¿Se podrían haber evitado las graves consecuencias de las lluvias torrenciales que han azotado el Mediterráneo? ¿Estamos preparados para una nueva DANA? ¿Qué dice la AEMET?
Estas son solo algunas de las preguntas que se repiten en nuestra cabeza después de haber vivido lo que ya podemos definir como la peor DANA e inundaciones naturales vividas en la España democrática.
Porque, aunque los expertos y la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) despertaron a media España bajo avisos rojos de riesgo extremo, pese a que no son las primeras lluvias torrenciales que sufrimos, lo extremo del fenómeno y la falta de concienciación por parte de la sociedad ha complicado aún más lo ocurrido.
“Fue como un tsunami”, repiten una y otra vez los supervivientes, mientras la cifra de fallecidos ya supera los 150.
Ahora, solo unos días después, mientras los habitantes de muchas zonas de Valencia y Castilla-La Mancha siguen limpiando el lodo de sus casas y buscando a los desaparecidos entre los escombros, ya pensamos en el futuro preguntándonos: ¿Podremos saber cuándo viviremos una nueva DANA con Aemet?
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La respuesta es un claro “sí”. No debemos olvidar que el trabajo de los meteorólogos ha funcionado, pues mandaron las alertas pertinentes horas antes de la tragedia.
Pero tampoco, como ya apuntan los expertos, de que deberemos cambiar mucho en nuestra forma de vida pues, la llegada de una nueva DANA será cada vez más posible si sigue al ritmo actual el cambio climático y el calentamiento de las aguas del mar.
Para entender mejor lo sucedido y estar preparados, te explicamos qué son y cómo se originan las DANAs. Así como el trabajo de estudio y prevención precoz ante la aparición de una nueva DANA de la Aemet.
¿Qué es una DANA?
El término DANA es realmente el acrónimo de “Depresión Aislada en Niveles Altos”.
Se trata de un fenómeno meteorológico complejo que se forma cuando una masa de aire frío queda aislada en las capas altas de la atmósfera.
Según explican los meteorólogos de la Aemet, esa “masa de aire frío provoca una depresión, una zona de baja presión, que a su vez genera inestabilidad y fuertes corrientes ascendentes”. Cuando estas corrientes, que están cargadas de humedad, chocan con la atmósfera, que está mucho más fría, se producen fuertes lluvias en un espacio corto de tiempo.
Es más, esas lluvias pueden ser torrenciales, con el consecuente peligro de que provoque crecidas de ríos y embalses, desprendimientos y corrimientos de tierra, así como riadas y verdaderas lenguas de agua.
Esto es lo que ha ocurrido este martes 29 de octubre en la zona interior del Mediterráneo y localidades aledañas de Albacete, Cuenca o Málaga.
Fenómenos extremos: Cada vez más frecuentes ante el cambio climático
La Ciencia lleva años alertando a las autoridades competentes de las principales consecuencias del cambio climático y del calentamiento de los mares y océanos.
De hecho, los expertos meteorólogos, ya han puesto sobre la mesa sobradas pruebas que demuestran que existe una relación directa entre el aumento de la temperatura en el agua y los cada vez más frecuentes fenómenos extremos, como lo es una DANA.
¿Cómo influye el cambio climático en las DANAs?
- Aumento de la temperatura global: El calentamiento global incrementa la temperatura de los océanos, lo que a su vez aumenta la evaporación del agua. Este exceso de vapor de agua en la atmósfera es el «combustible» necesario para que se formen nubes más grandes y produzcan precipitaciones más intensas.
Además, el aire más cálido tiene mayor capacidad para retener humedad, haciendo que la atmósfera sea más inestable y propensa a la formación de tormentas y precipitaciones extremas.
- Cambio en los patrones de circulación atmosférica: Que favorecen la formación de una nueva DANA, según la Aemet.
- Aumento del nivel del mar: y un mayor oleaje: Subiendo también la formación de tormentas fuertes, la altura de las olas y la erosión costera. Todo, factores que favorecen las inundaciones.
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Por todo ello, los científicos ya avisan de que en España las DANAs serán cada vez más intensas, más duraderas y frecuentes.
¿Cómo saber cuándo habrá una nueva DANA?: Aemet y sus avisos
Para poder prepararnos ante la más que probable llegada de una nueva DANA, la Aemet recuerda la importancia que tienen sus sistemas de predicción y alerta temprana.
Nos referimos a los avisos constantes que lanzan de forma pública para avisar del riesgo y de los peligros que acompañan los fenómenos meteorológicos, ya sean fuertes vientos, oleaje, nieblas, calor o lluvía.
Por ejemplo, durante el verano, seguro que has escuchado millones de veces, cuando ves la precisión del tiempo, que hablan de alertas amarillas o rojas por calor extremo.
Esto se lo debemos a la Agencia Estatal de Meteorología y a sus sofisticados modelos de predicción numérica que permiten anticipar la formación y evolución de fenómenos como las
DANAs. Para que lo entiendas, son simulaciones matemáticas que representan el comportamiento de la atmósfera, utilizando ecuaciones.
Así, los meteorólogos de la Aemet analizan estos modelos y combinan esta información con datos de observación, gracias al trabajo de análisis del satélite Meteosat, y emiten alertas y avisos a la población según el riesgo.
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Para ello, buscando facilitar la comunicación y la toma de decisiones de las autoridades y población, usan un sistema de colores muy sencillo, que emula a los de un semáforo, siendo el verde la alerta más leve y la alerta roja un riesgo extremo.
- Verde: Condiciones normales, sin riesgo significativo.
- Amarillo: Riesgo meteorológico bajo para actividades usuales.
- Naranja: Riesgo meteorológico importante, que puede afectar a actividades ordinarias.
- Rojo: Riesgo extremo para la seguridad de las personas y bienes.
En la actual y devastadora DANA, tanto la Aemet como los Servicios de Emergencia lanzaron sendas alarmas de alerta roja por riesgo muy extremo de inundaciones, desbordamiento y riadas por las lluvias torrenciales.
Consejos para estar preparados ante un a nueva DANA
- Mejorar los sistemas de alerta temprana: Invertir en tecnología y formación para mejorar la capacidad de predecir y alertar a la población sobre estos fenómenos.
- Adecuar las infraestructuras: Construir infraestructuras más resilientes al cambio climático, como sistemas de drenaje más eficientes y edificios más resistentes a las inundaciones.
- Promover la gestión sostenible del territorio: Evitar la ocupación de zonas de riesgo y fomentar prácticas agrícolas sostenibles que reduzcan la erosión del suelo.
- Fomentar la concienciación ciudadana: Informar a la población sobre los riesgos asociados a los fenómenos meteorológicos extremos y promover medidas de autoprotección.