Los volcanes son un espectáculo de la naturaleza y, al mismo tiempo, una amenaza para las personas que habitan en sus inmediaciones. Hay más de 1300 volcanes activos en todo el mundo en estos momentos. En España, el de Cumbre Vieja, en La Palma (islas Canarias), permitió hace poco comprobar su poder destructivo. Y también fue una oportunidad de oro para la ciencia para estudiar el mecanismo de las erupciones volcánicas, que tanto pueden decir sobre cómo funciona y ha funcionado este planeta a nivel geológico.
¿Qué es un volcán?
Por ponerlo en términos muy simples, un volcán es una grieta que se abre en la corteza de la Tierra y que conecta la cámara de magma que hay debajo con el exterior. A través de él emergen materiales como lava, gas y líquidos a muy altas temperaturas, que se depositan en las inmediaciones de la abertura. Con el tiempo, se solidifican.
Hay muchos volcanes en erupción en el mundo en estos momentos. Se calcula que existen unos 1350, y la mayoría está en el conocido como Cinturón de Fuego del Pacífico, una región de 40 000 kilómetros de largo y en la que las placas oceánicas de Asia y América se deslizan a medida que los dos continentes se acercan. Para situarnos bien, hablamos de toda la costa que va desde Chile a Alaska, y salta a Rusia, Japón, Filipinas, Papúa Nueva Guinea y Nueva Zelanda, entre otros territorios.
De hecho, en el Cinturón de Fuego del Pacífico se ubica el archipiélago de Hawái (Estados Unidos), que, como Canarias, se ha originado a base de erupciones volcánicas. Allí acaba de entrar en erupción el volcán en activo más grande del mundo. Se trata del Mauna Loa, un imponente pico de más de 4100 metros de altura sobre el nivel del mar y que despertó a finales de noviembre, después de 38 años de quietud.
En España, los volcanes están concentrados, sobre todo, en Canarias. Allí se encuentra el volcán más alto del país, el Teide, que, a su vez, es el tercero más alto del mundo. Después de 50 años sin dar noticias, el vulcanismo canario volvió a la actualidad por la erupción del volcán de Cumbre Vieja, en la isla de La Palma. Esa cima estuvo casi tres meses expulsando lava, gases y piroclastos (trozos sólidos de material volcánico que suben a la atmósfera y caen después a la superficie terrestre).
Cumbre Vieja deja un recuerdo agridulce. Por desgracia, se llevó por delante o afectó a varios miles de viviendas y 7000 vecinos de la isla tuvieron que ser evacuados. Además, 600 hectáreas de cultivo de plátanos quedaron trastornadas. El golpe económico y emocional para los palmeros fue contundente. En cambio, para la ciencia, fue una extraordinaria oportunidad de estudiar una erupción en directo. Más de 500 científicos monitorizaron y analizaron los datos de un fenómeno que explica el propio origen de las islas Canarias y que, curiosamente, ha aportado nutrientes naturales para la fertilización futura de los terrenos.
¿Cómo se forman los volcanes?
Los volcanes se forman de dos maneras. Una de las fuerzas que los origina es el movimiento y choque de las placas tectónicas de la corteza terrestre. Este fenómeno libera una energía que funde las rocas y genera un magma que busca ascender a la superficie, dando lugar al volcán.
También pueden aparecer en áreas donde las placas no chocan entre sí, sino que se separan. En este caso, la corteza terrestre (litosfera) se resquebraja y debilita, y deja aflorar el magma del interior. En este caso, el magma es más viscoso y las erupciones no son explosivas.
Además, los volcanes, a veces, se forman lejos de los bordes de las placas tectónicas. En los llamados puntos calientes volcánicos. Se forman por la existencia de columnas estrechas de material incandescente. En el caso de encontrarse en el océano, producen volcanes submarinos que, con el paso del tiempo y de la acumulación de materiales, originan islas sobre el nivel del mar. Es el proceso que explica la aparición de archipiélagos como Canarias y Hawái.
Partes de un volcán
Hay muchos tipos de volcanes en el mundo. Pero se pueden identificar algunos elementos comunes:
- Cámara de magma. Es el depósito de magma o roca fundida que se encuentra bajo la corteza terrestre y que está a gran presión. Esta presión es la que acaba por romper la corteza y en el ascenso a la superficie terrestre del magma da lugar a la erupción volcánica.
- Chimenea volcánica. Es el conducto que conecta la cámara magmática con la superficie terrestre. Suele ser vertical y puede tener hasta 200 kilómetros de profundidad.
- Cráter. Es la abertura en la superficie terrestre por donde emerge el magma.
- Cono volcánico. Es el edificio de materiales que se forma alrededor del cráter y que está compuesto por la lava, los piroclastos y la ceniza que expulsa el volcán.
- Lava. Es quizá el elemento más espectacular de una erupción volcánica. Se trata de roca fundida que suele estar entre 700 y 1200 °C, y que, cuando emerge, forma las coladas o ríos, que reciben diferentes nombres en función de su viscosidad y contenido de minerales.
- Chimeneas secundarias. En los volcanes de mayor tamaño se suelen formar aberturas secundarias por las que emerge el magma. Así se forman los conos secundarios o parásitos.
- Flujo piroclástico. Es la corriente de gas, roca y ceniza que avanza a gran velocidad por la superficie terrestre cuando se produce una erupción volcánica. Tiene un gran poder destructivo porque puede alcanzar velocidades de hasta 750 kilómetros por hora y temperaturas de 1000 °C.
- Nube de cenizas. Es la nube que se forma durante una erupción por la acumulación en el aire de cenizas, roca en polvo, vidrio y gases. Para ser más preciso, las partículas de roca que forman parte de la nube de ceniza deben tener menos de dos milímetros de diámetro.
- Piroclastos. Son trozos de roca de mayor tamaño que son proyectados al aire durante la explosión. Suelen tener varios centímetros de diámetro, aunque se han podido ver piroclastos o bombas volcánicas de decenas de metros.
Tipos de volcanes
Hay muchas clasificaciones para los volcanes. Si nos fijamos en el tipo de erupción a la que dan lugar, pueden ser:
- Hawaianos. La lava es fluida y no aparecen escapes de gases ni grandes explosiones. Son erupciones silenciosas, como las del volcán Mauna Loa, en la isla de Hawái, con sus espectaculares ríos de material fundido que descienden por la superficie acompasadamente.
- Estrombolianos. Aquí la lava es viscosa y poco fluida. El proceso comprende explosiones sucesivas. El nombre de este tipo de volcán remite al de Stromboli, en Italia.
- Vulcanianos. En este caso, las erupciones son tan violentas que pueden llegar a destruir el mismo volcán que las origina. La lava es muy viscosa y produce enormes cantidades de gas. El volcán Vulcano, en Italia, es el que da nombre.
- Peleanos. La lava es tan viscosa que, en cuanto sale a la superficie, se solidifica y puede taponar el cráter. Eso puede hacer que, posteriormente y debido a la presión, el tapón que se forma salga despedido con violencia. El volcán Monte Peleé, en la isla de Martinica, aporta la denominación a este tipo de volcanes.
- Submarinos. En el fondo marino también existen volcanes activos. Las erupciones suelen ser breves y, en algunos casos, alcanzan la superficie. Al enfriarse, forman islas volcánicas. Es el origen del archipiélago canario, por ejemplo.
- Islándicos. La lava es fluida y, como punto distintivo, sale desde fisuras del suelo, y no desde un cráter. La mayoría de estos volcanes están en Islandia, de ahí su nombre.
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Imágenes | Eduardo Robaina (Wikimedia Commons), Axelspace Corporation (Wikimedia Commons), Mstyslav Chernov (Wikimedia Commons)