Si hay un servicio que este fin de año ha dado mucho que hablar sin duda ha sido Uber. Tanto es así que actualmente un juez ha ordenado a las operadoras impedir el acceso a la página web. Con Uber se ha entrado en un ataque frontal a un sector hasta ahora muy cerrado y regulado como el mundo del taxi. Desde este servicio se ofrecen como una alternativa de economía colaborativa, que ayudan a aprovechar bienes infrautilizados y compartir gastos. Desde el sector del taxi simplemente lo ven como algo ilegal, que no paga impuestos y no está regulado. Por eso vamos a hacer un repaso al delicado equilibrio de Uber y el futuro que le espera a esta clase de servicios.
Porque no se trata sólo del sector del taxi. Hemos visto como otras que apuestan por un mercado del alojamiento, como el caso de Airbnb también han tenido limitaciones y restricciones legales en diferentes ciudades, ya que apuestan por un modelo de negocio alternativo donde hasta ahora estaba en mano fundamentalmente de los hoteles. Uber no es el único actor en el área del transporte, sin embargo es la que más ruido ha logrado hacer con mucha diferencia.
Las alternativas que llevan las apps al mundo del trasporte de pasajeros puerta a puerta
Sin embargo, no es la única aplicación de este tipo existen otras como Cabify, Blablacar o Hailo, similares aunque no exactamente iguales. En el primer caso se apuesta por el alquiler de vehículos con conductor en una gama alta. Podríamos decir que se busca a un sector de clientes con un poder adquisitivo alto que demandan un servicio que el taxi simplemente no ofrece. Vehículos de alta gama y una atención personalizada que es un segmento complementario al mundo del taxi.
Con Blablacar hablamos de la opción más pura de economía colaborativa. Aquí lo que se ofrece es compartir gastos de viaje, entre todos los participantes en el viaje. En este caso no existe beneficio para el conductor que pone el coche más allá de reducir el coste del viaje que tiene previsto realizar en función del número de plazas que logre ocupar. Quizás es más competencia del sector del transporte de autobús interurbano que del propio taxi.
Otro servicio que apuesta por integrar la tecnología en el sector del taxi puede ser Hailo. Este se diferencia claramente de los dos anteriores ya que apuesta por un conductor profesional, el taxista, para que se asocie al servicio como una forma de ganar clientes. Podríamos decir que Hailo trabaja para los taxistas y también ofrece una opción más cómoda para los usuarios habituales de este medio de transporte.
Uber, una apuesta muy agresiva contra un sector muy regulado
Uber plantea un negocio disruptivo en un sector regulado que apuesta por captar negocio a nivel mundial. Como muchas de las startups que nacen hoy en día, su modelo de negocio es global. No sólo van a trabajar en un país, sino que lo que plantean es a nivel global, adaptable a todas las ciudades del mundo.
En su cara amable, la que plantea la empresa se mueve como una economía colaborativa. En su aspecto más negativo, se podría hablar de Uber como el emule de los taxis. Estas diferencias de concepto dependen un poco de lo que la empresa ofrece como una forma de financiar los gastos de tu coche ofreciendo las plazas libres y la opinión de los conductores de Uber. Para ellos es un medio de llevar un sueldo a casa, no de hacer más llevaderos los gastos de sus vehículos.
Y todo esto sin pagar los impuestos en un sector que está fuertemente regulado, cuyos precios los fijan los ayuntamientos de cada ciudad, se necesita una licencia para ejercer esta actividad de transporte de viajeros, cuyo coste obliga en muchos casos a endeudarse fuertemente para pagar la misma.
Esta crítica al pago de impuestos es muy habitual por los servicios u operadores tradicionales, frente a los nuevos actores que llegan desde el mundo de Internet que, al no estar regulados, no pagan estas tasas. Bajo el paraguas de la economía colaborativa, se ejerce una actividad económica, pero no se tributa por ellas. Este aspecto también se ha criticado a Airbnb desde el sector hotelero, por ejemplo.
Los actores tradicionales en los mercados sienten a estos nuevos servicios del mundo de Internet como competencia desleal. En muchos casos reclaman que si no tuvieran que hacer frente al pago de impuestos, no sin razón, ellos también podrían ofrecer un mejor precio al cliente por el servicio que ofrecen.
Uber bloqueado en España
La apuesta de Uber ha sido realmente agresiva. Esto ha llevado al sector del taxi a ponerse en pie de guerra ya que sienten su futuro amenazado. Debido a ello han denunciado a la empresa, lo que ha llevado a que un juez adoptara medidas cautelares contra Uber que han llevado al cierre de su página web dirigidas hacia las operadoras, pero la aplicación de Uber para móviles, una vez actualizada sigue funcionando.
Con todas estas actuaciones quizás se ha logrado el efecto Barbara Streisand, donde hoy en día Uber es una aplicación conocida a nivel mundial, donde los taxistas han logrado que sea mucho más conocida en España de lo que sería por otros modelos. Y todo esto con una incidencia muy baja en sus ingresos, ya que el número de conductores y actividad de Uber en España es insignificante hoy por hoy, aunque en el futuro puede ser diferente.
¿Se necesita un sector regulado en el transporte de pasajeros puerta a puerta?
La cuestión que muchos se plantean es si en realidad se necesita o no este grado de regulación en determinados sectores. Y esto es aplicable tanto al sector del transporte por carretera como a otros, ya sea alojamiento, juego online o la farmacia. La regulación trata de proteger al cliente, que no tiene constancia del estado y aptitudes del conductor o del vehículo, que garantizan una calidad mínima del servicio.
Ofrece un mínimo de vehículos que van a cumplir con esta función de servicio público. También que los conductores realizan esta actividad en las condiciones adecuadas, que no realizan más horas de trabajo de las legalmente estipuladas, etc. Sin embargo, todo esto casa mal con las prácticas del propio sector, donde se ha realizado un tráfico mercantil de estas licencias de taxi, donde muchas veces suponen un endeudamiento muy importante que les obligan a trabajar mucho más y en peores condiciones, algo que choca de forma frontal con el objetivo que se pretende cumplir con la regulación.
La licencia del taxi hasta ahora ha sido un seguro para la jubilación del taxista y se asume el pago de estas licencias tan costosas también teniendo en cuenta esta cuestión. Si ahora se desregula el sector, habrá un grave problema con todos estos trabajadores, la mayoría de ellos autónomos, por lo que hasta que todo se resuelva en un sentido o en otro habrá un conflictos a medio plazo.
Sin embargo, muchos piensan que con la entrada de nuevos actores en el transporte puede hacer que un colectivo que hasta ahora podía paralizar la actividad de una ciudad, ahora tenga menos fuerza negociadora. Y esto puede ir en beneficio de los usuarios del propio servicio. Sectores más competitivos a costa de una menor regulación, quizás este sea el futuro a corto plazo.
En Anexo M | Los once servicios online que dieron forma a 2014
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