que producir muchos vehículos eléctricos en los próximos años.
Según ‘Bloomberg‘, se espera que la demanda de coches eléctricos pase del 10 % de todas las ventas actuales al 40 % en 2030. Para fabricarlos, se necesitarán muchas baterías y grandes cantidades de nuevos materiales. Entre ellos el níquel, elemento clave en la producción de cátodos para las celdas de las baterías de litio utilizadas en los vehículos eléctricos.
El crecimiento del sector ha llevado a un aumento del 96 % en la demanda de níquel y del 95 % en la de cobalto. En consecuencia, el precio del níquel se ha duplicado, con un aumento sustancial que se produjo tras el estallido del conflicto en Ucrania. De hecho, Rusia es uno de los principales exportadores, junto con Canadá y Nueva Caledonia.
Por este motivo, muchos fabricantes de vehículos eléctricos, incluido Tesla, se han esforzado por reducir la presencia del níquel en las baterías. Pero por el momento sigue siendo indispensable. Un solo paquete de baterías de iones de litio contiene aproximadamente 8 kg de litio, 35 kg de níquel, 20 kg de manganeso y 14 kg de cobalto, según datos del Argonne National Laboratory citados por ‘Nature’.
Predominio asiático
Los recursos mundiales de níquel se estiman actualmente en casi 300 millones de toneladas. Por lo tanto, no se considera un material raro, incluso si es altamente estratégico. Además, hay que tener en cuenta que casi el 80 % de todo el níquel jamás obtenido se extrajo solo en las últimas tres décadas. Las reservas y los recursos conocidos han crecido sostenidamente en los últimos años.
El nuevo El Dorado de este material es una serie de islas en el sudeste asiático. De hecho, gracias a un salto en la producción de Indonesia, que hoy posee el 37 % de la minería del níquel, el mercado ha reabierto tras el cierre provocado por las sanciones contra Rusia. De las 23 fundiciones presentes en Indonesia, 21 son de propiedad china, lo que proporciona a Pekín un control total sobre las exportaciones de níquel en el país.
En mayo de 2022, Elon Musk se reunió con el presidente de Indonesia, Joko Widodo, y los rumores revelaron que Tesla se había comprometido a construir una fábrica de baterías y vehículos eléctricos en dicho país. Por otro lado, los empresarios chinos han estado invirtiendo durante años en plantas de fundición que utilizan tecnología de horno eléctrico rotativo para la producción de níquel de segunda para el acero inoxidable.
Si Tesla domina entre los fabricantes de vehículos eléctricos, el mundo de la producción de baterías está en manos de siete gigantes. Por sí solos concentran el 90 % de la producción mundial. De hecho, los fabricantes de automóviles compran las baterías creadas por compañías como CATL, LG, Panasonic, Samsung, BYD, SK Innovation y CALB. Todas ellas son asiáticas.
Cómo se mueve Europa
Un informe reciente de la Federación Europea de Transporte y Medio Ambiente muestra que la UE podría colocar 14 millones de nuevos vehículos eléctricos en el mercado para 2023, incluso sin las materias primas rusas. Puede acceder a cantidades suficientes de litio y níquel gracias a Canadá, Australia y Chile. Pero será necesario un compromiso común para asegurar el suministro y la sostenibilidad de los procesos de extracción y procesamiento.
Las cosas se están moviendo con las gigafábricas que están comenzando a aparecer en casi todas partes a lo largo y ancho del continente. En 2030, de las 17 fábricas de energía europeas con una capacidad mínima anual de 1 GWh, ocho se construirán a través de asociaciones entre fabricantes de automóviles, como VW Group, Stellantis, Nissan, Volvo y Renault.
Sin embargo, según un estudio de la Universidad de Lovaina (Bélgica), en colaboración con Eurometaux, Europa necesitará un 33 % más de aluminio y un 50 % de silicio del que produce actualmente para cumplir con los objetivos del Green Deal. Sin mencionar la demanda de tierras raras y metales para baterías.
Riesgos ambientales de los vehículos eléctricos
Hay que recordar que la fundición de níquel, si no se lleva a cabo de acuerdo con normas estrictas, puede ser responsable de una enorme degradación ambiental. Los materiales estériles contienen restos de tierras raras que se infiltran en los acuíferos o, en el caso de las fundiciones en la costa, en el mar. Según informa el diario ‘Asia Sentinel’, en Indonesia la actividad minera ha creado una extensión de lodo rojo, que los afluentes llevan al mar.
Uno de los ríos más afectados es el Todoku, lleno de sedimentación de residuos tóxicos de níquel. El agua es utilizada para las necesidades diarias de los aldeanos a tan solo 50 metros de la planta de procesamiento de minerales. El cálculo de la huella ambiental para la producción de vehículos eléctricos debe hacerse considerando también la extracción de las materias primas necesarias para las baterías.
Tal y como se desprende del Impact Report publicado el año pasado por Tesla, la multinacional tejana ha conseguido disminuir su dependencia del litio, que ahora representa solo el 1,5 % del total de una batería. Los logros son sustanciales, pero aún queda un largo camino por recorrer hacia un futuro completamente sostenible.
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