Últimamente cuando hablamos de IA casi siempre le ponemos la coletilla de “conversacional” o “generativa” pero pronto, ya mismo, puede que de lo que más hablemos sea de inteligencia artificial general, también conocida como IA fuerte.
Y es que, aunque es evidente que los modelos de inteligencia artificial generativa han sido una verdadera revolución, está claro que cuentan con limitaciones. Por eso, desde hace años se viene investigando en una IA mucho más ambiciosa, la artificial general intelligence o AGI.
Se trataría de una inteligencia artificial “superior”, capaz de realizar las mismas tareas de tipo intelectual que cualquier ser humano, planificar acciones, razonar ante situaciones de incertidumbre, aprender y realizar juicios de valor.
Esto, que se lograría a partir de un intenso aprendizaje y entrenamiento, nos llevaría a un escenario que ya se ha planteado en numerosas novelas, películas y series de ciencia ficción. Por eso se habla de hacerlo de forma responsable y disponible para todo el mundo, porque sus implicaciones plantean evidentes cuestiones éticas.
Así es como lo ha planteado el mismísimo Mark Zukerberg, que hace unos días anunció la apuesta de Meta por crear su propia inteligencia artificial general:
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Se materializaría en Llama 3, un nuevo modelo de lenguaje basado en algoritmos de inteligencia artificial más evolucionado que el que presentaron hace unos meses con apoyo de Microsoft y destinado a plantar cara a ChatGPT y Bard, de OpenAi y Google (respectivamente).
Para ello, el creador de Facebook ya ha se ha puesto manos a la obra haciendo cambios en la empresa y adquiriendo una enorme cantidad de hardware (350 mil tarjetas nVidia) que, sumada a la ya existente, sea capaz de crear la enorme infraestructura que se requerirá para un proyecto como éste.
Porque, como os podéis imaginar, una inteligencia artificial general no es algo que se pueda crear fácilmente (por eso mismo aun no se ha logrado). Por cierto, y esto es importante, en principio esta IAG tendrá la característica de ser open source y disponible para todo el mundo… ¿Será verdad o sólo un propósito de esos que luego no se cumplen?
¿Qué significa inteligencia artificial general?
Como eso es algo que no podemos saber, vamos a intentar comprender bien de qué estamos hablando. Como adelantábamos, la inteligencia artificial general se refiere a la capacidad de una máquina para entender, aprender y realizar tareas en una amplia variedad de actividades y de una manera similar a como lo haría un ser humano.
En otras palabras, la IAG busca crear sistemas informáticos que puedan razonar, comprender contextos diversos, aprender de experiencias pasadas y adaptarse a nuevas situaciones de manera flexible, tal y como podría hacerlo cualquier persona.
La diferencia entre una inteligencia artificial de este tipo y las que conocemos hasta ahora es que éstas son más específicas y se centran en tareas particulares; por ejemplo el reconocimiento de voz o la clasificación de imágenes.
La AGI aspira a lograr una inteligencia más general y versátil que pueda abordar una gama mucho más amplia de problemas. Resumiendo, sería como crear una máquina que sea capaz de pensar y aprender de manera similar a nosotros en diferentes áreas de la vida.
¿Y qué diferencia la inteligencia artificial general de cualquier otra?
Ya lo hemos dicho, la clave está en el alcance y la versatilidad de las capacidades cognitivas que puede tener una inteligencia artificial general respecto a otros tipos de IA específicas.
La AIG se distingue por la amplitud de tareas que puede abordar (sin estar limitada a una tarea o dominio específico), por la flexibilidad y adaptabilidad a nuevas situaciones, por la capacidad de entender el contexto de una forma amplia y por la posibilidad de razonar, resolver problemas y tomar decisiones en situaciones complejas de una manera similar a como hacemos los humanos.
Por el contrario, las inteligencias artificiales específicas están diseñadas para enfocarse en tareas concretas, no pueden adaptarse bien a contextos o tareas fuera de su ámbito predefinido, tienen un entendimiento limitado, normalmente centrado en la tarea específica para la cual se ha diseñado, y carecen de la posibilidad de tener un razonamiento más general y contextual.
Por ejemplo, una IA especializada en reconocimiento facial tiene como función identificar caras en una fotografía para, entre otras funciones, etiquetar automáticamente a nuestros amigos en las fotos que publicamos en redes sociales. O una de traducción automática tiene como misión convertir automáticamente un texto de un idioma a otro… Y punto.
Sin embargo, una inteligencia artificial general será capaz de realizar múltiples tareas de manera inteligente y adaptarse a diferentes solicitudes. Por ejemplo, trabajando como asistente virtual no solo reconocerá voz y texto, sino que también entenderá instrucciones complejas, aprenderá de nuestras preferencias con el tiempo y realizará diversas tareas como enviar mensajes, programar citas o buscar información en Internet.
Otro ejemplo podría ser aplicado a la robótica doméstica, entorno en el que una inteligencia fuerte podría realizar diversas tareas en un entorno doméstico de forma autónoma y adaptándose a situaciones cambiantes.
No podemos dar ejemplos más concretos porque aún no existe ninguna IA de este tipo pero, en resumen, podemos decir que la AGI se enfoca en crear sistemas más amplios y versátiles que puedan abordar una amplia variedad de tareas de forma inteligente. Mientras que la inteligencia artificial específica se diseña para realizar tareas más limitadas pero especializadas, la general busca emular la versatilidad y adaptabilidad del pensamiento humano en diversas situaciones.
Como os podéis imaginar, sus campos de aplicación son inmensos: asistentes virtuales avanzados, sistemas de automatización empresarial, de salud y educación personalizada, de exploración científica, de desarrollo de nuevos materiales y medicamentos…
Y por supuesto también la robótica autónoma, con la implementación de robots que no solo realicen tareas específicas, sino que también puedan adaptarse a entornos cambiantes y aprender nuevas habilidades de manera autónoma.
Es decir, con la inteligencia artificial general queda abierta la veda para que, quién sabe en qué plazo, sea posible crear robos humanoides que lleguen a ser tan inteligentes como nosotros… o casi, ya veremos.