¿Por qué nos gustan tanto las canciones tristes? La música es uno de los elementos intangibles que sustentan nuestra forma de vivir. Pone sobre la mesa sentimientos, historias o vivencias en las que todos podemos sentirnos identificados.
Y quizás por esto, por la necesidad de reconocer nuestras tragedias y alegrías en otros, la música triste tenga tanto éxito.
Seguro que alguna vez, dando rienda suelta a un momento de intimidad, te has puesto tu tema favorito, la canción más triste del mundo, y has llorado hasta sentir que estás limpio por dentro. Porque las canciones tristes nos ayudan a cambiar nuestro mood y volver a un estado de bienestar.
Da igual que estés alegre o no, las canciones tristes tendrán siempre un espacio en nuestra lista de reproducción. Y es que, su existencia y triunfo tiene una explicación científica.
¿Por qué escuchar música triste cuando nos sentimos mal?
Para poder contestar a la pregunta: ¿qué tipo de canciones escuchar cuando estás triste? y para entender porqué nos eleva el ánimo este tipo de música triste, ya sea en español o en otro idioma, tenemos que hablar de la biología de la música.
A nadie le gusta estar triste. Solemos huir de sentimientos negativos como la soledad, la añoranza, el desamor o la pérdida de una persona querida, pero todo esto cambia cuando esas emociones están plasmadas en una canción triste.
Nada más escuchar este tipo de música, en vez de rechazarla de forma automática, nos ayuda a cambiar nuestro estado de ánimo. En pocas palabras: la música triste, por calificarla de alguna manera, repercute de forma positiva en nuestro estado emocional.
Pero pongamos un ejemplo. El último disco de la cantante estadounidense Adele, llamado ‘30’, está repleto de canciones tristes que se han convertido en éxitos mundiales. De hecho, su primer single ‘Easy On Me’ fue número uno en España nada más lanzarse. Millones de personas escucharon esta canción triste en inglés y se sintieron unidos a ella.
La clave para entender todo esto, está en la biología y en las hormonas. Del mismo modo que el amor y el proceso de una relación está ligado a las sustancias de cinco hormonas diferentes, cuando escuchamos música triste liberamos hormonas como la prolactina y la oxitocina.
Ambas hormonas nos ayudan a sentirnos mejor, a calmarnos porque la música nos acompaña, consuela y apoya. o al menos, así lo sentimos cuando la escuchamos.
Las canciones tristes hacen reaccionar a nuestro cerebro
Entonces, ¿cómo funciona la música triste en nuestro cerebro? Una canción triste se convierte en una especie de interruptor que, nada más apretarlo, hace que nuestro cerebro reaccione y segregue prolactina y oxitocina. Acto seguido, nos sentiremos mejor.
Nos sentimos tristes y al escuchar una canción del mismo mood, para poder sobrellevarlo, nuestro cuerpo reacciona hormonalmente y por ello, las canciones tristes nos hacen volver a sentirnos calmados y alegres.
Por algo, existen varias listas sobre canciones tristes en plataformas como Spotify. Sin ir más lejos, podrás encontrar la lista titulada “Sad Songs”, que cuenta con 80 temas y casi 1.700.000 personas que siguen la recopilación y a las que les gusta.
La tristeza nos hace identificarnos con otros
Desde el punto de vista de la psicología, también podemos encontrar una respuesta a la pregunta: ¿por qué nos gustan tanto las canciones tristes? o la música triste en general.
Ya lo dijo el escritor James Baldwin: “Las cosas que más me atormentaban eran las mismas cosas que me conectaban con todas las personas que estaban vivas, que alguna vez habían estado vivas”. Y es que, está demostrado que los sentimiento negativos o tristes nos hacen unirnos más a otras personas que también los vivan. La tristeza en otros nos conmueve más que la alegría.
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Al escuchar canciones tristes, nos emocionamos y alcanzamos un estado llamado “kama muta” que nos hace sentir empatía. ¿El resultado? Tras escuchar una canción triste, sólo el 25% de las personas aseguran sentirse peor. El resto, ha llegado a conectar con el tema y con otras personas, por lo que pasan de estar tristes a tener una conexión social que les entiende.