La monitorización es presente y futuro. Cuantificar el ejercicio que realizamos, las horas de sueño, las constantes vitales y mucho más va a marcarnos. Tanto que, a pesar de los impedimentos que muchos pongan, escapar a la monitorización será imposible.
Decidir no ser monitorizado no será opción si se quiere formar parte de este mundo. Tal vez podamos, y deberemos, asegurar que los datos son tratados de forma correcta, pero, lo que hoy es tendencia, en breve será la norma. Y es lógico, los aportes pueden ser muy positivos.
Monitorizando al usuario: Resistance is futile
Como decían los Borg en Star Trek: Resistance is futile (la resistencia es inútil). Querer resistir a tendencias que avanzan a paso firme es afrontar una batalla que nunca se ganará. El tema de la monitorización es uno de ellos. Puede que tarde más o menos, que cada uno entregue más o menos datos, pero todos lo haremos. Sobre todo por la apuesta en Health existente.
La recolección de datos relacionados con cada uno de nosotros no es nada nuevo. Ya se hace a través de nuestro del uso que cada uno hacemos de Internet. En ocasiones, nosotros entregamos dichos datos de forma consciente y en otras de forma inconsciente. Pero ni son pocos ni serán los únicos.
Gracias a las cookies o redes sociales las compañías pueden llegar a saber mucho. Desde cuánto dormimos hasta las horas en que estamos más activos, nuestros gustos, preocupaciones, estado de ánimo… más información de la que creemos estar ofreciendo. Pero esos datos se pueden ampliar mucho más gracias a dispositivos de monitorización como los smartwatch, pulseras cuantificadoras y los propios smartphones.
Incluso a través de gadgets como AutoDietary, que pretenden ser capaces de identificar cuándo comemos sólo por los sonidos que hace cada alimento al masticar. U otros pensados para medir nuestra actividad sexual. Y es que parece que sí, que será imposible escapar a la monitorización.
Debería preocuparme la monitorización
Con tanta recolección de datos, y al igual que cualquier otra novedad tecnológica -como lo fue el GPS en los teléfonos en su día-, es lógico sentir algo de preocupación o miedo. ¿Afectará a mi privacidad? ¿Usarán esos datos de forma incorrecta? ¿Seremos ganado? ¿Merecen la pena las ventajas que aportará la monitorización?
Son muchas las cuestiones que uno se plantea cuando piensa en algo que no parece tener alternativa, sí o sí seremos monitorizados. Yo también me las hago e intento escuchar con la idea de responder a otros usuarios. Así que ahí van algunas de las cuestiones que nos planteamos con mayor frecuencia cuando el tema aflora.
- ¿Cómo afectará a mi privacidad? La respuesta no es sencilla, pero no mucho más de cómo se ve ahora afectada nuestra existencia con las tecnologías actuales. Es más, debería ser mucho más controlada, pues las compañías ya están viendo la importancia de ofrecer un nivel de privacidad óptimo. Igualmente, más allá de los datos que pueda recopilar un dispositivo de monitorización, cada uno de nosotros como usuarios ya damos más información y de forma pública de la que imaginamos. Sí, en las populares redes sociales.
- ¿Para qué quieren esos datos? Los datos que pueden recopilar dispositivos como los smartwatches o smartphones son muy variados y con el tiempo irán a más. Desde la actividad física hasta las constantes vitales y se espera que incluso lleguen a marcar hasta los niveles de glucosa en sangre. Sin olvidar los que serán específicos para determinados datos. Todos estos datos los quieren las empresas para ayudar al propio usuario a tener un mayor control de su salud y mejorar futuros desarrollos para seguir aportando ventajas.
- ¿Podrían volverse esos datos en mi contra? La respuesta es sí, pero del mismo modo que ya pueden. Me explico, en países donde se ha de contratar un seguro médico puede que tener tantos datos relacionados con la salud del usuario juegue en su “contra”. Las primas de seguro serían más altas para un paciente que no se cuida a otro que sí lo hace. Pero eso ya se hace. Es decir, si contratas, por ejemplo, un seguro de vida, verás que hay parámetros como la edad y estado de salud (enfermedades crónicas, riesgos de padecer una hereditaria, etc.) que afectan. Llegado el momento no sería más que parametrizar mejor cómo se medirá todo. Pero tranquilo, para ese momento que a veces se ve en películas queda mucho y quién sabe si habrá otras situaciones que deban afrontar los sistemas sanitarios.
- ¿Qué beneficios reales tendrá la monitorización? Más de los que imaginas, pero sin duda el apartado de nuestras vidas más favorecido será la salud. El control de la actividad, alimentos que ingerimos, contantes vitales, etcétera, nos ayudará a cuidarnos y estar más controlados. De ese modo, podremos reaccionar ante futuras enfermedades, realizar mejores seguimiento y adaptar los tratamientos de forma personalizada con total acierto.
En la balanza: pros y contras
Viendo las preguntas anteriores se aprecia que la mayoría tiene más temor que otra cosa. Es lógico, nos hablan tantas veces de los riesgos de Internet y la tecnología que terminamos por asumir que lo normal es temer y no ver las ventajas, que son muchas. Algunas de ellas ya aplicadas al deporte, donde se está logrando mejorar los resultados de forma espectacular.
Posiblemente yo siempre pecaré de confiado, pero creo en las personas y el buen uso de la tecnología que tenemos. Aunque haya excepciones. Desde mi punto de vista, la monitorización traerá algunos problema contra los que habrá que luchar, pero sobre todo muchas ventajas.
En una reciente entrevista, Tim Cook, CEO de Apple, habló acerca de su reloj inteligente. Su comentario fue que dentro de unos años la gente mirará atrás y pensará en cómo pudieron decir que no necesitaban el Apple Watch. ¿Sus motivos? Todo lo que el dispositivo hará por ti sin que lo sepas.
Por supuesto, el ejemplo o caso de Tim Cook y su Apple Watch será aplicable a Samsung con su Gear S2 o al resto de marcas de smartwatch. Y es que estos pequeños dispositivos serán pieza clave para el futuro y la salud de cada persona. La puerta de entrada a un mundo en el que otros dispositivos de monitorización mejorarán nuestro día a día.
Puede costar verlo, también es verdad que todo podría mutar, y lo que pensamos que será mediante un reloj o pulsera se lleve a cabo con una pequeña píldora. Pero va a ocurrir. Ahora sólo los early adopters o usuarios con un perfil más tech junto a deportistas están abrazando las posibilidades que ofrece la monitorización y cuantificación. Pero en poco tiempo será el resto de usuarios, los de perfil menos técnicos lo que estarán haciendo uso de uno de estos wearables que nos “harán mejores”.