Los smartwatches son los representantes por antonomasia de los wearables, una categoría de productos tecnológicos que aún están en su más tierna infancia. Integrar “inteligencia” en un dispositivo pensado para llevar puesto encima es una idea muy atractiva, pero su realización práctica no es tan fácil. Ni desde el punto de vista de la tecnología, ni desde el de la interfaz de usuario, o incluso desde la del diseño.
Entre otros wearables que han ido haciendo acto de presencia en los medios y en las tiendas, encontramos pulseras, joyas, calzado y ropa deportiva, gafas o auriculares, pero sobre todo, relojes. Dejando de lado propuestas anteriores, el año en el que empezaron a verse los primeros relojes inteligentes fue 2013, con modelos como el Omate TrueSmart, y a partir de ahí han ido materializándose todos los demás.
En este corto periodo de tiempo hemos visto casi de todo: relojes grandes, pequeños, con pantalla de tinta electrónica como los Pebble, o LCD u OLED, con diseños redondos o cuadrados, caros y no tan caros, con cámara integrada, o incluso capaces de recibir y hacer llamadas, compatibles con Android de Google, iOS de Apple o con sistemas operativos diseñados a medida como Tizen de Samsung. También los hay que miden actividad física, o los que combinan una funcionalidad tradicional con algunas funcionalidades “smart” a modo de híbridos, como los Withings Activitè o los Guess Connect.
En busca de la sencillez
Tras un aluvión de propuestas, más o menos afortunadas, que culminaron con el Apple Watch, llegaron unos meses de “calma chicha” por parte de fabricantes como Samsung, tradicionalmente uno de los más activos en este segmento. Hasta ahora, cuando ha sido presentado en sociedad el Gear S2, su más reciente propuesta de reloj inteligente y que ya está disponible en la web Objetos conectados.
El Gear S2 deja de lado la estrategia clásica de Samsung del “y yo más” (tecnología) y se centra en ofrecer una experiencia de uso smart, eficiente, sencilla y elegante. Es un «reloj-reloj», que cuesta distinguir de uno convencional salvo en la oscuridad cuando el brillo de su pantalla sAMOLED le delata. Sus líneas son sencillas, casi minimalistas, en el modelo Gear S2, mientras que en el Classic se añaden algunos elementos estéticos adicionales acordes con una audiencia más clásica.
Además, el modelo Gear S2 Classic usa una combinación de metal y cerámica como material para la caja, al tiempo que usa correas estándar (viene con una de cuero). También existe un modelo 3G, aunque de momento parece que no llegará a España con la consabida conectividad 3G, así como un receptor GPS y algo más de batería.
El objetivo es hacer que el Gear S2 sea un smartwatch tan “watch» como “smart”. De este modo, se convierte en una propuesta atractiva para quienes no valoran las exhibiciones tecnológicas pero sin renunciar a funcionalidades que van más allá de las que ofrecen los relojes clásicos.
Tecnología sí, pero con discreción
Que la tecnología del Gear S2 no sea tan aparente como en modelos anteriores del estilo del Gear S no quiere decir que Samsung haya hecho un mal trabajo en este campo. Al contrario, su tecnología es posiblemente la más avanzada hasta la fecha en un smartwatch Samsung. Cuenta con un procesador capaz de mover con soltura la interfaz y las apps, así como Bluetooth, WiFi y NFC, e incluso 3G en el modelo homónimo (que de momento no llegará a España).
La pantalla de 1,2» súper AMOLED es táctil, aunque uno de los elementos más innovadores (y geniales) de este reloj es el bisel giratorio que hace las veces de selector de funciones, pantallas o menús. Simplemente girando este bisel, podemos interactuar con el sistema o las aplicaciones de un modo tan natural e intuitivo que cuesta pensar que no se le haya ocurrido a nadie más antes.
Las comunicaciones son importantes de cara a sacar el máximo partido a este dispositivo. WiFi permite usar el reloj aunque no tengamos el smartphone cerca, Bluetooth es óptimo para la sincronización con nuestro móvil, y NFC tiene sentido en escenarios de pago por móvil. Y, de hecho, Samsung cuenta con la tecnología Samsung Pay que ya funciona en Estados Unidos o Corea, y llegará a España en 2016.
El modelo 3G, supone la máxima expresión en funcionamiento independiente, y además lleva asociada la integración de GPS. Pero como decíamos antes, este modelo no llegará a España (al menos de momento).
El Gear S2 también incluye un medidor de pulsaciones mediante pulsos luminosos, así como protección IP67, lo cual significa que puede sumergirse en agua sin problemas hasta un metro de profundidad. Por supuesto aguanta lluvia y permite que lo llevemos puesto en la ducha.
Tizen, el sistema operativo de Samsung
El Gear S2 usa un sistema operativo propio de Samsung: Tizen. De cara al uso cotidiano, y en una primera aproximación, apenas hay diferencias con Android Wear, Apple Watch OS, o cualquier sistema operativo para relojes inteligentes. Pero en el día a día se muestra como un sistema muy eficiente que hace que la batería de 250 mAh dure incluso algo más de un día. En la práctica, no nos libramos de cargarlo a diario, pero sí evita que te quedes colgado a última hora de la tarde, por ejemplo.
En el lado negativo, Tizen no cuenta con un ecosistema de apps tan extenso como Android Wear o Watch OS, aunque sí tiene la práctica totalidad de las que puedas necesitar en un smartwatch y permite recibir notificaciones de las apps que tengamos instaladas en el smartphone. De momento, solo funciona con los Android Samsung con Android 4.2 o superior, o la mayoría de los Smartphones Android (no Samsung) con la versión 4.4 o superior, en ambos casos con más de 1,56 GB de RAM. Hay un listado con terminales compatibles aquí.
La sincronización inicial hay que hacerla desde el smartphone usando la app Gear para Android, aunque después, también podremos usar el reloj de un modo autónomo usando WiFi. De momento no es compatible con terminales móviles iOS, aunque está previsto que la app Samsung Gear esté disponible en la tienda de Apple en el futuro cercano.
La carga del Gear S2 se realiza a través de una base con tecnología sin cables y con un acoplamiento magnético de modo que el reloj se quedará fijo en su posición correcta sin complicaciones. La batería del Gear S2 es de poca capacidad, por lo que se cargará bastante rápido. Las bases de carga se venden como accesorio, lo cual es útil si se pierde la original, o si preferimos tener una siempre en casa, y otra para llevar en la maleta, el bolso o la mochila.
Qué puedes hacer con el Gear S2
Ante todo, el Gear S2 es un reloj. Y como tal, con la salvedad de tener que cargarlo a diario (o casi a diario para ser más precisos), funciona a las mil maravillas. Podemos seleccionar la esfera que más nos guste de un modo sumamente intuitivo y rápido, con una amplia gama de diseños. Desde la aplicación en el smartphone podemos añadir más esferas gratuitas o de pago, así como instalar apps adicionales además de las que vienen por defecto.
En línea con la filosofía del Gear S2, el uso de las apps en este smartwatch es muy natural y fácil. A ello contribuye la interfaz controlada por el movimiento del bisel giratorio, así como un correcto diseño de la experiencia de usuario en apps como el pronóstico del tiempo, S-Health o en la forma de interactuar con las notificaciones. El uso de la voz para manejarlo es posible, pero como sucede en otras plataformas, si hay ruido de fondo o estamos en un ambiente donde hablen varias personas a la vez, tendremos problemas para que el sistema reconozca nuestras órdenes y comandos.
No siempre es perfecto, y en escenarios como la navegación no siempre es fácil entenderse con el Gear S2. Además, no contamos con apps alternativas para muchas áreas de actividad más allá de las que se incluyen con el propio reloj. Es lo que tiene usar un sistema operativo como Tizen, desarrollado por y para Samsung. Por ejemplo, para cuantificar nuestra actividad física contamos com S-Health de Samsung. Y lo hace bien. Pero si queremos usar Endomondo, por ejemplo, lo tenemos complicado.
Precisamente, la cuantificación de la actividad física es una de las tareas más agradecidas de los wearables en general y de los smartwach en particular, aunque si eres un deportista exigente lo mejor será que uses dispositivos con una vocación deportiva más “pro”. Sin ir más lejos, la medición de pulsaciones durante una carrera no siempre es precisa en el Gear S2. Para una audiencia generalista, sin embargo, las funciones para medir la actividad serán suficientes para satisfacer las necesidades habituales: contar pasos, distancia, calorías o calidad de sueño, por ejemplo.
La memoria interna del Gear S2 es de 4 GB, de los cuales quedan libres 1,9 GB. Es poca cantidad en valor absoluto, pero nos permitirá, entre otras cosas, cargar algunas canciones para ir escuchándolas mientras corremos usando auriculares Bluetooth compatibles como los Level U, también de Samsung. Y, además, al estar certificado como IP68, no tendremos que preocuparnos por la lluvia, el sudor o la ducha después de hacer deporte: está preparado para aguantar todo eso sin problemas. La memoria interna también es de utilidad para cargar algunas fotos que podremos ver sin necesidad de estar conectados al smartwach.
Con vistas al futuro, Samsung hablaba en la presentación de este Smartwatch de su papel como un elemento central en la gestión de dispositivos del Internet de las Cosas para controlar y monitorizar remotamente cámaras de vigilancia, luces o electrodomésticos, aunque es una dimensión que aún necesita ser trabajada, tanto por la propia Samsung como por otras empresas involucradas en el área del IoT.
En otro orden de cosas, también tienes opciones para usar el Gear S2 como un sistema anti robo para el smartphone, de modo que si nos alejamos de él (o “nos lo alejan”) podamos advertirlo mediante una alerta sonora. El calendario, el mail, las alarmas o el despertador son otras de las aplicaciones nativas que puedes usar desde el Gear S2, aunque siempre bajo la premisa de la “discreción tecnológica” de la que hablábamos antes. Lo cual es de agradecer, todo sea dicho. En el apartado multimedia, además de escuchar los temas que hayamos guardado en su memoria interna, también podremos escuchar canciones del smartphone, así como emisoras de radio en Internet, controlando su reproducción desde el Gear S2.
También dispones de apps diseñadas por empresas como Iberia o Renfe para llevar en el reloj las tarjetas de embarque o los billetes de tren, así como recibir notificaciones sobre el estado de los vuelos o los trenes. Es de esperar que otras compañías empiecen a desarrollar aplicaciones para el Gear S2, pero es algo que no depende de Samsung, claro está. Si el Gear S2 (y futuras generaciones de esta familia de relojes inteligentes) tiene buena aceptación, lo lógico es pensar que aumentará el número y la variedad de apps para su ecosistema.
Cuestiones subjetivas
El diseño y la estética son apartados subjetivos, aunque no está de más advertir que el Gear S2 es un reloj con una esfera pequeña, al menos desde la perspectiva de la muñeca de algunos compradores. Con algo menos de 31 mm de esfera, se queda por detrás de los 35 mm que suelen tener los relojes para hombre. O de los más de 40 mm que tienen los modelos más grandes, que también tienen sus adeptos. Otros fabricantes optan por ofrecer el mismo modelo con esferas de diferentes tamaños, pero Samsung de momento se queda con un tamaño único tanto para hombre como para mujer.
Para el modelo Gear S2 hay correas disponibles como accesorio, pero recuerda que no son estándar. Para el Gear S2 Classic, sí puedes comprarlas en cualquier relojería, por lo que las opciones de personalización son algo mayores. Eso sí, el precio del modelo Classic es algo más elevado. Concretamente 30 €. El modelo Gear S2 cuesta 349 € y el Classic 379 €.
Entonces, ¿qué tal es?
Los relojes inteligentes siguen siendo productos que hay que tratar con precaución, aunque propuestas como la del Gear S2 demuestran que es una categoría que mejora con cada generación. Tener que cargarlos cada día, cada dos días o incluso cada tres o cuatro sigue siendo un incordio, y para quien guste de cambiar de reloj dependiendo de la ocasión, tendrá que prescindir de la cuantificación de la actividad para ponerse el reloj tradicional. Hay quienes prefieren que los dispositivos cuantificadores sean pulseras, por ejemplo.
En otro orden de cosas, para usuarios que busquen una estética más contundente, de momento solo cuentan con una esfera de apenas 31 mm, que se antoja pequeña frente a las de 38 mm o más de 40 mm de los modelos «oversized». Puedes echar en falta una mayor diversidad de apps, así como un repertorio más amplio. Pero en conjunto estamos ante uno de los mejores smartwatch del momento que merece mucho la pena tener en cuenta si piensas en subirte al tren de los wearables.
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Web: www.samsung.es