Según un informe auspiciado por la ONU, la generación de residuos electrónicos crece a un ritmo cinco veces superior a su reciclaje. En todo el mundo, está aumentando en 2,6 millones de toneladas anuales.
Si continúa avanzando a este ritmo, se podrían alcanzar los 82 millones de toneladas en 2030, lo que supone una subida del 33% respecto a la cifra de 2022. En ese año, el último estudiado, la humanidad generó 62 millones de toneladas de desechos electrónicos en 2022, el equivalente a un millón y medio de camiones que, puestos en fila, darían la vuelta al mundo por el Ecuador.
20 kg por persona y año en españa
En Europa, la generación de este tipo de residuos electrónicos por persona y año es más del doble que a nivel mundial, llegando a ser de 17,6 kg, y su tasa de reciclaje se sitúa en el 42,8 %. Por su parte, aunque España no está entre los cinco países europeos con más residuos, supera la media de Europa generando cerca de 20 kg por persona y año.
Menos de una cuarta parte (22,3%) de los residuos electrónicos fueron reciclados adecuadamente en 2022, dejando 62 millones de toneladas de recursos naturales recuperables sin contabilizar y aumentando los riesgos de contaminación.
Sin embargo, ese 22,3% se prevé que se reduzca al 20% para 2030 debido a la creciente diferencia en los esfuerzos de reciclaje en relación con el asombroso crecimiento de la generación de residuos electrónicos en todo el mundo.
Entre los retos que contribuyen al aumento de la brecha se encuentran el progreso tecnológico, el mayor consumo, las limitadas opciones de reparación, los ciclos de vida más cortos de los productos, la creciente electronificación de la sociedad, las deficiencias de diseño y la inadecuada infraestructura de gestión de los residuos electrónicos.
El informe subraya que si los países consiguieran elevar las tasas de recogida y reciclado de residuos electrónicos al 60% de aquí a 2030, los beneficios, incluida la minimización de los riesgos para la salud humana, superarían los costes en más de 38.000 millones de dólares.
También señala que el mundo «sigue siendo asombrosamente dependiente» de unos pocos países en lo que respecta a los elementos de tierras raras, a pesar de sus propiedades únicas, cruciales para las tecnologías del futuro, como la generación de energías renovables y la e-movilidad.
gestión de residuos electrónicos
En declaraciones a SMC, José Julián Escario, Profesor titular en la facultad de Empresa y Gestión Pública de Huesca de la Universidad de Zaragoza, considera que «se requiere una gran implicación y colaboración por parte de todos los sectores de la sociedad. En primer lugar, muchos países deberían regular la recogida y reciclaje de residuos electrónicos; únicamente 81 países (42 % de todos los países) tienen alguna regulación en este sentido. Además, muchas de estas regulaciones deberían ser más exigentes. Se deberían potenciar los recursos para incrementar la adecuada recolección selectiva de residuos y lograr una mayor concienciación de la sociedad para que se implique en mayor medida en una adecuada separación de los residuos y basuras».
Por su parte, Ethel Eljarrat, Directora del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA-CSIC), cree que «el objetivo principal debería ser la reducción en la generación de residuos electrónicos. Pero, una vez generados, es de vital importancia mejorar su gestión. Los residuos electrónicos son reconocidos como un recurso debido al potencial de recuperación de materiales valiosos. Sin embargo, recuperar esos materiales en los países occidentales implica un elevado coste de mano de obra, por lo que más del 80 % de ellos se trasladan a países en vías de desarrollo donde sale más rentable. Estos residuos contienen elementos químicos como el plomo, el cadmio, el cromo, el mercurio, el cobre, el manganeso, el níquel, el arsénico, el zinc, el hierro y el aluminio, muchos de ellos peligrosos».