La pérdida de polinizadores, como las abejas, es un gran desafío para la biodiversidad mundial y afecta a la humanidad al causar problemas en la producción de alimentos. Por ello, este pequeño robot, que se inspira en las semillas del diente de león, puede suponer una esperanza.
sufren una mortandad del 40% en todo el planeta. Por ello, desde hace años los científicos e investigadores intentan frenar esta tendencia, buscando la clave que provoca la muerte de estos insectos. También se están buscando sustitutos artificiales que puedan paliar los efectos de las desaparición de estos insectos, claves para el ecosistema. Todo para que no se haga realidad la frase de Albert Einstein: ”Si las abejas desaparecieran, a los hombres solo les quedarían cuatro años de vida”.
Las poblaciones de abejas se están reduciendo, puesSi disminuyen los polinizadores significa que muchas especies de plantas podrían disminuir o incluso desaparecer junto con los organismos que dependen directa o indirectamente de ellas. Además, la disminución en el número y la diversidad de las poblaciones de polinizadores tiene un impacto en la seguridad alimentaria con posibles pérdidas en los rendimientos agrícolas.
En Europa, los polinizadores son principalmente abejas, pero también mariposas, polillas, algunos escarabajos y avispas. La abeja occidental domesticada es la especie más conocida y es manejada por los apicultores para la producción de miel y otros productos pero, en Europa, una de cada diez especies de abejas está en peligro de extinción. Según la Comisión Europea, una alta proporción de especies de abejas amenazadas son endémicas de Europa (20,4%, 400 especies) o de la UE 27 (14,6%, 277 especies), lo que pone de relieve la responsabilidad que tienen los países europeos de proteger las poblaciones mundiales de estas especies.
abejas artificiales que se mueven con luz y sonido
Precisamente es una universidad europea, la de Tampere, la que está desarrollando un robot blando, inspirado en las semillas del diente de león, que puede realizar una labor de polinización, sustituyendo a las abejas cuya población, en todo caso, habría que proteger.
El desarrollo de polímeros sensibles a estímulos ha generado gran cantidad de ensayos con el material para la próxima generación de robots blandos a pequeña escala controlados de forma inalámbrica. Desde hace algún tiempo, los ingenieros han sabido cómo usar estos materiales para hacer pequeños robots que puedan caminar, nadar y saltar. Hasta ahora, nadie ha podido hacerlos volar.
Este robot está fabricado con elastómero cristalino líquido sensible a la luz, que induce acciones de apertura o cierre de las membranas que permiten su desplazamiento. Esto significa que la luz se puede utilizar para cambiar la forma de la pequeña estructura que puede adaptarse manualmente a la dirección y fuerza del viento cambiando su forma. También se puede utilizar un haz de luz para controlar las acciones de despegue y aterrizaje de este conjunto de polímero. Debido a su alta porosidad (0,95) y estructura ligera (1,2 mg), puede flotar fácilmente en el aire dirigido por el viento.
impacto en la agricultura mundial
«Suena a ciencia ficción, pero los experimentos de prueba de concepto incluidos en nuestra investigación muestran que el robot que hemos desarrollado proporciona un paso importante hacia aplicaciones realistas adecuadas para la polinización artificial», revela.
En el futuro, millones de semillas artificiales de diente de león que transportan polen podrían dispersarse libremente por los vientos naturales y luego ser dirigidas por la luz hacia áreas específicas con árboles en espera de polinización.
«Esto tendría un gran impacto en la agricultura a nivel mundial, ya que la pérdida de polinizadores debido al calentamiento global se ha convertido en una seria amenaza para la biodiversidad y la producción de alimentos», dice Hao Zeng, uno de los investigadores que desarrolla este nuevo tipo de robot blando.
Sin embargo, aún hay muchos problemas que deben resolverse. Por ejemplo, ¿cómo controlar el lugar de aterrizaje de una manera precisa? ¿Cómo reutilizar los dispositivos y hacerlos biodegradables? Según los autores de esta investigación, estos problemas requieren una estrecha colaboración con los científicos de materiales y las personas que trabajan en microrobótica.