El cobalto es un raro metal azulado es un componente esencial de casi todas las baterías recargables de iones de litio y una región del Congo posee más reservas de cobalto que el resto del planeta.
Además del cobalto, también abundan en esa región otros metales y minerales valiosos como coltán, cobre, hierro, zinc, estaño, níquel, manganeso, germanio, tantalio, wolframio, uranio, oro, plata y litio.
Estas extraordinarias reservas de materiales esenciales para la fabricación de componentes tecnológicos debería ser una bendición para la República Democrática del Congo, sin embargo esta riqueza se ha convertido en una maldición.
Las sucesivas innovaciones industriales han desencadenado la demanda de un material tras otro y todos parecen estar allí, profundizando en la explotación extranjera de un país que antes ya fue víctima de una carrera desenfrenada por hacerse con sus reservas de marfil, aceite de palma, diamantes, madera o caucho.
Ninguna nación del mundo ha sido tan explotada y sus habitantes han visto como sus derechos eran vulnerados siglo tras siglo en aras del desarrollo industrial y tecnológico de países que se hallan muy lejos de las minas de cobalto congoleñas.
el cobalto y la descarbonización
Paradójicamente, hasta la sostenibilidad medioambiental de los países más avanzados pasa por la explotación de los recursos naturales congoleños. El coche eléctrico se carga en este país africano. Según un informe del Foro Económico Mundial, se prevé que la demanda mundial de cobalto se multiplique por cuatro de aquí a 2030, en gran parte gracias a la adopción generalizada de esta nueva generación de vehículos.
Recientemente, la ONG Amnistía Internacional (AI) ha advertido de desplazamientos forzados y «graves abusos» de los Derechos Humanos en República Democrática del Congo a causa de la pugna de empresas multinacionales por la ampliación de las minas de cobalto y cobre para baterías recargables. Según la secretaria general de Amnistía Internacional, Agnès Callamard, “la justicia climática exige una transición justa. La descarbonización de la economía mundial no debe dar lugar a otras violaciones de Derechos Humanos”.
la minería
La República Democrática del Congo tiene las mayores reservas de cobalto del mundo, con unos 4 millones de toneladas métricas registradas en 2022. A este le seguirían Australia e Indonesia, con 1,5 millones y 600.000 tonadas métricas, respectivamente. Dado que las reservas mundiales totales de cobalto ascienden a 8,3 millones de toneladas métricas, esto significa que el 50% del total de este metal disponible a nivel global es extraído de las minas de la República Democrática del Congo.
A menudo, la extracción de minerales como el coltán o el cobalto es realizado por campesinos y niños en condiciones infrahumanas. En 2014 Unicef denunció que la cifra ascendía a unos 40.000 niños, algunos con tan solo siete años, forzados a realizar ese trabajo en condiciones difíciles de soportar incluso para los adultos.
Sin embargo, tal como explicó a Nobbot la emprendedora guineana Fadima Diawara, que ha impulsado la marca de móviles Kunfabo, no todo el mineral que sale de Congo y otros países de África viene del trabajo infantil o esclavo. “Hay minas que son estatales y que respetan a los trabajadores”.
“Nosotros tenemos un documento del fabricante de Kunfabo en el que se indica que el mineral utilizado en nuestros teléfonos no viene de este dolor”, señaló.
Además, ya hay diversas iniciativas impulsadas por fabricantes de tecnología, también africanos, que tratan de garantizar que los minerales utilizados en los dispositivos electrónicos no están relacionados con conflictos armados o con condiciones de esclavitud.
También hay una puesta en el sector por dar mayor protagonismo a la economía circular. En 2023, Apple anunció, por ejemplo, que el cobalto utilizado en sus baterías será totalmente reciclado para 2025.
cobalto rojo
Pero el brillo de la tecnología aún proyecta una sombra sobre los derechos de muchos congoleños. En Cobalto Rojo, el escritor, guionista y activista estadounidense Siddharth Kara, realiza un trabajo de investigación y denuncia sobre las minas artesanales de cobalto en el Congo. Kara ofrece una aproximación a la explotación descarnada de un mineral presente en las baterías de casi cada smartphone, tablet o portátil y que será clave para la transición energética.
La verdad incómoda que queda patente en este libro, por otra parte criticado por lo que algunos analistas de Open Democracy consideran su visión neocolonial, es el reconocimiento de que miles de millones de personas en el mundo no pueden desarrollar su vida cotidiana sin comprometer el medioambiente y los derechos humanos.
Cobalto Rojo está editado en España por Capitán Swing.