Los microplásticos de nuestro cuerpo se heredan de madres a hijos durante el embarazo. Así lo acaba de demostrar un grupo de científicos estadounidenses que, además, se centran en investigar las posibles consecuencias para nuestra salud de seguir con la ingesta involuntaria de estos materiales.
Y es que, solo con comer o beber agua, los pequeños plásticos o polímeros se acumulan en nuestro organismo, intoxicando nuestro cuerpo.
Sin olvidar la absorción por la piel, por desgracia una inoculación más cada vez más común por el auge del consumo de textiles y de cosméticos o cremas para piel. Lo que ahora conocemos como rutinas de skincare.
Si otros científicos han podido demostrar que “no queda ningún lugar intacto” o libre de microplásticos en el cuerpo, ni nuestro cerebro, era lógico pensar que dicha contaminación podría afectar al desarrollo de un embrión durante la gestación.
Pero como siempre, en cuestiones de Ciencia no basta con la lógica. Hay que demostrarlo.
Los microplásticos en el cuerpo se heredan de madres a hijos
Dicho y hecho. Porque bajo esta premisa, nació la investigación de la Universidad de Rutgers (Estados Unidos) que, ahora, ha conseguido confirmar que los micropolímeros, que están como residuos en el organismo de una mujer embarazada, se traspasan al bebé.
Y es que, los microplásticos en el cuerpo llegan hasta el interior de las células, pasando a formar parte de los tejidos de nuestros órganos. En el caso de las embarazadas: en la placenta y en la sangre que, además, están en contacto directo con el feto.
“Los resultados presentados en este estudio destacan el paso, acumulación biológica y permanencia de la MNP (micro y nanoplásticos) dentro del modelo materno-fetal” y “procedente únicamente de la exposición materna durante la gestación y la lactancia”, reza la investigación publicada en ‘Science of the Total Environment’.
Para poder llegar a esta conclusión, los científicos sometieron a “un proceso de inhalación de poliamida-12” (una especie de nailon) a un grupo de ratonas que estaban gestando.
Exponiendo a los sujetos a los microplásticos, en sesiones de 4 horas durante 10 días no consecutivos durante su embarazo, se aseguraban que sus organismos estuvieran intoxicados con estos minúsculos residuos.
Tras 21 días de gestación, pudieron estudiar a los bebés de ratón y fue en ese punto en el que se produjo la gran la revelación: se encontraron polímeros en los pulmones, corazones, hígados, riñones y cerebros de los recién nacidos.
Es más, el experimento de la Universidad de Rutgers no solo apunta que los microplásticos del cuerpo se heredan, sino que se mantienen en el organismo del sujeto nacido durante un tiempo.
El plástico llegó a nuestras vidas en 1907 y tuvieron que pasar 115 años para que la Ciencia llegara a una conclusión en común y alertara de la existencia de microplásticos en el cuerpo humano.
Para que te hagas una idea del tamaño, un microplástico suele medir entre 1 nanómetro a 5 milímetros, cuando un pelo humano mide unos 80.000 nanómetros de ancho.
¿Qué hacen los microplásticos en el cuerpo humano?
Aunque la comunidad científica aún no ha llegado a un consenso definitivo para responder con exactitud a la cuestión que más nos preocupa: “qué problemas causan los microplásticos”, existe una creciente preocupación social.
Algunos estudios, en estadios primarios, apuntan a posibles efectos secundarios como:
- Inflamación y estrés oxidativo: La presencia de microplásticos en el cuerpo podría causar daños en células y tejidos.
- Impacto en el sistema digestivo: Los polímeros pueden viajar de nuestro estómago a los intestinos, afectando a funciones digestivas y a la capacidad de absorción de nutrientes.
- Interferencia hormonal: Algunos microplásticos contienen aditivos químicos que pueden actuar como disruptores endocrinos. Es decir, pueden afectar al equilibrio hormonal del cuerpo humano.
- Acumulación de toxinas: Los microplásticos pueden absorber contaminantes químicos del entorno y liberarlos en nuestro organismo.