Este calor parece estar pidiendo a gritos una combinación de aire acondicionado, sofá y videojuegos; el cóctel perfecto para aquellos que tengáis que olvidaros de las vacaciones hasta bien entrado septiembre. Muchos de vosotros incluso tendréis claro que, ya que vais a quedaros en casa, mejor hacerlo con un juguete nuevo, y ahí entra el eterno dilema sobre decidirse por un PC o una consola.
Hoy, nos hemos querido decantar por la primera opción, demostrando que es una alternativa más que válida para aquellos que quieran adentrarse en el mundo del videojuego por la puerta grande. ¿Aún con dudas? Pues aquí tienes 5 razones para dar el salto y 3 para pensártelo dos veces.
El asalto al salón
Se acabó lo de gritar a los cuatro vientos que el PC es para el escritorio. La llegada del PC al salón, con equipos de tamaño reducido y sistemas adaptados al juego desde el sofá, se encargan de romper esa regla y llevar el juego en PC a un nuevo nivel, uno que no entiende de ganchitos y bebidas azucaradas cayendo sobre el teclado.
Con ello, se acabó también el tener que andar tirando cables de una habitación a otra o «comiendo» recursos de la red para hacer streaming entre un dispositivo y otro (aunque esto ya contaría como otra ventaja), así que tener un PC frente al televisor más grande de la casa en vez de una consola ya no es tan descabellado.
Los precios de Steam
Steam, GOG, Humble Bundle y muchas opciones más. Ya hemos hablado en más de una ocasión de lo rentable que supone la elección del PC para jugar gracias a las plataformas digitales. Los coleccionistas pierden la estantería sobre la pantalla y ganan un mueble virtual en el que colocar los juegos, pero si estás conforme con el cambio, no encontrarás un saco de juegos a mejor precio.
Pese a que los juegos de consola cada vez se acercan más a un equilibrio en el precio de los juegos, con políticas como la de Wii U con juegos a 40 euros en vez de los 70 habituales, o con lanzamientos que llegan con esas cifras y un mes después ya están rebajados para adaptarse a las exigencias del mercado, aún hay mucho camino por recorrer para alcanzar el atractivo asociado a jugar en PC.
¿Un vicio caro?
Pese a las muchas bondades que pueda tener, lo cierto es que decantarse por la opción del PC es un vicio caro. Antes lo era aún más, pero, viendo apartados como el de Steam y sus rebajas, tampoco se podría negar que la inversión merece la pena.
Cierto es que el primer pago, el de hacerte con un equipo con cara y ojos al que ir modificando las tripas para estar a la última, suele doler más que la compra de una consola, pero entre la suma de juegos y accesorios tampoco se nos iría mucho más allá. Pensad que estaríamos hablando de una diferencia de alrededor de 200 euros entre el precio de una consola de nueva generación y el de un PC con cara y ojos.
Juegos día sí y día también
Una de las principales molestias de la nueva generación de consolas es que el catálogo de juegos durante estos primeros años ha llegado a ser bastante limitado, sin propuestas jugosas para llevarse a la boca y obligándonos a esperar sentados a los grandes lanzamientos.
Aunque el PC también cuenta con sus grandes exclusivas, el tener siempre a mano un nuevo juego no se lo debemos a las compañías grandes, sino a los pequeños estudios indie que, día tras día, aparecen en las tiendas digitales para presentar una nueva locura a la que engancharnos durante las próximas semanas.
El ataque de los mods
Si preguntas a un «PCero» sobre las ventajas de jugar en PC frente a las consolas, probablemente te tenga toda la tarde entretenido con una retahíla de datos, pero tarde o temprano siempre acabará saliendo el de los mods.
Y no es para menos, porque coger un juego y plantarlo como algo completamente renovado gracias al trabajo de la comunidad de jugadores es una auténtica gozada. Así, los ríos y lagos de Minecraft se convierten en hermosos fondos marinos y los gráficos de cualquier juego ganan varios enteros a base de texturas y shaders.
Te pierdes los grandes exclusivos
Que haya una guerra de consolas con tres compañías compitiendo por llevarse el gato al agua es la fuente de numerosos debates en internet, a menudo con seguidores que parecen tener una nómina mensual de la compañía de turno por defender sus intereses en la red, pero también un impulso para el medio.
Con las exclusivas de unas y otras consolas, el medio avanza ofreciendo propuestas más arriesgadas y con una calidad técnica más potente. Son los llamados «vendeconsolas», e igual que son capaces de hacerte decantar por una u otra plataforma, también podrían hacerte replantear la compra de un PC. Con PS4 y sus lanzamientos la situación es complicada, aunque con Xbox One y la llegada de Windows 10 es algo más permisiva.
Potencia con control
Puede que lo de tener siempre la última tarjeta gráfica del mercado acabe con la estabilidad de tu bolsillo, pero sabes que tarde o temprano vas a poder disfrutar de los nuevos lanzamientos con los mejores efectos visuales posibles. No hay excusa, la potencia de un PC de gama alta se come con patatas a las consolas.
Ahí entramos además en algo de lo que no se ha hablado lo suficiente, la potencia que necesitan nuevos inventos como la realidad virtual para funcionar como debe ser, a la máxima resolución posible y sin perder demasiadas imágenes por segundo respecto a los parámetros ideales necesarios para no provocar mareos o que la experiencia no sea total. Algo que el PC ya ha demostrado que puede echarse a la espalda.
La venganza de los ports
El último punto de negatividad viene de la mano de los ports, modificaciones realizadas por las compañías para llevar un juego de consola a PC intentando alcanzar las mismas características visuales y algún efecto de regalo para que no se note mucho que no han trabajado con el jugador de PC en mente.
Esto es un inconveniente porque a veces te impide jugar a lo último con todas las garantías, pero no es menos cierto que al final, quedando mejor o peor, este tipo de problemas suelen solucionarse y, además, la comunidad también aporta su grano de arena para que el juego luzca y funcione mejor que en su versión original del port.