Llevar un cohete al espacio no es una tarea sencilla pero, sobre todo, es cara y muy poco ecológica. Por supuesto hay muchos proyectos que quieren mejorar esto, pero entre ellos destaca uno español de un motor aeroespacial mucho más eficiente, reutilizable, barato y sostenible.
Lo está desarrollando Pangea Aerospace, una startup con su sede en Barcelona (además de tener sede en Toulouse). Su motor aeroespacial utiliza latecnología aerospike gracias a la cual pueden desarrollar sistemas de propulsión química basados en tres principios fundamentales: alta eficiencia, sostenibilidad y reutilización.
Es decir, se trata de una tecnología de microlanzadores (para lanzar cohetes) revolucionaria pensada para abaratar el acceso al espacio. Así lo afirma la Comisión Europea, que ha financiado el proyecto, y quien está convencida de que los satélites pequeños son un mercado al alza: “cientos de microsatélites están en fase de diseño, por lo que resulta enormemente importante dar con una forma rentable de lanzarlos con un vehículo específico”.
Aquí es donde entran en juego muchas empresas privadas que, gracias a la miniaturización de satélites y la tecnología electrónica han entrado en la carrera espacial (que se lo digan a Elon Musk y su Space X). Por primera vez en la historia el espacio está, como quien dice, “al alcance de la mano”; al menos no es exclusivo de unas pocas administraciones con programas espaciales económicamente muy generosos.
Un diseño disruptivo
Con estos retos en mente, en 2018 se fundó Pangea Aerospace quien está desarrollando vehículos de lanzamiento pequeños, fiables y asequibles que sean capaces de poner en órbita cohetes y satélites. Pero, como decíamos, la idea principal es que estos microlanzadores tengan un reducido coste.
Comparación entre el diseño de un motor cohete de tobera convencional (izquierda) y un motor cohete aerospike (derecha). Foto de NASA.
Para lograrlo, como adelantábamos, han recurrido a la tecnología de motor aerospike, un tipo de motor cohete que mantiene su eficiencia aerodinámica en un amplio rango de altitudes mediante el uso de una tobera especial que invierte la geometría del elemento por el cual los gases salen del propulsor.
Es, por tanto, una tobera muy distinta a la de los motores de campana, los que se han usado tradicionalmente en todos los cohetes (y sigue usando Space X en sus Falcon). Esto hace que el motor sea mucho más versátil (al mantener la eficacia independientemente de la altitud a la que esté volando) y también que necesite mucho menos combustible.
Si os estáis preguntando porqué no se ha utilizado hasta ahora, la razón es simple: porque la fabricación es tan compleja que debía hacerse de manera prácticamente artesanal, juntando a mano miles de piezas. Esto, lógicamente, disparaba su coste enormemente.
Lo que ha logrado Pangea Aerospace es, mediante la impresión 3D en metal (en concreto cobre), que sólo se necesiten dos piezas. Y, además, para el funcionamiento solamente se emplea metano y oxígeno, lo que implica la ausencia de emisiones de carbono.
Todo ello hace que el propulsor sea mucho más sostenible y ecológico que los sistemas actuales. Y es que los motores convencionales de campana utilizan un combustible denominado RP-1 y que no deja de ser un derivado del petróleo, altamente contaminante (y perecedero).
Por si fuera poco, el motor de Pangea Aerospace está diseñado para poder ser reutilizado, gracias a su diseño y al uso de nuevos materiales, lo que le añade un componente ecológico más.
Probado con éxito
Pero quizá lo más importante de todo es que, contrariamente a lo que pasa en muchos desarrollos, han logrado que funcione. Su primer éxito con los motores aerospike fue con el Demo P1, su primer motor y también el primero de este tipo que se ha fabricado en el continente europeo. Esto hizo que la Agencia Espacial Europea se fijara en ellos y les incluyera entre las startups más destacadas de 2020.
Tras probar con éxito su motor tipo spike, que fue desarrollado sobre todo para demostrar que era factible, el siguiente paso es ofrecer un producto que se pueda comercializar en un futuro próximo.
Éste se denomina Arcos y, según la compañía, es un propulsor que ya tiene clientes interesados y que estaría en una fase de desarrollo muy avanzado. En él han volcado todo lo aprendido sobre los motores spike, simplificando al máximo el sistema que les funcionó en el Demo P1 y prometiendo la posibilidad de ser reutilizado hasta 10 veces.
Por tanto, tenemos que estar orgullosos de este motor aeroespacial creado por una compañía española y que presume de innovación en este sector. Gracias a este propulsor que lleva el sello “Made in Spain” y a otros desarrollos que se están haciendo en nuestro país, por fin parece que se está logrando que España aparezca en el mapa de la carrera espacial.