Destiny ha sido uno de los grandes lanzamientos de 2014, el videojuego que más portadas ha acaparado tanto dentro como fuera de la industria gracias al marketing, las ventas y la legión de seguidores que ha conseguido arrastrar.
Aunque no te guste reconocerlo es innegable que Destiny ha conseguido hacer cosas muy buenas, y aunque defiendas a capa y espada el último juego de Bungie, tampoco podrás borrar fácilmente sus errores. Esa mezcla es la que hoy nos interesa, la de lo bueno y lo malo que hemos aprendido sobre el juego online gracias a Destiny.
Mejor con amigos
¿Cómo una nueva franquicia puede plantarle cara al resto de lanzamientos con un pasado de éxitos y vencer en el duelo? Pues básicamente intentando ir más allá, saliéndose del camino y presentando una nueva forma de disfrutar los juegos online en consola.
Destiny coge esa idea del multijugador masivo online y la ciñe a algo mucho más terrenal, la del grupo de amigos que se sienta alrededor del televisor para disfrutar juntos de su juego favorito. Podría elevarse ese número de participantes hasta el infinito, pero no necesariamente lo convertiría en algo mejor.
Así, en vez de buscar jugadores lejos de tu círculo, la principal baza de Destiny es que puedas disfrutar de sus misiones junto a tus amigos, comentando cada jugada y apoyándote en el mismo hombro que llevas haciéndolo desde que los multijugadores no entendían de PING o NAT.
Servidores a prueba de bombas
Bungie nos ha enseñado que querer es poder, y si una compañía decide lanzar un videojuego en el que los modos historia para lobos solitarios son sólo una mínima parte de su completo potencial, debe poner toda la carne en el asador para que el resto funcione.
Así, entre servidores enterrados en desiertos y periodos beta que resultan ser algo más que una simple demo bajo un nombre que te haga sentir especial, la conexión online del juego ha funcionado a las mil maravillas desde el primer día, y en todo ese tiempo sólo una ataque hacker malintencionado ha conseguido que sus conexiones muestren signos de hipo.
Contenido libre vs. de pago
Por contra no todas sus ideas han resultado igual de acertadas, presentando una dualidad en la que la ambición y los resultados finales no han ido a la par. Básicamente a Destiny se le acabaron las pilas mucho antes que a cualquier otro multijugador masivo.
La culpa la tiene intentar mezclar lo que veníamos viendo en PC con las modas habituales de consola. En vez de coger las aventuras con cientos de misiones secundarias del ratón y teclado, Destiny decidió ir poco a poco e ir sumando quests a base de contenido descargable de pago al estilo consolero, y lógicamente no a todo el mundo le pareció bien.
Sin embargo parece que aquellos que ya están enganchados ven razones suficientes para seguir apoyando al juego. Las nuevas zonas por explorar, misiones que completar y niveles que superar son suficiente aliciente para seguir disfrutando de unas mecánicas de disparo que son tan accesibles como divertidas, y hacerlo en compañía de amigos es un filón a tener en cuenta.